//Soy una de ellos//

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"En memoria de Renata Vallolet Rossen"

-...- me puse de cuclillas junto a la gris lápida, es horrible darme cuenta de lo extraña y cruda que es la muerte- Pusieron su verdadero apellido- se me sale un suspiro de alivio, el apellido Miller, es solo por mi padre, no por ella.

- Mis padres creyeron, que era una mejor idea.- él se quedó de pie, sabe que necesito mi espacio.

- Acertaron- paso la mano por las letras talladas en piedra- Mi madre odiaría arrastrar el apellido de mi padre, incluso en muerte- se me viene una especie de distintos sentimientos por recordarla, es gracioso cuando sus chistes sarcásticos resuenan en mi cabeza, pero me es nostálgico también.

- Ya lo creo- sonríe- Fue, divertido... convivir con ella- menciona previniendo no decir una idiotez.

- No diremos que fue la mejor madre- me enderezo para ponerme a su lado- Pero aunque yo lo creyera así, tampoco me ababdonó... ¿eso en dónde la deja?- lo miro en broma.

- ¿A donde prefería ella ir?

- Al infierno, claro- se nos salen algunas risillas bajas.- Nos volveremos a encontrar... eso te lo juro.

-Siempre me he preguntado, ¿yo le agradaba o...?- ríe nervioso- Era imposible saberlo.

- Te quería, mucho enserio- me balanceo unas cuantas veces- Se la pasaba molestandome contigo- admito sin dar bastantes detalles.

- Nunca faltó su extraño sarcasmo- acomodó los claveles en un jarrón ya vacío- Igual al tuyo...

- Su inteligencia, su sarcasmo... sus genes- una suave y fría brisa apareció para acompañarnos- Soy su desastrosa versión- admito entre risas, que pronto se transformaron el lágrimas, poniendo mis ojos vidriosos; su rostro sigue reflejándose claramente cuando me veo en un reflejo de vez en cuando, su voz podría sacarme una risa antes de irme a dormir y aún puedo sentir mis manos estrechadas entre las suyas, cuando hablaba en sigilo conmigo; el recuerdo que más me resuena de sus manos es cuando estábamos en el avión que nos traería a Newton, asegurando que todo estaría en orden... Demonios, enserio extraño a mi madre, ahora sé que está ahí abajo, probablemente apostando con el diablo en el pocker, así que, no lloro por tristeza o nostalgia, sino más bien es por el sentimiento de impotencia que siempre me ha quedado- Nunca pude siquiera intentar salvarla...- susurro, me llevé las manos a la cara para evitar sollozar de más.

- No lo sabías- pero cuando Jacob me rodeó con sus brazos, se me vino un riachuelo de lagrimas, corriendome por las mejillas- Estabas cansada, estresada, adolorida... casi al punto de desvanecerte, todos sabemos que te habrías arriesgado por ella- tiene razón, acéptalo- Lo sabes...¿si?- apartó un poco mi rostro para poder verme y limpiarme las lágrimas, esperó pacientemente a que yo avanzara en esto.

- Si...- me metí el cabello tras las orejas.- Yo...- giré en dirección a la tumba- Entiendo... que no fui la hija que merecía, aunque, nadie más que yo, hubiera dado la vida por ella...- cuesta de verdad, tener algo de compasión conmigo misma.

- Eso es- asiente orgulloso- Te juro que Renata lo diría.

- ¿Lo diría, diría?- lo tomé de su mano, ya es tiempo de dejarla ir. Ambos nos volteamos y comenzamos a bajar por la diminuta colina.

- Fue demasiado orgullosa para decirlo abiertamente, pero a ella misma claro que sí se lo diría- me alegra que él conociera a mi madre tanto para saber bromear sobre ello. Ambos subimos al auto y ahora sí, íbamos a casa. - ¿Esto... te ayudó en algo?- me veo demasiado pensativa, al contrario, solo siento demasiado alivio por eso.

- Apuestalo- recosté la cabeza en el marco de la puerta.

- Genial- se le salió otra sonrisa- Me gusta oírlo de esa manera.

•Secreto Criminal• //Jacob Barber//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora