CAPÍTULO 6

6.6K 876 60
                                    

—Te tengo. —emitió aquella voz masculina tan irreconocible para mí.

En medio de mi shock ni siquiera sentí cuando sin esfuerzo me llevó hasta el otro lado del muelle. Decidí girarme para afrontar la persona detrás de mí.

Ojos azules, mandíbula marcada, grandes músculos y un dejo de dios griego que hacía de todo lo demás; un escándalo de belleza. ¿De dónde habrá salido tal monumento?

—¿Estás bien? Necesitas un médico? Llamar a alguien? —seguía cuestionando con nerviosismo, sin embargo, mis ojos no dejaban de apreciar aquel hermoso hombre—. Debes seguir en shock por lo ocurrido hace un momento. ¿Por qué hizo eso? Pudo haber caído.

—¿Qué? Ah, sí. Yo... no pensé en eso. —dije con vergüenza mientras bajaba la cabeza.

—No tiene por qué sentirse mal, no sé qué le está pasando. Perdona, no me gusta la idea de pensar que no pude salvar a alguien. —dijo, muy confiado.

—No, quien debe disculparse soy yo. Usted me salvó y yo ni siquiera le he agradecido. Realmente fui muy tonta al no pensar lo que podría pasar. Muchas gracias, de verdad.

—No hay de qué. ¿Quiere que la acompañe? Déjeme hacerlo, al menos hasta que esté completamente seguro de que está bien.

Dudé por un momento, pero aquel hombre resultaba tan confiable, y tal vez después de salvarme de una estupidez, es lo menos que podría permitirle.

—Está bien. —respondí con una pequeña sonrisa.

Uno al lado del otro fuimos caminando alrededor del muelle, hasta encontrar un pequeño banco. Al sentarnos, cerré los ojos sintiendo como de cierta forma el aire purificaba todo el dolor que guardaba en mi interior.

—No quiero parecer un entrometido pero, ¿qué la llevó a realizar una adaptación del Titanic en pleno muelle? —reí ante su pregunta. Tomé una gran bocanada de aire y respondí.

—Digamos que, hoy descubrí que mi novio es un patán. Digo, más de lo que ya sabía que era. —esta vez fui yo quien reía—. Mi novio... era en quien más confiaba mi vida desde que mis padres murieron. Y yo... Había perdido todo lo que una vez quise. Y al final de todo, también terminé por perderlo a él. —No pude evitar la lágrima que rodó por mi mejilla. Aquel hombre, me miraba fijamente, como si él supiera exactamente lo que era aquel sufrimiento.

—Cuando era más joven, conocí una chica igual de joven que yo. Ambos inexpertos pero bastante curiosos. Nos salió una curiosidad de nueve meses de embarazo. —Dijo entre risas—. Estábamos muertos de los nervios, no sabíamos que hacer. ¿Unos niños teniendo otro niño? ¡imposible!, pensamos en un aborto, pero el embarazo ya estaba muy avanzado, así que tuvimos que continuar.

—¿Qué hicieron con el bebé?

—Le dije: vamos a tenerlo, y tomamos una decisión en ese momento, posiblemente darlo en adopción. Pero cuando nació, todo aquello se fue a la basura, una hermosa bebé que no nos dejó tomar aquel camino. Pasaron dos años aprendiendo a ser adultos, ya sabes. Cambiar pañales y otras cosas desagradables. Al año, su madre murió en un accidente. Ahora era solo un joven inexperto con la responsabilidad de darle un hogar a una bebé.

—Yo, lo siento mucho. —respondí con sinceridad.

—Seguí mis estudios como pude, mientras criaba a mi hija. Hace dos años cumplió sus 12. El mismo día de su cumpleaños, salió con sus amigas al cine. —su voz se quebró—. Pero ella nunca volvió. Mi hija murió, en manos de un grupo de trata de blancas, cuando ya no les servía para nada.

Ahora era yo quien me encontraba llorando.

—L-lo siento. En verdad lo lamento.—dije entre lágrimas.

—No pude salvar a mi hija, y eso me persigue todos los días. Pero lo que sí puedo hacer es despertarme cada mañana con el fin de hacer lo posible porque cada persona a la que tenga la oportunidad de ayudar, pueda lograrlo. Lo que sea que te haya hecho tu novio, no creo que sea lo suficientemente bueno como para derrumbarte, estas aquí después de haber sufrido tanto y eso solo demuestra lo fuerte que eres. Puedes ser mejor de lo que fuiste ayer, y no creo que necesites de tu novio para lograrlo.

Me lancé contra aquel extraño y lo abracé fuertemente, mientras las lagrimas caían en montón por mis mejillas.

—Ya no quiero sufrir más. —dije entre sollozos.

Aquellos brazos nuevamente se envolvieron alrededor de mi cuerpo, buscando hacerme sentir segura.

◇◇◇

Cuando por fin estuve totalmente calmada, luego de llorar a cántaros sobre el hombro de un extraño, decidí que era momento de volver a casa y afrontar mi realidad.

Caminamos juntos hacia la salida del muelle. Ambos dispuestos a volver a nuestros destinos.

—Puedo llevarte si deseas, no tengo ningún inconveniente.

—Gracias, pero prefiero caminar a casa. Tal vez logre distraerme un poco. No vivo muy lejos de aquí. —respondí con una sonrisa a boca cerrada.

—¿Estás segura? —asentí—. Bueno, en ese caso solo me queda respetar tu decisión. Espero que puedas superar esto fácil y seguir adelante. Gracias también, por escuchar lo que tenía que decir. Hace mucho no hablaba con nadie sobre aquello y, fue bueno hacerlo contigo. Ve, antes de que se haga más tarde.

Asentí nuevamente y empecé a caminar mientras él veía cómo me alejaba. De un momento a otro, mi paso se ralentizó y me giré a su dirección. Su rostro preocupado, pensando que habría pasado algo.

Coloqué ambas manos alrededor de mi boca, y grité:

—¡Mi nombre es Bela, Bela Soloviev!

Una sonrisa se dibujó en su rostro y me giré para seguir caminando sin esperar respuesta.

—¡Bela! —aquel grito hizo que me detuviera y girara nuevamente.

Imitando mi gesto, colocó las manos alrededor de su boca y gritó:

—¡Mi nombre es Vladimir, Vladimir Záitsev!

Wet dreamZ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora