//La disculpa que debe el estado//

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Realmente nunca en mi vida supe confiar totalmente en alguien, creo que es por el hecho de que todas las personas en las que debía apoyarme, fallaron o... murieron.
¿A quien engaño? No puedo decir "Eso siquiera hace falta" porque siempre quise tener al menos una persona que supiera toda clase de secretos acerca de mí; los adultos siempre decían que evitara contar demás de mi persona, que nadie era realmente confiable y supongo que yo me dejaba llevar por eso, digo dejaba, porque todo cambió en cuanto llegó Jacob.

"- El dolor del pasado se irá aliviando mientras más intentes superarlo, confía en mí."- dijo en una charla que tuvimos, días después de que yo aceptara el trabajo con los fiscales.

"- ¿Tú lo lograste?"- pregunté, con más fe en que me dijera algo negativo.

"- No por completo, pero, conforme los días pasan, entiendo más el por qué de todo"- recuerdo haberme convencido con ver su sincera mirada- "Y juntos, todo sanará, lo prometo".
Y efectivamente así comenzó a ser desde esa vez, claro que al principio me costó querer intentarlo o entenderlo, empezamos con días en los que no quise hablar mucho de algún tema o salir, pero eso fue cambiando, conforme más días han pasado, el ambiente ha cambiado y sé que yo también, mi temor se ha querido desvanecer, la forma en la que veía todo ha cambiado casi que por completo y... admito que también se han aparecido mis sentimientos por todo... por él.

- Aah...- Azúcar...?- ninguno de lo dos se aprendió la lista que su madre dijo.

- No, claro que no, ella dijo...- demonios, no puedo creer que no recuerde una sola cosa- S-sal?- al otro lado del ventanal, se apareció el hombre que vende las flores con las que Laurie prefiere adornar la casa. Es irónico que aprecie tanto las plantas que siembra ella misma como para no arrancarlas y ponerlas en jarrones.- ¿Sería buena idea...?- le señalo con la cabeza.

- Claro- sacó su teléfono- Tengo una idea, llamaré a mamá y compraré las cosas aquí, mientras tanto, ¿tú vas por las flores?- comenzó a marcarle.

- Bien, te veo afuera- él asintió y procedió a hablar con la mencionada, me di la vuelta y caminé por algunos pasillos hasta salir. Caminar sola en Newton, por unos minutos, se me hace un poco abrumador todavía, menos que antes, ya entendí que mayor parte de la justicia sabe de mi libertad y su total legalidad, así que eso no es un problema, sólo... lo sería si alguien muy involucrado al caso Rifkin, me reconociera.

- ¿Quieres los claveles, tal vez?- la mujer me señala un ramo, ya que, por obvias faltas de gusto, yo voy a escoger las menos adecuadas para decorar una casa.

- Si, por favor- incliné la vista para sacar los 10$, mientras la anciana sacaba cuidadosamente los morados claveles. - Aquí tiene- estiré mi brazo hacia ella, pero no lo notó, estaba concentrada en las nuevas noticias que se observaban desde un pequeño televisor, que, supongo, ella misma lo trae consigo. Hay un nuevo caso criminal en Massachusetts, se trata de una posible mafia compuesta principalmente por ladrones.

-...- sacudiendo la cabeza por su desapruebo, por fin se percató de que yo sigo aquí parada.- El crimen cada vez está peor en el mundo, ¿no cree?- dejé caer las monedas sobre la palma de su mano.

- Lo creo- admito firmemente- Principalmente en este estado, las cosas han estado algo... descontroladas.

- ¿Por qué piensas que viene siendo esto?- parece tener sigilo al hablar del crimen- ¿Por el desastre de....?

