⚜️Capítulo 45⚜️

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El mundo funciona de maneras tan extrañas, que hay situaciones que no tienen ningún sentido, si me lo preguntan.

La última vez que pise esta casa, las paredes estaban teñidas de sangre, una que yo misma derrame. Ahora, aunque aún se puede apreciar algo del sentido opulento de los Romanov, también puedes ver la simplicidad moderna, sin perder la elegancia en cada estancia, un rasgo típico de su actual dueño. Ilenco hizo las cosas bien estos años, pienso.

La puerta del dormitorio es abierta y aún en la penumbra que predomina en la habitación, puedo percibir los varoniles rasgos del ruso. Siempre fue muy alto, diría que igual o más que el comandante, pero a diferencia de Alex, Ilenco posee el porte propio de un demonio enmascarado, a pesar de sus tatuajes, los cuales avarcaban gran parte de su piel y con los ojos negros más gélidos que pude haber visto jamás, en conjunto con el cabello tan negro como las plumas de un cuervo, nadie creería cuanta crueldad habita en él, a menos de que lo veas directo a los ojos y seas capaz de ver más allá de sus hermosas facciones. Una cruel fantasía, así podría ser descrito.

-         Para ser el boss de la bratvá, tu seguridad da pena Romanov – digo burlona, haciéndolo congelar en el acto y poniéndose en alerta, ante la incertidumbre de lo desconocido. Me apunta con su arma, justo en el momento en que David acciona el interruptor de la luz, dejándolo ver quién es la intrusa, mientras mi protegido también le apunta. Sonrió de lado, al ver sus ojos tan grandes como platos y sus facciones mostrar la incredulidad que mi presencia le genera. Es más grande de lo que recuerdo, cierto y también tiene mucha más tinta – hola Illi.

-         Printsessa (princesa) – susurra, aún impactado con mi presencia. Sí, es irónico que casi todos mis conocidos de antaño, incluyendo a mi hermano e incluso a Ben, me llamasen princesa, pero al ser de las pocas mujeres del círculo de asesinos calavera, y provenir de una de las familias más poderosas de la mafia, era blanco de apodos cariñosos, según ellos, por mi belleza y origen.

-         Ya deja de verme así. No soy un puto fantasma, aún. Soy de carne y hueso, y te lo puedo demostrar cuando quieras... – la sonrisa que por años comprimió mis entrañas y ponía a mis hormonas a festejar de júbilo por ser testigos de ella, se hace presente, aunque ya no tiene el mismo efecto, haciéndolo ver como el chico malo que es, y no saben cuán malo puede ser. Suelta una seca carcajada y sus ojos brillan en reconocimiento.

-         Skarleth Volkov, llevó años sin saber de ti ¿como esperas que no piense que eres una aparición divina? – ruedo los ojos, me pongo de pie y voy a su encuentro, para darle un breve abrazo, que él prolonga más de lo que me pudo gustar alguna vez – mírate, más bella que nunca… sabía que no estabas muerta. No es fácil matar a una calavera y menos a una roja.

-         Eso dicen – hago una mueca. A pesar de ser de familias enemigas, los Romanov eran parte de la organización, por lo que al ser una calavera, igual que yo, a Ilenco le corresponde el color negro que representaba a los Romanov, más ahora que es el pakhan, su color seria el rojo, pero el sigue siendo un calavera negra, hasta entregar su marca. Y su marca es, algo más dramática que la mía, pues avarca toda su espalda.

-         ¿Y él quien es? – pregunta señalando con su cabeza a David, quien aún le apunta con el arma. Le hago señas para que la baje y se acerque.

-         Ili, te presento a David, aún sin apellido y en busca de su apodo. Considéralo algo así como  mi pupilo. Si cataha lo permite, será el próximo calavera roja – el ruso le tiende la mano, la cual Martínez toma sin dejar de verlo a los ojos – Dave, este es Ilenco Romanov, el Pakhan de la mafia rusa y antigua calavera negra – me río un poco, cuando por sus ojos pasa la realidad de quien es mi supuesto amigo.

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora