Esa misma tarde salí de mi encierro. En la base no me han visto desde mi llegada, primero por que estaba en el hospital y después en esa maldita habitación.
Fui a la lavandería, lo se, extraño pero necesitaba sacar por mi misma, el olor de nuestra unión de las sábanas. Un recordatorio que no quiero. Mi cuerpo está lleno de ellos, para mi desgracia, tardarán algunos días en desaparecer completamente, y dejarme solo la sensación de que alguna vez existieron, de lo que hicimos esa tarde pero ya no está en mi presente.
Hable con el General de nuestro retorno, me entere de que por el momento nos mantendrán aquí, ya que la situación es delicada y la cantidad de efectivos muertos, y heridos, que dejó el ataque de Parwan, tiene a todas las tropas disponibles, en servicio y en alerta. Después de todo, somos un escuadrón de primera línea y nuestro deber está al frente y eso ahora es aquí.
Al día siguiente retome mis entrenamientos, al verme los chicos se sorprendieron, pero el comandante se mantuvo callado con respecto a mi reposo, así que dejaron de insistir. Entrenamos cómo cualquier otro día, los días en cama me tienen algo más lenta de lo normal pero nada que no se pueda recuperar con el tiempo.
Evito lo máximo posible a Alexander. Cada vez que se acerca a mi, lo trato de manera impersonal, lo que le molesta pero es lo mejor, mantener las distancias.
Con los días y la falta de asignaciones, más halla de las guardias, accedo a la insistencia de Vinc por reanudar las clases de Krav maga, clases a las que se sumaron Derek y Amber, y algún que otro novato ansioso por aprender tan difícil disciplina.
Croft, que es quien mejor me conoce de mis compañeros, indagó sobre la tensa relación que ahora mantengo con Alexander, más no solté nada, y se conformó con saber que nuestra relación se basa en lo estrictamente profesional.
- Scar - me llama Vinc, cuando estoy saliendo de los vestidores - ¿podemos hablar?
- ¿Pasa algo? - pregunto algo inquieta, pues su postura se nota algo decaída. Mete las manos en los bolsillos de sus pantalones y ladea la cabeza viéndome con fijesa, como si me analizara.
- No lo sé, dímelo tu ¿pasa algo? - estudio su comportamiento y su pregunta un momento, no es que pase realmente algo pero al parecer para él si.
- No Vini - le sonrío con calidez - a mi no me pasa nada. Estamos bien...
- Tu no lo estas pequeña - me corta acercándose a mi. Posa una mano en mi hombro y me sonríe - se que algo te pasa y sé también, que ese algo tiene que ver con nuestro querido comandante - ironisa con el rango - no me gusta cuando te alejas por él...
- No es solo por él, Vini - empezamos a caminar, sin un rumbo fijo realmente - son cosas mías, cosas que no puedo cambiar y él solo... Me lo recordó... Es todo.
- ¿Me dirás que fue lo que pasó entre ustedes? - sonrió con tristeza y niego con la cabeza. Hay asuntos que nunca podré abordar con nadie.
- Nada realmente. Solo volvimos a ser quienes somos, nada más - Vinc me detiene frente a las canchas, donde algunos soldados juegan con un viejo balón de baloncesto.
- No insistiré, sé que cuando estés lista, me lo dirás. Recuerda que para eso estamos los amigos, para apoyarnos y muchas veces eso implica también ser escuchados pequeña - dice al ver que no me sacara nada al respecto y deja un beso en mi mejilla, antes de unirse al juego.
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Y mi pesadilla iraquí resurgió con más fuerza que nunca, bajo el nombre del coronel Marcus Darwin. Se toma libertades que me ponen en entredicho con mis compañeros, como el detalle de que soy la única de ellos que posee una habitación aparte, o que me invite a la mesa de dirigentes durante las comidas.
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La leyenda de escarlata
Action"una leyenda no siempre es una fantasía, donde los personajes son míticos, sus actos hazañas y sus palabras sabias. La mía habla de guerra, muerte y destrucción. Pero también de algo mucho más trascendental: el amor"