Bela desata a los niños y los abraza con fuerza, pero yo no puedo dejar de mirar a Amelia.
—Que bueno que llegué justo a tiempo. —dice, mientras mantiene el fuerte agarre en su arma, lo que me hace dudar.
—¿Qué haces aquí? —pregunto.
—Oh, pensé que les haría falta una mano.
Sin embargo, sostiene algo en su otra mano izquierda que nos prohíbe ver. Bela deja a los niños detrás de ella y se gira, inmediatamente Mora mi incomodidad.
—¿Qué tienes ahí detrás? —pregunto y no responde, le apunto inmediatamente.
—¿Qué haces, Maksim? —pregunta Bela, y la ignoro.
—Estuve desconfiando de ti desde que debiste a Alexei con tanta fuerza, como si fuese algún conocido. —retiro el seguro de mi arma—. ¿Hablarás o te tendré que obligar?
Su expresión cambia totalmente y es inevitable no darse cuenta de lo ya evidente.
—Su plan era acabar con la red de trata de blancas, ¿no? —inquiere—. Pues me haré cargo yo misma.
—¿Cómo? Vendiéndome a mí en el proceso? —pregunto—. Nunca nos quisiste ayudar, solo nos necesitabas para llegar a este punto y ahora posiblemente, ya no te servimos para nada. ¿No es así?
—Eres inteligente, pero lento. —dice—. No tenía intención de matarlos, pensaba entregarlos con vida, me sirven más de esa forma.
—¿Nos estuviste engañando todo este tiempo? —cuestiona Bela, enojada.
—¿Qué te ofrecieron? —pregunto—. Estoy intrigado por saber qué te han ofrecido por entregarnos, porque supongo que tu plan no era entregar nada de esto a la policía. —reafirmo el apunte de mi arma—. Nunca has sido tan buena.
Se mantiene en silencio y me veo obligado a disparar a su lado, se mantiene estática pero decide hablar.
—Ser la jefa del departamento de seguridad nacional del país. —confiesa—. Propiedades, autos, lujos. En fin, una vida de locura. —observa a Bela y su cara de decepción—. Ay, por Dios. No me mires con esa cara de cachorrito, todos tenemos un precio por el que seríamos capaz de cruzar nuestros propios límites. Tú fuiste estúpida y los cruzarte por Maksim, yo lo he pensando en grande.
—Pues espero que lo hayas disfrutado mientras duró tu teatro. —comento y coloco mi dedo en el gatillo—. Porque hoy será tu último día de gozo.
Pierde toda diversión de su rostro, de un momento a otro lleva su vista a los niños y los observa con preocupación , llamando también mi atención haciéndome girar.
Sin embargo, el sonido de un arma siendo disparada me mantiene estático. La preocupación llega a mí, el disparo ha dado con objetivo y no puedo evitar temblar al notar las manos que se envuelven alrededor de mí, giro mi cuerpo un poco y mi rostro estalla en preocupación al ver el pálido rostro de la mujer que me abraza buscando proteger mi cuerpo y la sangre que corre por su espalda, indicando que fue alcanzada por aquel disparo.
No digo nada, el tiempo se detiene mientras la observo y algo en su rostro me dice que tal vez, sea la última vez.
Caigo al piso junto a Bela entre mis brazos mientras trato de mantenerla despierta, perdiendo en el intento. Los gritos de los niños viendo a su madre mal herida se echan lejanos y solo puedo mirar aquellos ojos que me ruegan no irme de su lado.
—M-mi amor... —mi llanto es imparable. Bela intenta hablar, pero le es difícil—. No hables, por favor, todo estará bien.
Amelia ha desaparecido del lugar pero eso no podría importarme menos.

ESTÁS LEYENDO
Wet dreamZ [COMPLETA]
Novela JuvenilBela Solovieva ha vivido una vida normal para una chica de su edad, o eso era lo que todos pensaban. A los 17 años y sin ninguna experiencia en el amor, conoce a Fredek, de quien ella creía se encontraba totalmente enamorada. Todo marchaba de maravi...