//El padre de la plaga//

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Mañana las pruebas comenzaban a la misma hora, dijeron que probablemente era mejor que descansaramos bien, pero a nosotros al parecer nos importó un carajo.
Eran pasadas las 12 a.m, percatandome de que no hubiera nadie, salí sigilosamente por la puerta de abajo, caminando por las frías y solitarias calles de Newton en donde solo el viento hacía ruido. Le impedí a Jacob que pasara por mi, pero él quería asegurarse de que su voz me acompañara por el camino.

- ¿Seguro de que tus padres se durmieron?- hasta mis murmuros tenían eco.

- Ya te dije que sí, solo desean salir corriendo de esto.

- Bueno, ¿quien no quisiera hacerlo?- al entrar en una calle cubierta de arbustos por paredes, bajé la vista para asegurarme de que mis pies no se tropezaran.

- No lo sé, tu hermana se veía muy feliz- bromea.

- Es porque te vio, ella aún te... qui.- unas pesadas manos me dieron un susto, tomándome del cuello y recostandome contra la pared, haciéndome soltar un respiro agitado por la impresión.

- ¿Que pasa? ¿Viste algo?- aún no había colgado el teléfono.

- Una palabra y....- murmura el hombre mientras me desliza un cuchillo por el cuello.

- ¿Ele...- me arrebató el teléfono para colgar, lanzándolo lejos de mí.

- ¿Q-qué quieres?- admito estar muerta del miedo, pero eso no impide a mi curiosa mente sobresalir.

- Eres una maldita plaga, solo puedo eliminarte... como eliminaste a Ben Rifkin.- cada vez apretaba más mi cuello, evitando que respire.

- Y-yo... no l-lo maté.- mis pies estaban de puntillas. Demonios no puedo ver quien es por la pesada capucha que trae, hace sombra ocultando sus ojos, su nariz y su boca.

- ¿Y que hay de Michelle Jones?- suelta una risa que me erizó la piel.

- .....¿Quien eres?- el filo de la navaja comenzó a presionar mi mejilla- ¡No!- pataleo con todas mis fuerzas- ¡Suéltame!

- Sh, sh, sh- deja de asfixiarme para poner su mano sobre mi boca y así callarme- No dejaré que tu hermana se vaya a la cárcel.- el dolor de el filo en mi mejilla me hizo desconcentrarme como para pensar quien era, soltando muchos intentos de gritos que en realidad sonaban como quejidos.

- Ah!- algo le dio fuertemente en la cabeza, por lo que me soltó haciéndose para el lado- Maldición!- giré la borrosa vista a la derecha, Jacob venía hacia mí.

- Ven, vamonos rápido- me toma de la mano pero realmente yo tenía bastante baja la presión, ocasionada por el frío y el dolor de la sangrante herida.

- No jueguen de listos- siquiera volteé del mareo, pero Jacob si lo hizo- En algún momento, pagarán por lo que han hecho.

- ¡¿Charlie?!- adiós al estar de pie, mis piernas decidieron sentarme en el suelo, odio la sensación de borrosidad y ahora también el sonido se me estaba yendo- ¡Es tu hija!- y todo se puso en negro. Cuando volví a abrir los ojos, estaba sentada en el lavabo de mi baño, con Jacob pasando un suave trapo para limpiarme la herida.

- Me arde- murmuro arrugando la nariz.

- Y despertaste- sonríe aliviado- Ya voy a terminar, está bien, no es una herida grave.

- Am... ¿puedes decirme que pasó? Me perdí en lo último.

- Dime hasta donde llegaste- examina mi rostro por un segundo.

- Hasta que le mandaste una piedra al tipo de la capucha.

- Bueno ah...- escurre el trapo para luego ponerse delante mío de nuevo- Cuando me dejaste de contestar, bajé rápidamente y salí a buscarte, él estaba allí casi matándote, así que le lancé lo primero que vi. -baja la mirada- Era... tu padre.

•Secreto Criminal• //Jacob Barber//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora