//Siempre//

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- ¿No era yo la impuntual?- terminé de prepararme en menos tiempo de lo que pensé, por lo que hace más de media hora me quedé sentada en las escaleras para esperarlo.

- Recuerdo decir que teníamos una hora - afirma muy confiado, giró la cabeza para mirar el viejo reloj- Y son las ocho en punto- me ofrece su mano, tiene su punto de hecho.

- Está bien, tienes razón- lo tomé para levantarme- ¿Que llevas ahí?- pregunto al ver que llevaba una mochila, ambos nos dirigimos hasta afuera de la casa por el auto.

- Cosas- levanta los hombros.- Súbete y ponte el cinturón.

- ¿Cosas?- subimos al auto. Ignoré su última orden, insistiendo que me dijera lo que llevaba.

- Cosas, que, necesitaremos- se inclinó hacia mí para alcanzar el cinturón de seguridad y ponérmelo- Esto, puede salvarte la vida.

- No necesito que me salven la vida- digo deteniendo su manoo y tomándolo yo. Sé que para él es demasiado inútil discutir conmigo, oí como tomó un respiro con tranquilidad antes de verme seriamente.

- Ya quisieras, que yo dejara que algo te pase-. Me tentó a seguir insistiendo con eso, pero mientras me viera así, yo solo podría acobardarme ante él.
Igualmente, hoy no seré yo la que se quede callada como una imbécil; saqué ventaja de lo cerca que estábamos y sin dudarlo le planté un rápido beso, cambiandole la seguridad que traía en su rostro.

- Ya quisieras tú, que fuera tan fácil salvarme de algo- me salió una breve risa de orgullo. Bajó la cabeza con pena, procedió a enderezarse en su asiento y encendió el auto.

- Eso ya lo veremos- evita sonrojarse, siquiera él puede saber a lo que se refiere, solo está suponiendo que en algún momento mi vida va a correr el peligro suficiente para no poder salvarme sola.

- Aún no respondes lo de la mochila- bromeo para cambiar el tema. Quise abrir la ventana pero recién comienza el otoño y el frío es insoportable.

- Varias cosas.

- ¿Legales o ilegales?

- Ambas- afirma. Obviamente no me esperaba esa respuesta- ¿Esa cara que me dice?- cambió la vista hacia mí por un segundo.

- No te creo- puse una cara de incrédula. No había notado lo cómoda que me siento cuando estoy solamente con él, es algo como entre paz y felicidad, todo es mucho más divertido si tenemos el mismo humor.

- ¿No confías en mí?- él también luce feliz, que... lindo... sonrío continuamente si lo pienso de esa forma.

- Confié en ti a los 16 años, cuando me invitaste a salir de noche, apenas te conocía y pensaba que eras extraño. Creo que eso responde a tu pregunta.

- Excelente, así que, pronto llegaremos y ya verás- no iba a decirme por más que siguiera preguntando, además hasta a mí se me hace insoportable que yo insista tanto. Me recosté en el marco de la ventana para mirar los árboles alrededor, en un rato se convirtieron en casas y finalmente en edificios; habíamos llegado a Newton.- Claro- murmuro- Como no lo pensé.

- ¿Ya tienes una idea?

- No creí que volveríamos allí nunca- asiento con la cabeza. Ya estando en la ciudad, llegaríamos en nada, al inicio del sendero, el que nos lleva hasta el edificio abandonado. Dejamos el auto unos metros atrás para no ser tan obvios, caminamos algunos pasos, los que creíamos necesarios para encontrarnos con la dirección correcta, ya que a causa de una crecida cerca de árbitros, casi se había perdido por completo.- Debieron ponerla para evitar el paso- trato de calentar mis brazos frotando mis manos en ellos.

•Secreto Criminal• //Jacob Barber//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora