- ¿De verdad estará bien? - pregunta por enésima vez David.
Estamos a las afueras del aeropuerto de Moscú, como a un kilómetro más o menos y aún se niega a dejarme ir sola. Salimos de casa de los Romanov, con el cadáver de la chica del servicio, que sería yo. Le dije donde llevarlo para que el trabajo fuera discreto y rápido. Así se salva de de otro trauma, por tener que trabajarlo sólo, ya que ni siquiera Igor, sabe de esto.
- Ya te dije que sí - repito, al verlo dudar por dejarme en la carretera - no puedes entrar ahí conmigo. Hay cámaras y te aseguro que los dueños de la casa de seguridad donde entraste, ya te están buscando. No voy a permitir que te atrapen por algo tan estúpido. Además, me sé cuidar sola David.
- Es que igualmente está muy lejos - réplica - llévese el auto y déjelo en el parking. Puedo arreglármelas para volver y después mando por el, o vengo yo mismo - me frotó la cara frustrada, es como pelear contra una pared, o un espejo, según como lo veas.
- Dios... pero que terco eres - exclamo, hastiada de la situación - es un maldito kilómetro, ni siquiera está nevando... Ya basta!!! - lo detengo, antes de que vuelva a empezar con sus quejas - me llevaré la maleta, y me iré a pie.
- En su estado puede...
- David Martínez... estoy embarazada, no lisiada, así que no te atrevas a usar esa excusa - lo reprendo - he caminado distancias peores y lo sabes.
- Sí pero no estando embarazada - me vuelvo a frotar la cara. Es desesperante este niño, recuerda que no sabes si lo volverás a ver, la perra tiene razón. Respiro profundo invocando a mi paciencia y después lo miro.
- Dave, escucha. La única manera de que me vaya tranquila es saber que te dejaré bien. Y si entras ahí conmigo, me mataré la cabeza todo el viaje, pensando en si alguien nos vio juntos y te pueda pasar algo. Y lo mismo pasará si te dejo aquí tirado. Puedes esperar a que llegue allá, se ve la entrada desde aquí - sus ojos aún tienen dudas - acabas de dar tu vida por la mía, déjame hacer, por lo menos esto, por ti. Te lo debo, ahora llevas mi marca y de cierta forma, eso te condenó a vivir entre demonios - le suplico.
- Esta bien - casi grito de emoción por su rendición. Llevamos más de 30 minutos en esta discusión absurda y ya estaba pensando noquearlo para poder irme en paz. Me engancho a su cuello y lo atraigo hasta mi, para abrazarlo, lo voy a extrañar. Cierro los ojos al sentirlos húmedos de nuevo - cuídese Scar.
- Y tu también mi niño. Si algún día me necesitas, sabes donde encontrarme - le recuerdo pero el niega sonriente.
- No arriesgare a ese niño después de lo que nos costó sacarla de aquí. Además el comandante me mata, como los ponga en peligro - me río un poco pero evado sus ojos, no sé si Alex este en mi futuro - ¿puedo hacerle una última pregunta, antes de que se vaya? - lo miró extrañada por qué no me está mirando, debe tener alguna duda de lo que pasó hoy.
- Soy tu maestra, mi deber es despejar tus dudas, así que dispara - no le doy muchas vueltas al responder, después de todo, no lo volveré a ver. Sus ojos se mantienen lejos de los míos, está pensando bien sus palabras para no tocar fibras sensibles, siempre es así con él.
- En el ritual, el otro calavera mencionó algo que no comprendí, pero dijo que era afortunado por no pasar por eso - por el otro calavera, se refiere a Kain y no sé que le escucho decir, que lo tiene tan pensativo pero tratándose de Pavlov puedo esperar cualquier cosa - ¿como fue su ceremonia? Sé que la mía no fue completa, porque él lo menciono cuando me tatuaban, pero lo que no sé es ¿Cuál fue la diferencia? - ahora son mis ojos los que evaden su mirada. Bajo la cabeza y suspiro al recordar como obtuve mi tatuaje.
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La leyenda de escarlata
Action"una leyenda no siempre es una fantasía, donde los personajes son míticos, sus actos hazañas y sus palabras sabias. La mía habla de guerra, muerte y destrucción. Pero también de algo mucho más trascendental: el amor"