⚜️Capítulo 46⚜️

396 26 3
                                    

Después del desayuno y de una disculpa pública, por parte del nuevo tuerto del clan, Ilenco me invitó a dar un paseo por la propiedad para conocerla, mientras hablábamos de nuestro futuro.

Me explico que, como ya yo lo había pensado, el matrimonio es lo más conveniente, para no despertar susceptibilidades dentro de la mafia, ya que por ley, el poder le pertenece directamente a quien sea mi esposo.

Me aclaró también que no pretende que sea una esposa trofeo, y doy gracias a Dios por ello, la decoración no es mi fuerte. Que en parte es la razón principal por la que no se ha casado todavía.

Quiere que su mujer gobierne a su lado, sin sentirse menos y sepa defenderse sola. No, que se esconda tras su poder, para hacerse respetar y tener que estar al pendiente, de que no le hagan daño. Según él, yo soy la candidata adecuada para el puesto.

-         ¿Que hacemos aquí Ili? – pregunto, viendo que nos dirigímos a las catacumbas, o calabozos, como se les llama aquí.

-         Te dije que debíamos hacer una visita – responde con simpleza, caminamos por un pasillo casi a oscuras y debo decir que el lugar huele horrible pero parece que a él no le afecta la peste. Estará acostumbrado a venir por estos lares, ya lo creo que sí – Hace unos meses, los alemanes se adueñaron de un cargamento de drogas que estaba destinado a ser distribuido en Francia - comenta sin dejar de caminar. Para nadie es un secreto que quienes surten el continente europeo, en su mayoría, son los rusos. Que los alemanes quieran la plaza, no es de extrañar, hasta donde recuerdo, es una de las que más ganancias reporta.

-         ¿Müller?

-         El mismo – nos detenemos frente a una puerta que a tenido mejores tiempos. Dave esta a unos cuantos pasos detrás de nosotros con Igor, se niega a perderme una pisada, lo cual valoro pero no se si es conveniente que este ahora mismo con nosotros – mis fuentes dicen que la información salió de uno de mis socios más cercanos – abre la madera y entramos todos.

Escaneo la estancia mugrienta y maloliente en busca de su habitante. En medio de esta, atado de manos al techo y de pies al piso, hay un hombre de fornida constitución muscular, que a pesar de los golpes en su cara y los años que han pasado, reconozco de inmediato como uno de los líderes de la bratvá. Regreso la vista a Ilenco, quien se nota complacido con el estado del individuo, pero yo lo veo sin poderlo creer.

-         ¿Es en serio Ili? – pregunto incrédulo, aún ante lo que veo – ¿Yura Pavlov? – Este asiente y señala las marcas en sus brazos, señal de que confesó. Lo estudio nuevamente en silencio y vuelvo a ver a mi ahora prometido – y si es así ¿por qué está con vida aún?

-         Por qué aún no me cuenta, que fue lo que le dijo a ese alemán bastado – escupe con rencor y es que no lo dice por insultarlo simplemente.

Verán, resulta que en Rusia, la mafia es de tradiciones muy arcaicas, pero a su vez indiscutibles. Según la tradición los únicos totalmente dignos para gobernar, son los hijos legítimos nacidos en el matrimonio y en caso de ser mujeres, quien gobernaría sería su marido, en fin. Una completa mierda si me lo preguntan.

El caso es que Adler Müller era el único hijo de sangre, sobreviviente de su apellido y este fue reconocido por los socios de su padre, al fallecer repentinamente con toda su familia en "un accidente" ya que el hombre en vida, nunca le dio su apellido, por ser un hijo nacido de una relación extra marital.

-         ¿Y no has pensado que sea por que realmente, él no fue quien te traicionó? – al estar más cerca del sujetó de nuestra disputa, este levanta la cara y al verme, igual que todo el que sabe quién soy yo, sus ojos se agradan y con apenas voz me llama.

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora