⚜️Capítulo 16⚜️

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Dolor. La definición de esa palabra, creí conocerla a la perfección. Fui entrenada a base de ella. Sé lo que es tener tanto frío, que te llega a doler hasta respirar. Estar suspendida, anclada de manos y pies, y ser usada como saco de boxeo, hasta dislocarte las extremidades ó molerte los huesos a puñetazos. Que cincelen tus uñas, por debajo de ellas, hasta arrancártelas de raíz, para después quebrarte cada uno de los dedos.

Me han sacado muelas, azotado, golpeado, estirado, disparado, violado, apuñalado, estrujado, y un sinfín de cosas más, de las que por fortuna no me acuerdo ahora. Creo que en parte gracias a todo eso, es que nunca fui atrapada, por temor a vivirlo de nuevo. Por que, para despejar todas sus dudas, gran parte de esto, lo viví durante mi entrenamiento, para la mafia rusa.

Y se estarán preguntando ustedes ¿cómo es que a eso se le llama entrenar? Pues eso es lo que fue para mi, desde que tuve uso de razón. No tuve familia, tuve un clan. No tuve padre, tuve un Boss. De mis tres hermanos, a la única que pude ver crecer, fue a Emma y a escondidas. Nikolay, mi hermano mayor, era un déspota, presumido y narcisista, al que papá preparo desde su nacimiento para recibir el poder a su retiro. Era frío, cruel, arrogante e inmisericorde. Nunca fue mi hermano, fue mi Pakham. Y mi hermano menor Reiko, jamás lo cargue, lo vi muy pocas veces y de lejos.

Pero nunca extrañas, lo que nunca llegas a tener. Echar de menos a la familia, a un ser querido, es más bien el echo de estar acostumbrado a su presencia, pero si nunca estuvo ahí, no existe un sentimiento de ausencia.

Y ahora, a mis 27 años, después de una discusión absurda, donde el único hombre que a despertado en mi, el deseo de experimentar algo nuevo, muestra su verdadero rostro, siento como si me faltara el aire, como si me exprimieran cada gota de sangre que alberga mi corazón, con ambas manos y aún así, tienes que seguir usándolo. Duele y mucho.

Como era de suponerse, sus días de reposo en el hospital se terminaron. Aún no puede hacer mucho esfuerzo físico, pues el exceso de fluidos en su cuerpo, retraso el proceso de cicatrización, por lo cual ahora luce una faja que debe usar en todo momento, para evitar desgarros u hernias. Así que mantiene reposo pero en nuestros dormitorios.

Y he de apuntar, que a los pocos días de haber sido dado de alta, una despampanante morena, de ojos verdes y labios hinchados, la cual creo que es teniente, hizo aparición en el dormitorio, siendo yo la desafortunada alma, que los encontró follando en su cama y la imagen se grabó a fuego en mi cabeza.

Trabajar con él, es todo un dolor de cabeza pero finjo indiferencia para poder sobrellevar la situación. A los chicos no les cae muy bien la teniente, es algo pesada con las mujeres del equipo pero sobretodo conmigo, lo que tiene a todos, incómodos con su presencia.

- ¿Dónde están los documentos que llegaron ayer? - inquiere, cortante mi jefe. Yo sigo en lo mío, ya que lo que requiere no es mi responsabilidad y tampoco es a mi, a quien se los pide.

- ¿Cuáles documentos? - pregunta Lara desconcertada. Aunque no me giro, también quedó como mi compañera, pues sé que esos documentos llegaron al correo de nuestro equipo, el día de ayer pero que ella no los tenga es extraño, peor aún siendo la encargada de la información digital.

- ¿Pues cuáles van a ser Novoa? Los que mi padre envió ayer al correo de los Alfa. Yo los vi en la bandeja de entrada anoche pero hoy, ya no están y los necesitamos para seguir avanzando - explica Alex, cada vez más alterado.

- No sé de que me hablas, mira - ahora sí, me giro hacia ellos, comprobando que le muestra algo en su computadora - esto es todo lo que llego ayer Alex. A lo mejor era tu correo personal...

- No Lara - la corta, ya enfurecido - esto es de trabajo, no tiene lógica que lo envíe a otro lado, cuando mi padre siempre nos manda los documentos del caso, a nuestros correos militares. Además, no he abierto otro correo, que no sea este, desde que salimos de casa - termina por cerrar su computadora, de mala forma.

La leyenda de escarlata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora