CAPÍTULO 3

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Hace poco más de un año
—Maksim Vólkov—

El traje se acopla perfectamente a mi cuerpo, hecho a la medida por los mejores sastres italianos en el país. Tres hombres a mi derecha y otros dos más a la izquierda, cada paso que doy es recibido con una reverencia por parte de alguno de mis subordinados. Hace dos años tomé el control total de la mafia al ser reconocido como tal por todos los demás jefes extranjeros. No voy a negar las cosas asquerosas que tuve que hacer para conseguirlo pero sé que al final de todo, en mi sangre llevo el ADN de mi sanguinario padre, y hay algunos factores genéticos que estoy prohibido a olvidar.

Arreglo las mangas de la fina camisa y aprovecho para mirar la hora.

11 de la noche.

Odio estas reuniones nocturnas y lo poco que me dejan disfrutar de mi esposa e hijos.

Por fin llegamos a la oficina y los guardias de seguridad nos reciben con rapidez, las puertas ceden y frente a mí, en la silla más alejada de la gran mesa, la odiosa persona que me ha citado.

—¿Acaso no tienes una vida? —es lo primero que suelto, cruza sus piernas con sensualidad y sonríe.

—No cambias nada, Maksim Volkòv. —responde mientras me analiza completamente, haciendo una parada en mi entrepierna—. No cabe duda que de tal padre, tal hijo.

Ahora soy yo quien sonríe, mientras me acerco a la silla más cercana a mí sentándome en ella.

—En ese caso, Urzúe Dominikova debe ser hija de una perra barata para haberlo aprendido tan bien. —comento y toda diversión desaparece de su rostro.

—Me he enterado de que estás tratando de acabar con la red de trata de blancas. —dice, fingiendo desinterés.

—Pareces tener el software muy lento porque esa información la di hace años.

—No puedes hacerlo, cariño. —niega la rubia frente a mí.

—¿Tú me lo vas a impedir?

—Oh, Maksim. —me invita a tomar el documento que se encuentra frente a mis ojos—. Parece que tu padre estaba dispuesto a joderte incluso estando en el infierno.

Mis ojos escanean el documento con rapidez, sin poder creerlo.

—¿Qué mierda es esto? —digo, mientras agito el archivo en su dirección.

—Tu padre sabía muy bien que lo apuñalarías por la espalda, así que decidió prepararse. —confiesa—. Todo su fortuna está atada a la red de Gürtel, si eliminas la red, lo pierdes todo.

La ira se apodera de mí y lanzó el documento nuevamente sobre la mesa, frustrado. Ese hijo de perra se preparó muy bien. Mi vista vuelve a Urzúe.

—¿Y estás aquí porque mi padre te incluyó en alguna parte, no? —sonríe—. A ver, sorpréndeme.

Se acomoda sobre su asiento dejando destacar aún más su pronunciación escote.

—Antes de que te volviera completamente loco por aquella rusa de pacotilla, tu padre y el mío se habían hecho muy amigos. Así que, aproveché la unión para pedirle a mi padre que consiguiera para mí aquello que más anhelaba poseer.

—Ilumíname. —comento mientras abro mis brazos de forma dramática, con ironía.

—El negocio de cocaína en Italia que tenía tu padre se estaba viendo perjudicado por la incidencia de las fuerzas internacionales, aunque le dolía admitirlo, sabía que necesitaba un aliado. —explica—. Aquí es donde llega mi padre y decide ayudarlo brindándole apoyo dentro de las fuerzas.

Wet dreamZ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora