Bela Solovieva:
Después de todo lo sucedido con Fredek, la verdad era que lo que menos esperaba esa poder sentir que mi vida volvía a la normalidad. Desde aquella noche en que Maksim me pidió ser su novia, las cosas han cambiado bastante, para bien.
Suele pasar bastante tiempo de calidad conmigo, igual que Alexei. Me ayuda con mis trabajos aunque al final lo arruine todo, me acompañaba al supermercado a hacer las compras, e incluso intenta cocinar para mí, aunque la ultima vez casi tuvimos que llamar a los bomberos. Suele quedarse a dormir muy a menudo, pero la mayoría de las veces, confieso que no nos limitamos a dormir.
No hemos tenido noticias de Fredek y Maksim, prefiere no tocar ese tema conmigo pues dice que mientras menos sepa de este negocio, mejor. En cuanto a Fiodor, tampoco me quiso decir qué hicieron con su cuerpo y esa fue la razón de nuestra primera pelea como pareja. A pesar de todo, era mi amigo y lo menos que podría pedir por él después de tantos años, era un entierro digno.
Aquella conversación culminó con un Maksim enojado y fuera de sus casillas y yo negada a ceder ante él. Al final se fue del apartamento dando un portazo para luego regresar en la noche llorando arrepentido.
Quitando esa situación, realmente hemos sabido llevar muy bien esta relación en lo que va de las últimas semanas.
Me encontraba saliendo de la universidad, hoy volvería a casa caminando porque necesitaba comprar unos materiales y no quería quitarle su tiempo a Alexei. Caminé aproximadamente unas dos cuadras hasta llegar a mi destino. Ingresé a la tienda y fui directo hacia el pasillo donde sabía se encontraban los primeros materiales de mi lista. Llegué justo a la sección que necesitaba y quedé fascinada con la variedad de colores que habían. Miraba fijamente y totalmente concentrada en busca del color que más me gustara.
—Yo que usted elegiría el gris. —me sobresalté. No habiendo notado antes la presencia de la persona a mi lado—. Si es para piso exterior, el gris es el color más indicado para lograr el contraste adecuado. —añadió.
Miré nuevamente a los colores y me di cuenta que tenía razón.
—Gracias. —agradecí mientras tomaba algunos trozos de ese color—. ¿Es usted arquitecto? —pregunté. Curiosa.
—No, no. —dijo riendo—. Mi jefe sí. Pero ya sabes, me toca hacer todo el trabajo forzoso por él.
Ambos reímos.
Mi teléfono sonó, me disculpé con la persona a mi lado y tomé el aparato entre mis manos. Era un mensaje de Alexei, en toda mi prisa se me olvidó avisarle.
—¿Pasa algo señorita? —preguntó.
—No, yo. Yo debo irme ahora. Muchas gracias por la ayuda. —le dije. Otra pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
—Un placer poder ayudarla señorita...?
—Solovieva. —respondí con tranquilidad—. Bela Solovieva.
—Un placer, yo so-
Mi hombro fue tirado con fuerza mientras una figura se colocaba delante de mí, quedé en shock para luego descubrir que se trataba de Alexei. ¿Cómo supo que me encontraba aquí?
—Alexei. —lo reprendí.
—Tranquila, yo ya me iba. Fue un placer conocerte y poder ayudarte. —habló el extraño en mi dirección. Luego miró a Alexei y le dio una pequeña sonrisa—. Disculpe cualquier molestia, señor.
Y dicho esto, se fue. Lo vimos desaparecer al tiempo que Alexei se giró para quedar frente a mí. Mis brazos cruzados sobre mi pecho, con expresión de señora.
—Deja de mirarme así. —exigió.
—Agradece que solo te estoy mirando y no te estoy cortando las pelotas. —escupí—. ¿Por qué hiciste eso? ¡solo le estaba agradeciendo por ayudarme!
—Bela, te lo voy a decir yo antes de que alguien lo haga de una forma menos agradable. —escupió—. Tu novio, es un maldito mafioso posesivo y exigente que tiene un ojo en cada esquina, suelo y alcantarilla de este país, ¿entiendes? Uno de sus hombres te vio aquí y me escribió a mí, pero si le hubiese dicho a Maksim, ese tipo ya no tendría piernas.
Palidecí.
—Y-yo... —cuando vio el miedo en mi rostro, se relajó al darse cuenta lo duro que había sido.
—No te estoy diciendo esto para que le temas ni nada por el estilo, porque no es el caso. Tampoco te estoy diciendo que seas sumisa a él porque no apruebo ese tipo de conductas, y él tampoco. Pero debes saber con el hombre con el que estás teniendo una relación. Recuerda que Maksim está acostumbrado a usar una bala como solución de sus problemas. Solo... aunque sea hasta que las aguas se calmen, trata de estar en bajo perfil cuando andes sola. ¿Está bien? Solo te cuido.
—Está bien. —le respondí.
—¡Y no les des tu nombre a desconocidos! —agregó, sonando totalmente como un padre.
—Aghs, amargado. —dije, mientras le seguía el paso hasta la caja registradora.
◇◇◇
Anónimo:
Esperaba pacientemente dentro del vehículo por la llegada de uno de mis hombres, supuse que la situación se pudo complicar cuando vimos al famoso Alexei Vodianov ingresar al lugar. Maldito perro faldero.
Por suerte, nuestro hombre salió de la tienda totalmente ileso. Caminaba pacíficamente hasta el vehículo, la puerta fue abierta e ingresó en el asiento trasero.
—Señor. —se presentó.
—Ahórrate las bienvenidas. ¿Tienes lo que te pedí? —pregunté.
—Sí señor, lo conseguí. —aseguró.
—Sorprendeme.
—Bela. Su nombre es Bela Solovieva.
◇◇◇
Maksim Vólkov:
Había reunido a todos los miembros de Pravitel'stvo para una reunión oficial, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo y es que, próximo a tomar el lugar de mi padre dentro del negocio de manera oficial, debía ponerme al tanto de la situación de todo el negocio en la actualidad.
—Bien, señor Vólkov. Como sabrá, nuestros fondos son bastante elevados y se encuentran invertidos bajo las monedas más poderosas actualmente. El dólar, euros y libras esterlinas. Cabe destacar que al tomar el control de todo, el 49% de las propiedades de su padre pasan a ser suyas. Claro está, fuera del tema de la herencia. —escuchaba atentamente—. Dicho todo esto, ¿tiene usted alguna duda en relación a todo lo mencionado?
—Así como adquiero propiedades y negocios, ¿puedo desligarme de alguno de ellos? —cuestioné. Me miraban sorprendidos y murmuraban entre sí. Callaron totalmente al ver mi expresión seria.
—Pero señor Vólkov, ¿A qué querría renunciar? Me refiero a, todo este se encuentra conectado de manera directa, es i-
—Con esa misma facilidad de unión, estoy seguro de que puede desunirse. —respondí.
—Bueno, entonces diga usted señor. —respondió irritado—. ¿A qué quiere desligarse?
Todos miraban expectantes. En espera de una respuesta.
—De la trata de blancas.
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Wet dreamZ [COMPLETA]
Teen FictionBela Solovieva ha vivido una vida normal para una chica de su edad, o eso era lo que todos pensaban. A los 17 años y sin ninguna experiencia en el amor, conoce a Fredek, de quien ella creía se encontraba totalmente enamorada. Todo marchaba de maravi...