- De hace cinco años, cuando nos...- me corrijo- Cuando hicieron, las pruebas criminales- asiento. Lo sé, yo fui principal causante de eso, pero nada me cuesta aceptar que los criminales se están tomando como juego a la ley desde ese tiempo; empezando por lo estúpidos que resultaron ser los jueces, fiscales y abogados, también recalcan el hecho de que les faltan personas inteligentes y comprometidas para enfrentar fuertes operativos; por eso nos quieren a Jacob y a mí.- Eso...- debería disimular más que yo viví en esa situación- Eso he oído decir...- giré tras mi hombro en cuanto vi una silueta, Jacob ya había salido de las compras, me hizo una seña para poder irnos, gracias a Dios, porque ya hablé de más- Ya debo irme- miro a la mujer para sonreírle a medias- Gracias por las flores, señora... am...- no sé su nombre.

- Agnes- me entrega el cambio, iba a voltearme para ya irme- Deja de temer, Elena.- Bien ¿ahora qué? ¿Hago como si no la hubiera oído? No, porque mi reacción fue obvia. La mejor opción es solo... "permanecer como si fueras inocente", así dijo Joanna.

- ¿Cómo...- y yo soy bastante mala para seguir órdenes cotidianas. Agnes lucía bastante segura de mi identidad, pero no parece temerosa o llena de odio; esta situación me confunde cada vez más.

- Yo fui parte, de los civiles, quiénes siempre te defendieron- maldición, por poco y lo olvidaba; en verdad existían personas que estaban a mi favor.- Cambia esa cara- suelta una risa por ver mi pálido rostro- La mayoría de personas en Newton, conocen la verdad, saben que no eras o eres, mala... y en verdad, de parte de todo el estado, te doy mi más grande disculpa- no sé que responder a eso, claro que, ya no me afecta, han pasado algunas semanas en las que me convencí de eso, la separación de mis padres, retrasó por mucho la muerte de mi madre, y la mía, a pesar de haber asesinado a mi propia hermana, fue en defensa propia, sé que en el fondo, yo nunca, jamás, lo hubiera hecho solo por gusto y... se supone que aquí, los "buenos" fuimos quienes aún quedamos reunidos y con vida... pero ¿una disculpa? ¿Por qué? No estoy de acuerdo en merecerme otra cosa diferente a lo que pasó.

- Elena- Jacob debió ansiarse por mi tardía, además de mi perpleja cara. Reaccioné para verlo, él y la anciana me miraban algo confundidos- ¿Te sientes bien?- murmura, luego de unos segundos procesando las cosas, cambié la mirada, lo cuál le quitó bastante de su preocupación.

- Todo en orden- asiento con la cabeza y tomándolo de la mano- De nuevo, te lo agradezco, Agnes- le di una sonrisa más sincera para ahora sí, irnos. En esos metros hasta el auto, permanecimos en silencio, él sabe que algo me anda por la mente, pero no se va a atrever a preguntarme, se enterará hasta que yo le diga.

- ¿Te precisa mucho, llegar a casa?- preguntó mientras conducía, ahí me di cuenta de que cambió la trayectoria que siempre seguimos.

- No- el viento me quita el cabello de los hombros.- ¿A dónde vamos?

- Es tiempo de que... encuentres algo.

- ¿Algo...?- se puso bastante serio, no hay manera de que sea una sorpresa "linda".

- Siento que es mejor preguntarte antes de llegar, porque no me gustaría orillarte a situaciones en las que sólo tú misma sabes si eres capaz de afrontar...

- ¿Ah?- frunzo el ceño, eso no contesta nada de mi pregunta.

- ¿Piensas que a tu madre...?

- A mi madre... ¿qué?- parpadeo unas cuantas seguidas veces.

- ¿Le gustaban las flores que compraste?- cielos... ahora entiendo, y me siento demasiado egoísta por no haber pensado en ello antes. Los cementerios nunca fueron algún lugar de disgusto en mi lista, digo, tampoco es que iba a menudo mientras me animaba a jugar tonterías que invocaran espíritus, aún así, los considero interesantes y de muy buen lugar para tener paz... pero no he vuelto a alguno desde antes de que mi madre fuera asesinada y, por mi condena que se declaró casi al día siguiente... nunca pude saber en donde fue enterrada... 


•Secreto Criminal• //Jacob Barber//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora