⚜️Capítulo 47⚜️

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Aunque no lo reconoceré jamás en voz alta, el Undergroun es la parte de todo esto que me gusta.

La arena en la que se enfrentan asesinos, mercenarios, bandidos o simples luchadores callejeros, es enorme. En donde la sangre que corre, es la fortuna de quienes logran vencer.

Me pican las manos de solo ver el estadio lleno de gente efusiva, gastando su voz en apoyar a algún luchador, sea por pura fé o para no perder su apuesta. Esto es increíble y mi corazón salta de emoción ante la imagen.

- Se te ve feliz, printsessa - comenta Igor, con la misma sonrisa tonta que yo en la cara.

- Es que esto si me emociona, me trae buenos recuerdos - se rie de mi tono infantil, pero es que la felicidad me tiene sobrecogida - ¿puedo luchar yo también? Di que si... Prometo no matarlo... Y ser rápida...

- Si eso llega a pasar, Ilenco me mata a mi, por dejarte hacer tal cosa, así que no - me reprende haciéndome rodar los ojos.

- Pero él no está aquí, Igor - replico fastidiada - además, hasta donde me dijo, podía hacer lo que quisiera.

- Pero no pelear con cualquiera. Eres su mujer....

- Aún no lo soy - lo señalo con mi dedo. Desvío la vista, a donde ya sacan al primer derrotado de la noche - además, si no golpeó a alguien, en serio...

- Oye, ya me golpeaste a mi hoy - se queja, ofendido Dave que también esta al lado del ruso. Ruedo los ojos otra vez. Por dios que dramaticos son.

- Eso no fue en serio pero si no lo hago aquí, terminaré haciéndolo en casa y ya vez como terminó el desayuno - ahora quien rodea los ojos es el castaño. Aún no me dice nada de su parentesco con el tuerto pero sé que muy feliz no está, con la nueva condición del chico.

- Está bien - claudica haciéndome saltar de emoción. David se ríe de mí loco comportamiento infantil y al castaño no le queda de otra que sonreír también - pero sí se entera, tu le haces frente. A mí no me entrenaron como a una bestia...

- Da la impresión de que lo hicieron como a una nena. Llorón. Ya deja de resongar y ve a inscribirnos - apuntó, ganandome un gruñido de su parte. Se gira para ir con el organizador, pero a medio camino, se detiene y me mira inquisitivo.

- ¿Algún nombre en especial para ti printsessa o dejamos que las multitudes te bauticen? - mi sonrisa se ensancha aún mas. Observo a David y este tiene una igual de grande que la mía. Los dos giramos a ver al castaño y...

- Escarlata - contestamos al unísono.

Esto es realmente reconfortante. Golpear sin piedad o temor a matar, por que si te contienes, corres el riesgo de que tu contrincante no lo haga y seas tú el que acabe en una tumba, por que aquí, las peleas son a muerte. No mate a nadie, pero si los dejé para sala de urgencias.

Tuve dos encuentros, de los cuales el primero no me costó absolutamente nada vencer. Estuvo demasiado confiado con mi baja estatura y mi constitución, aunque soy puro músculo y más solida que muchas, contra un hombre, me veo menuda.

En el segundo si que me prendí. El tipo es un troglodita de casi dos metros, sin escrúpulo alguno por tener que golpear a una mujer. Me dio batalla y no se contuvo ni una pizca, más aún así, solo alcanzó a golpearme una vez en la cara y eso bastó para que mi demonio interno despertara y lo acabará.

A David le fue bastante bien también en sus combates. A él le costó mucho más que a mí al principio y no por qué sus oponentes fueran más complicados que los míos, es por que se contiene, pero cuando se vio en peligro real, no tardo mucho en acabar con todos sus contrincantes. Además de que ya sabemos como llamarlo, aquí lo apodaron el Mexicano.

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora