CAPÍTULO 20

2.1K 347 25
                                    

Vladimir Záitsev

Mi cuerpo descansa sobre la incómoda silla a la espera de la persona que me citó a este lugar. Por primera vez, mis manos se encuentran libres a diferencia de los pies que aún se mantienen encadenados.

La puerta de acero ruge, señal de que alguien está ingresando al lugar. Mi cabeza se eleva y encuentro el único rostro que no he podido sacar de mi mente desde la última vez que vino a verme. Una ligera sonrisa intenta marcarse en su rostro. Tal vez sea el tiempo que llevo en este lugar, pero puedo jurar que luce más hermosa que hace semanas.

Sus pasos resuenan en el gastado suelo, y cómo ya sabía; mi corazón late con fuerza, mis manos tiemblan y mi alma la clama. Su delicado cuerpo está cuerpo de ropa bastante holgada pero a pesar de eso, se ve estupenda. Nuestros ojos se moran fijamente pero mi boca permanece cerrada.

Realmente no sé qué decirle.

—Hola. —saluda con timidez. No digo palabra alguna—. Es bueno verte, Vladimir.

—¿A qué realmente has venido, Bela? —cuestiono con pesar—. Sé honesta, por favor. No más mentiras.

Duda un momento y su rostro se agacha, cuando vuelve a elevarlo, puedo ver algunas lágrimas acumularse en sus ojos.

—Lo siento. —espeta—. Yo... Lo siento. Por todo. Lo siento por haberte usado, por no valorar tu esfuerzo, por hacerte sentir por tanto tiempo que no merecías ser feliz. —se detiene al tiempo que sus lágrimas por fin abandonan sus ojos—. Lo siento tanto... Por no haber podido aprender a amarte como hubiese querido hacerlo.

Siento las lágrimas acumularse con fuerza, en el fondo, tal vez siempre quise escuchar esas palabras. Bela me mira fijamente suplicando obtener alguna respuesta. Entonces, decido hablar.

—Te amo, Bela. No lo digo para obtener una respuesta, pero necesito que lo sepas. —explico—. Sé que amas a Maksim y tal vez fui demasiado creído al pensar que lo que sentía por ti sería suficiente para sacarlo de tu vida cuando ni siquiera lo había hecho del todo. Soy un hombre competitivo y no creo que eso vaya a cambiar. Voy a salir de aquí, y entonces voy a estar vigilando a ambos, y cada vez que vea la oportunidad, la voy a aprovechar para intentar ganarte. No se van a deshacer de mí tan fácil. —hago una pausa y una pequeña risa deja sus labios la cual acompaño. Mi miro con ternura—. Sé feliz, Bela. Sin importar si estás conmigo o con Maksim, pero sé feliz por encima de cualquier cosa, incluso de nosotros mismos. Mereces tener la vida que tanto has deseado, mereces ser feliz.

—Incluso en situaciones como estas, tienes las palabras perfectas. —expresa mientras seca sus lágrimas, sonrío un poco, pero su gesto serio me indica que tal vez eso no sea todo.

—Bela —llamo su atención—. ¿Estás segura que no hay nada más que quieras decirme? —inquiero.

Su boca se abre intento articular alguna palabra, pero no le es posible. Cuando estoy dispuesto a cortar el tema, habla.

—Estoy embarazada.

Mi gesto cae, siento mi rostro palidecer, mis manos empiezan a sudar. Ella no dice nada más, solo observa mi reacción.

—T-tú... ¿Yo v-

—No es así. —corta mi oración sin dejarme terminar—. No eres el padre.

Mi corazón encuentra fuerzas para romperse nuevamente en mi pecho, el dolor es inevitable. Mis pensamientos lucen perdidos, la chica frente a mí, lejana.

—¿C-cómo...

—Ayer, estuve con el doctor. —interrumpió, entre lágrimas—. Por el tiempo de gestación, yo... Lo sé.

Mis ojos arden, las lágrimas son imposibles de detener.

—¿Él lo sabe? —niega—. ¿Vas a contarle?

—Pensé que merecías saberlo, por eso estoy aquí. Él también merece saber que... Será padre. —una risa agria se escapa de mis labios, la veo tomar su bolso y ponerse de pie—. Debo irme. Todo esto se resolverá pronto, y ya no tendremos que vernos en estas condiciones. Hasta luego Vladimir, gracias por intentar lo imposible por hacerme feliz, cuando ni yo misma me creía capaz de serlo.

Su caminar era lento, mientras se dirigía a la puerta. Entonces, actué antes de darlo por perdido.

—Bela. —llamé, inmediatamente se giró hacia mí, expectante. Sonreí—. Vas a ser una gran madre.

◇◇◇

Maksim Vólkov:

Cinco, seis, diez. Diez fajos de billetes después, creo haber terminado con el conteo y los coloco sobre la mesa junto al resto de ellos. Me distraigo un poco anotando en mi libreta, hasta que el sonido de mi teléfono llama mi atención. Lo tomo entre mis manos preparado para insultar a Alexei, pero el nombre en la pantalla me hace levantarme dramáticamente de la silla. Aclaro mi garganta y sin motivo alguno, arreglo mi ropa. Entonces, contesto.

—¿Sí? —intento sonar ocupado. Silencio del otro lado de la línea.

—Necesito que vengas a el departamento. Ahora, si es posible. —explica, me preocupo sin lograr evitarlo.

—¿Sucede algo?

—Solo ven, tengo algo que contarte. No tardes.

—Qu... —el sonido de la llamada siendo cortada, me hace mirar el teléfono con sorpresa—. ¿Pero por qué anda tan agresiva?

◇◇◇

Toco la puerta dos veces, la tercera es interrumpida por el sonido de la cerradura siendo abierta. Una Bela con ropa holgada me recibe, a pesar de ello luce como si recién llegara de algún lado.

—Pasa.

Se dirige a la pequeña sala y deja la puerta abierta para mí. Entro sin decir nada y la veo de espaldas a mí, observando por la ventana.

—Sucede alg-

—Te amo. —mi cuerpo se paraliza ante la recién frase—. Te amo, y lamento todo lo que te he hecho. Lamento el hecho de no haber aceptado que aún te amo y no creo dejar de hacerlo.

—Bela...

—Hagámoslo bien, una última vez. —me corta, aunque no puedo ver su expresión al decir aquello, mis ojos brillas—. Te estoy pidiendo otra oportunidad, una última. Vamos a hacerlo como realmente hemos querido, hagamos que valga la pena. —se giro hacia mí, sus ojos llorosos pero su expresión de emoción era difícil de ignorar—. Vamos a ser feliz, los tres.

Mi ceño fruncido.

—¿Tres? —cuestiono, sin entender nada. Su mano se levanta mientras con un dedo se apunta a ella, a mí y por último, su abdomen. Siento que no puedo respirar—. T-tú...

—Vamos a tener un bebé. Tú y yo.

Mi boca balbucea, mi corazón late con fuerza, Bela sonríe mientras sus lágrimas abandonan sus ojos. Me lanzo sobre ella sin previo aviso, y la envuelvo en un gran abrazo. Mis lágrimas salen sin esfuerzo. Felicidad en cada una de ellas.

—Vamos a tener un bebé... Voy a ser papá... —repito una y otra vez, sin poder creerlo. Un golpe nos hace girar velozmente, solo para encontrar aquella imagen frente a nosotros.

—¿Van a tener un bebé? —ambos asentimos—. ¡EL AMARRE FUNCIONÓ! Oh Dios no lo creo, ya quiero ver a Alexei Junior, o Alexa, no importa... —Alexei había dejado caer todo lo que traía en las manos, al escuchar las noticias. Ambos nos separamos mientras veíamos como se acercaba dramáticamente a nosotros con los brazos abiertos. Actué sonrojado ante lo que iba a hacer.

—Hermano, no tienes qu-

Mi frase se cortó al ver cómo envolvía sus brazos en Bela, y no en mí como esperaba. Digno momento de vergüenza.

Wet dreamZ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora