Tres años después...
En algún lugar de Tokio, Japón.
Mi corazón va a mil, siento la adrenalina correr por mis venas, mis pulmones arden por la lucha de mantener el aire en circulación, mis músculos ya empiezan a doler, por la carrera constante y toda la actividad reciente. Estoy empujando mi cuerpo al límite de su resistencia, pero es así como logro sentirme viva, al menos por un instante. Mientras dure.
Tengo el objetivo cerca, lo puedo ver. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse lejos de mi y evadirme, logré alcanzarlo y dar de baja a sus guardaespaldas para solo dejarlo a él, corriendo en un vano intento de prevenir lo inevitable.
Es el último por atrapar y como todo gran jefe, un maldito cobarde, debe huir para poder seguir a la cabeza de su organización, sin importarle un carajo, cuantos cayeron por él.
Y la verdad es que no importa cuántos hayamos matado o encerrado, si él sigue libre, sus negocios seguirán intactos y eso es algo que no puedo permitir.
- Ross. Es un callejón sin salida - me avisa emocionado, uno de los dos chicos que hacen parte de mi equipo, por que sí, Ben al fin consiguió que formará uno pero en este solo somos tres, no necesito más nadie.
- Martínez, ve por atrás. Asegura el perímetro y mantente alerta por si se me escapa - lo alcanzo al fin y al verlo tratar de trepar el muro, acelero mi carrera un poco más. De un salto me cuelgo a su cadera, tiró de su cuerpo y lo arrastro conmigo en la caída, para soltarlo de inmediato, rodar y ponerme en pie de un salto - Takeshi Yamamoto, estas detenido en nombre de...
- 私を生きて捕まえたことがない。アメリカのスカム (jamás me atraparas con vida. Escoria americana) - espeta con burla en el idioma nipón, blandiendo su espada en mi dirección.
Sonrío complacida. Estos tipos me la ponen muy fácil. He vuelto a ser una sádica asesina, en parte por eso es que había dejado mi espada en casa, la sangre y ella, son inseparables. Cuando la empuño, vuelvo a ser Skarleth Volkov, la calavera sin alma a la que todos temían y aún lo hacen. Queremos su sangre, y también mi conciencia ahora esta de acuerdo con el demonio que me susurra al oído.
- ご存知ですか? (sabe señor?) - rebato con sorna, sin perder la sonrisa y saco mi katana lentamente, disfrutando del momento en que sus orbes comprenden lo que sucede. Su rostro se torna incrédulo al verla, sus ojos reflejan duda ante su presencia, miedo a su significado y eso me agrada más de lo que es debidamente sano - 彼は何かについて間違っている。私はアメリカ人ではありません。私はロシア人で、彼らは私をスカールと呼ぶ (en algo se equivoca. Yo no soy americana. Soy rusa y me llaman Escarlata) - el primer choque de metal resuena en el callejón y da inicio a nuestra lucha.
Quería capturarlo vivo pero Yamamoto es de esos hombres que prefieren morir en su ley, antes que ser encerrados en una cárcel extranjera. No se rinde hasta que mi espada atraviesa su pecho, justo donde esta ubicado su corazón, y se desploma ante mí, cuando la retiro de su cuerpo.
- Objetivo abatido. Regresen a punto de encuentro. Carusso, avisa a limpieza, dales la ubicación del cadáver, recoge todo y pide extracción para dentro de una hora - indico mientras cierro los ojos de mi última víctima. Ya no me pesa tanto matar, no después de él.
- ¿Tan pronto? - resonga Martínez, haciéndome rodar los ojos. Sus ganas de jugar al turista me tienen cansada, es así a cada lugar al que vamos - oh. Vamos Ross... llevamos una semana aquí y ahora que ya cumplimos nuestra misión, podemos descansar. Salir a conocer...
- Estamos hablando de un jefe de la Jakuza, Martínez!!! No de un distribuidor del Bronx - lo reprendo, mientras sigo limpiando la hoja de mi espada, antes de guardarla en su funda - si deseas quedarte para que te encuentren sus seguidores y te cobren su muerte, pues hazlo. Yo me largo hoy mismo... quizás Carusso quiera...
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La leyenda de escarlata
Action"una leyenda no siempre es una fantasía, donde los personajes son míticos, sus actos hazañas y sus palabras sabias. La mía habla de guerra, muerte y destrucción. Pero también de algo mucho más trascendental: el amor"