Tres días. Han pasado ya tres días, en los que me he tenido que hacer cargo del equipo. Aquí cada quien sabe que hacer pero cuando surgen los problemas, es a mi a quien acuden y todo sería mas fácil, y llevadero, si los idiotas que tengo por compañeros, se comportaran un poco.
Si hasta Lara se desató golpeando a una sargento, según ella, la llamó perra Alfa. Una disputa estúpida en la que me tuve que meter, pues mi ahora amiga, casi la manda al hospital con un brazo roto.
Castigos, reprimendas y más papeleo. Ahora se por que era mejor seguir de teniente pero en lugar de eso, me hayo estresada entre tanta formalidad y eso que no soy la comandante.
El coronel de esta base, es algo así como Ben, no me ve como menos y tampoco como producto para su cama, lo cual agradezco, y esto hace qué dicho papeleo no sea tan estricto o exigente. No negaré qué he usado eso a mi favor pero también sé que en algún momento me lo cobrará.
Me frotó la cara con cansancio. He terminado el reporte de seguridad, en el que no encontramos nada, alrededor de la base. Me quito la cazadora del uniforme y estiro los brazos sobre la cabeza, me apetece una cerveza pero en nuestro dormitorio no hay, así que me levanto dispuesta a ir por una y salgo del lugar con rumbo al comedor.
Es una base militar y aunque no es permitido alcoholizarnos, estando tan lejos de casa y en medio de la guerra, se saltan algunas restricciones para mantenernos contentos.
A unos cuantos metros de alcanzar mi destino, un brazo se cierra sobre mi cuello. Por reflejo giro el cuerpo encajando mi codo en las cosillas de mi atacante, logrando que me suelte al instante, pero no lo dejo llegar al suelo, lo tomó del antebrazo, pasando por debajo de él, llevando la extremidad a su espalda y golpeó la parte de atrás de su rodilla para que, ahora si, caiga sobre ellas frente a mi, aún con su brazo en mis manos y conmigo a su retaguardia.
- Mierda, Scar!!! - exclama una voz, que conozco pero no reaccionó aún - me partirás el brazo. Suelta!!! - se queja otra vez y lo suelto, al tiempo que le golpeó la cabeza con la mano abierta.
- Y la cara también por ser tan idiota - espeto con molestia. Se incorpora moviendo el brazo y sobando su cabello con la otra mano.
- Aún no pierdes el toque ¿eh? - me sonríe para después darme un abrazo, que no correspondo - oh vamos, no te enojes...
- Es que escogiste un mal día para tus bromas - digo y lo rebaso para ingresar al casino, ignorando las miradas curiosas. Máx me alcanza y camina a mi lado, saludando a algunos colegas a nuestro paso.
- ¿Puedo saber por qué todos te miran como si temieran que les disparases en cualquier momento? - la burla en su voz, me dibuja una sonrisa, mientras esperamos en la fila.
- ¿Será por qué ya lo hice con algunos? - se ríe por qué sabe que no miento. Veo ingresar por la puerta a Marcel, y el muy cobarde le rehúye a mis ojos - y por qué aún me faltan otros...
- Mierda mujer... debes calmarte - me dice y aunque su tono es divertido, sé que me lo dice en serio - juraría que puedes llegar a matar a alguien con esa mirada, por lo menos de un susto...
- Es que por culpa de ese petardo estoy aquí - le digo, cuando mira donde yo lo hago - no estaría hundida en trabajo burocrático sino fuera por él, y se salva por que esta el General aquí, más debe rezar y congraciarse antes de que se vaya. Aunque por lo menos de una paliza no se salva...
- Se me olvidaba que eres vengativa - su comentario me lleva a mirarlo mal, se porque lo dice y que haga referencia a ello, no me hace nada de gracia. Levanta las manos en rendición y sonríe, ahora un poco nervioso - calma fiera, que yo no te he hecho nada.
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La leyenda de escarlata
Action"una leyenda no siempre es una fantasía, donde los personajes son míticos, sus actos hazañas y sus palabras sabias. La mía habla de guerra, muerte y destrucción. Pero también de algo mucho más trascendental: el amor"