CAPÍTULO 31

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Vladimir Záitsev:

Con la desaparición de Fiodor y Fredek Komarov, luego de aquella llamada en que uno de sus vecinos alegaba haber escuchado golpes y un disparo en su departamento, la policía de Moscú ha estado patas arriba. Me encontraba en mi departamento revisando varios documentos dentro de mi pequeña oficina. Han sido días bastante difíciles, con horas de dormir casi inexistentes y mucha cafeína en mi sistema. Si no fuera por la costumbre, ya hubiese decaído.

Hojeaba tranquilamente los papeles hasta que aquel sexto sentido que desarrollé a lo largo de mis años dentro de la policía, se activó. Dejé los papeles sobre la mesa y agarré mi arma, siempre cargada. Me puse de pie y caminé lentamente hasta la puerta. La abrí intentando no hacer nada de ruido, el pasillo estaba desierto, pero yo lo sabía, no estaba solo.

Caminé hasta la sala, nada. Bajé mi arma hasta que sentí movimiento detrás de mí, mi arma se elevó al mismo tiempo que me giraba hasta la cocina. Alexei, me apuntaba con otra arma. Pero eso no fue suficiente, el frío del metal se posicionó detrás de mi cabeza, Alexei no venía solo, y yo sabía de quién se trataba.

Giré mi rostro lentamente sin dejar de apuntarlo. Tanto tiempo sin verlo pero seguía siendo el mismo. Maksim Vólkov.

—Nos volvemos a ver, querido amigo.

◇◇◇

Quién diría que años después estaríamos los tres nuevamente juntos, pero a diferencia de hace unos años, ambos me apuntaban a mí con sus armas. A pesar de eso, sabía que ninguno de los tres iba a disparar. No teníamos el valor, ni queriendo fingirlo.

Nos encontrábamos dentro de mi oficina, yo en mi silla habitual y ellos en las sillas frente a mí. Alexei parecía incómodo, y Maksim, como si los años no hubiesen pasado.

—Han pasado muchos años Vólkov. No me digas que empezaste a extrañarme. Sabes que los hombres no me van. —dije tranquilamente.

—Había olvidado tu carente sentido del humor. Pero no, no eres mi tipo. —respondió—. Estoy aquí porque hace tiempo que no metías tus narices en mis negocios, pero supongo que últimamente has estado muy aburrido. —agregó.

—No tengo ni idea de qué me hablas. A diferencia de ti, algunos de nosotros tenemos cosas en las cuales invertir nuestro tiempo. Supongo que mover drogas no necesita de mucha agilidad mental.

Alexei solo observaba, consciente de que era mejor si no se metía.

—Veamos si te refresco la memoria y si recuerdas a mis dos hombres, a los que les disparaste justo en los testículos y en las manos. —explicó.

—Claro que los recuerdo pero, ¿no es eso lo que tú acostumbras a hacer? No sé por qué te sorprende. —inquirí—. Y ya que estamos preguntando, ¿por qué no me dices tú, dónde metiste a Mórozov?

Empezó a reír fuertemente.

—No puede ser. ¿Todo esto es por el inservible de Mórozov? Por favor Vladimir, superalo.

—¿Así como tú superaste la muerte de Elenne? —lo vi ponerse de pie mientras me apuntaba con su arma—. Oh... mejor. La de tu madre.

—Hijo de p-

Empezó a caminar hacia mí hasta que Alexei lo detuvo. Yo ni siquiera intenté moverme de mi lugar.

Wet dreamZ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora