⚜️Capítulo 59⚜️

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-         ¿Idemos con la alela? – sonrió sin poderlo evitar, me fascina como habla mi princesa. Solo escuchar su voz, es suficiente para llenarme de alegría. Termino de ponerle los zapatos rojos rubí que le regalo Max mientras asiento.

-         Sí, amor – ratificó – iremos a visitarla y tal vez puedas conocer a tu tía Hanna y a… papá al fin – digo lo último, con la mejor fé de querer que todo salga bien, más los nervios me están matando por dentro, ante las distintas posibilidades.

Katherin me informó que Alexander se está quedando en su casa estos días, ya que está algo deprimido por la muerte de Ámber y ella le sugirió quedarse en su casa, para que no esté tan sólo. Como no contesta su teléfono, iré a buscarlo para hablar con él, no soporto más esto de no saber como comportarme con él y tener la certeza de cuál es su postura frente a su hija.

-         Esto ya está – digo viendo la hermosa trenza que hice en su cabello. La verdad es que no sé hacer muchos peinados infantiles pero como en mi familia las mujeres siempre mantuvimos el cabello largo, solía hacerle trenzas a mi hermana, al igual que ella a mi, así que no me resulta muy difícil hacerlo con mi hija – vamos – tomo su cuerpo para ayudarla a bajar de la cama y aunque está muy pequeña para caminar largas distancias, está en esa etapa en la que se niega a ser cargada, a menos de que ella lo pida – nosotras ya nos vamos ¿A que hora sale tu vuelo? – le pregunto a Sally cuando salimos de la habitación.

-         En unas tres horas – contesta Sally haciendo una mueca a modo de disculpa – lo siento pero es el único que conseguí para esta semana y de la oficina me están apurando, por los documentos que llevaré. Además, Max quiere que vuelva hoy mismo o vendrá por mi, según sus mensajes – nos reímos, pues mi amigo es algo intenso con eso de tenerla cerca y ya lleva dos semanas aquí conmigo.

-         Debes comprenderlo – digo cuando paro de reír – esta enamorado y a ti no se te ve tan feliz lejos de él tampoco – me rio cuando se ruboriza – bueno, no te atormentamos más con tus asuntos del corazón. Nos despedimos ahora y ya esta – me acerco a ella y la abrazo fuerte. Es una excelente persona y la quiero realmente – gracias por todo amiga mía.

-         No tienes que agradecerme nada, Scar – me dice, alejándose de mi – lo hago con gusto. Te has convertido en una verdadera hermana para mí y está princesa merece cualquier sacrificio también – sonrió cuando mi hija le tiende los brazos a Sally.

-         ¿Tía Say va con tito Max? – rio ante el comentario de mi hija, la rubia asiente y la abraza fuerte, mientras Emma le llena la cara de besos.

-         Tienes que portarte muy bien con mamá y en vacaciones, vendré a verte y te traeré un unicornio enorme de regalo, si me dice que es así – mi hija festeja feliz con la noticia y yo ruedo los ojos. Como si lo vaticinara aquella vez en la tienda de ropa, le gustan esos bichos de colores, al menos no salió tan aficionada al rosa, por lo menos.

-         Bien espero tengas un buen viaje, avisame cuando llegues para saber que todo está bien – digo, recibiendo a mi hija y dejando un beso en la mejilla de mi mejor amiga – salúdame a Max cuando lo veas. Los vamos a echar mucho de menos pero espero ir a visitarlos en alguna oportunidad.

-         Y nosotros a ustedes también las vamos a extrañar – me da un último abrazo con los ojos llenos de lágrimas, las mías las mantengo a raya, parpadeando con rapidez y nos deja ir después de otra serie de besos por parte de Emma.

En el camino trato de pensar como llevar la conversación en calma con Alexander. No sé como lo tomará o más bien, me da temor su reacción ante la niña. No me preocupa lo nuestro, si lo hace. Es solo que si decide que ya no damos para más, lo respetare. Después de todo, yo fui quien lo dejó y la última vez, nadie me presionó para hacerlo.

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora