⚜️Capítulo 8⚜️

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Pasé tres días con sus noches ahí. No comí nada, me limite a tomarme el agua que me pasaban, junto a un pan duro, poco apetecible, la verdad no tenía apetito.

Las pesadilla volvieron, y con más fuerza esta vez, las imágenes de lo que me atormenta el alma, se hicieron presentes cada noche y doy gracias por que estaba sola y no desperté a nadie, era la única en detención.

Ahora voy de camino a las cabañas, ya que hoy finalizó mi reclusión, cuando el chillido ensordecedor de una chica llama mi atención. Miro en dirección a la entrada del edificio administrativo, en el momento justo que una maraña de pelo cobrizo, sale disparada, se aferra al cuello de Alex y después, le planta un beso en la boca, que nos dejó en shock a quienes presenciamos la escena.

Él la sostiene de la cintura, pero no la aparta, como si no supiera que hacer. Mi vista viaja de ellos a Benjamín, quien está sonriente ante la demostración, pero su gesto se disuelve cuando nuestros ojos se encuentran. Lleno mis pulmones de aire y obligó a mi cuerpo a reaccionar. Le dedico un leve asentimiento, antes de girar y volver a lo mío. Camino a toda marcha hacia la cabaña de los Alfa. Cuando ingreso, todos se quedan en silencio, les doy un saludo general, más yo no veo a nadie.

Voy por mis cosas bajo su atenta mirada y me adentro en los baños. Por hoy no entrenare, debo ir al hospital, pues mi cadera me esta matando y sospecho que otras partes de mi cuerpo, que antes no dolían, también están magulladuras. De seguro por el tirón de la cuerda.

Me ducho y me cambió encerrada para evitar las miradas alarmadas sobre mis golpes, pues el recuerdo del arnés, se marcaba en mi piel a morados y mi cintura esta completamente envuelta por un hematoma casi negro.

Salgo igual que como entre, sin mirar a nadie. Alexander debe entregarme mi arma y mi placa, pero esta ocupado con su visita, así que en lo que se desocupa, voy a conseguir que me atiendan.

Llego al establecimiento médico y un doctor, de mediana edad, me revisa como ya lo hizo Alan. Acomodan mi cadera, por eso era que dolía tanto, me revisan los golpes y desinfectan los cortes. Después de otra receta llena de pastillas, al fin me dejan ir. Ya es medio día así que voy al casino. Estoy famélica después de tres días sin comer.

Llego a la misma mesa del primer día que comí con los Alfa y me siento en silencio. Por primera vez desde que llegué aquí, estoy comiendo sola y pensé que se debía a que los chicos aún no llegan para su comida, pero cuando me levanto para dejar la bandeja en su lugar, los veo en otra mesa, más a el centro del salón, y Alex tiene a la chica de la entrada, sentada en las piernas, aunque a pesar de la alegría de la pelirroja, él no se ve contento. Vinc es el único que me ve, le regalo un asentimiento y salgo de ahí.

Vuelvo a mi rutina, como siempre. Thomson me tiene enferma, con la narrativa de la misión y los cadetes no dejan de hacer preguntas al respecto. Cuando mi clase acaba, me quedo en el campo de tiro. Aún estoy molesta, pero más que con la actitud del equipo, la manera como me mintieron. Cada vez que recuerdo las palabras de ese idiota, la ira crece aún más ¿Como fui capaz de caer con algo así? y todavía se enoja por que me voy de misión.

-         Nos dijo que eso había acabado – la voz de Croft me llega desde un lateral y volteo para confirmar que es él.

-         Tienen que dejar de hacer eso, los voy a lastimar de verdad como sigan así – exclamo irritada. No me digno a mirarlo más de lo necesario, para que no vea cuanto me afecta esto – ¿A que te refieres? – sé a que se refiere pero no voy a darle más importancia de la debida. Vuelvo a lo mío y suelto el siguiente disparo.

-         No te hagas la tonta conmigo – me regaña – pensé haberle dejado claro, que si te decía algo de lo que siente, es por que no quería jugar contigo y resulta que aún está con Clara…

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora