⚜️Capítulo 21⚜️

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Pará ironías de la vida, está. Sábado por la noche, sola en casa, Emma está con Silvia, se supone que no sé que están en una fiesta pero ya ven.

María no viene hoy, y con mi extremadamente buena vida social, nótese el sarcasmo, no tengo nada mejor que hacer, que celebrar mi cumpleaños número 28, viendo películas repetidas de la televisión, comiendo chatarra, aunque no me gusta mucho la última parte. Si, bastante aburrido, lo sé.

Mis compañeros intentaron acercarse, después de nuestra charla en la sala de tiro pero el estar siempre ocupada, los mantuvo alejados. No quise pensar mucho en lo que les dije ese día, pues dije lo que sentí y pensé en ese momento y punto. Si les dolió, molesto y ofendió, no es mi problema.

Creo que sospechan que algo no va bien, Lara terminó siendo quién desvía la información de la investigación, así como también, sospecho que fue ella quien instaló dispositivos en los computadores, qué borran la información relacionada con el caso, antes de ser revisada. Ha intentado ingresar a mis archivos, en varias ocasiones pero “mi amigo” el que instale aquella vez que discutimos en la sala de tácticas, me avisa cuando lo hace y la manda a una copia fantasma de mi computadora, todo para que no sospeche nada, aunque creo que ya lo hace.

Por otro lado, ya tengo lista la investigación, y mis horas de instrucción, ya están completas. Así que si todo sale bien, seré como su ángel guardián pero desde las sombras, pues según Benjamín me gané, por lo menos, unas merecidas vacaciones y las disfrutaré con Em, pues coinciden con las suyas escolares. Aunque también hablamos de un traslado. No me gustaría estar lejos de Emma pero siendo objetivos, ella ingresará al programa el próximo año y ya no importara si estoy aquí o no.

De todo esto, lo que más me duele es no tenerlo a él de mi lado. ¿Como me volví una copia barata de Skarleth Volkov en sólo un año?, no lo sé pero no me gusta para nada.

Mi celular me alerta de una notificación, es de Emma. Abro el mensaje y debajo de una foto dice “¿lo conoces?” abro la imagen y mi corazón se encoge. En la esquina de una calle cualquiera, semiacostado sobre unos escalones, y al parecer, bañado en su propio vómito, esta Derek.

De un salto me levanto del sillón y le envío un mensaje a Emma, para que me de su ubicación y para que no lo pierda de vista. Me pongo lo primero que encuentro, unos jeans ajustados, camisa de cuello alto y cazadora de cuero negro, con mis botas de combate y listo.

Voy tecleando con Emma para que no lo deje solo. Están a poco más de ocho cuadras de mi casa pero el tráfico es un asco los fines de semana, por mucho que haga frío, la gente insiste en salir, por lo que demoro más de media hora en llegar. Doy un volantazo más y aparco junto a las chicas.

-         ¿Que paso? – inquiero, pasando junto a ellas. Le tomó el pulso a Morgan y lo noto un poco débil – Emma, háblame.

-         Estábamos en em… ¿el club de enfrente? - dice dudosa - lo vi salir. Se me hizo conocido, así que lo seguí hasta aquí. Después recordé que lo vi en una foto de Instagram contigo y por eso te mande el mensaje – asiento por que sé que no me miente. Le escruto los ojos al enfermo y veo sus pupilas muy dilatadas. Conozco estos síntomas.

-         Ayúdenme a subirlo a la camioneta – les pido y entre las tres, lo acomodamos en los asientos traseros. Espero que no se caiga de ahí – bueno chicas, yo me encargo desde aquí, gracias por todo. Ustedes regresen a la fiesta.

-         Scar yo…

-         Emma, ahora no tengo tiempo pero tranquila, siempre supe donde estabas – me ve sorprendida y Silvia suelta a reír

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora