Maksim Vólkov:
Eran las 7 de la mañana cuando Bela y yo nos encontrábamos aún dormidos. Lo peor del caso es que estábamos tan tomados que Alexei tuvo que traernos a casa, y sin mucho ánimo de movernos terminamos durmiendo en la sala, en el sofá. La estancia se encontraba totalmente a oscuras, nos abrazamos fuertemente, más que por el tacto para evitar que alguno de los dos cayera al suelo. No sé de Bela, pero yo estoy totalmente despierto, sin embargo mis ojos se niegan a enfrentarse a la realidad y sobre todo, a perder el tacto de quien dormía a mi lado.
El sonido escandaloso de una llave sobre la cerradura avisando la llegada de Alexei, aunque ni siquiera sé exactamente cuándo se fue. Me muevo un poco, incómodo por el ruido que estaba provocando. Lo estaba haciendo adrede.
—¡Es hora de levantarse florecitas! —su grito hizo que Bela despertara de sorpresa, dando un golpe en mi abdomen que llegó a doler en el alma. Alexei solo reía—. Vamos, de pie que no tengo todo el día. —Ninguno de los dos se movió.
—Cállate Alexei. —escupió Bela aún dormitando.
—¿Así será? Bueno, lo intenté por las buenas.
Hubo un momento de silencio y pensamos que se había rendido. Pero no fue así.
Las cortinas fueron abiertas dejando que el sol invadiera totalmente el lugar. Parecíamos dos vampiros intentando huir de él mientras Alexei seguía disfrutando la situación.
—¡Hijo de perra! —le grité.
—¡Vamos, vamos! De pie. —nos quitó la manta que nos cubría, no teníamos escapatoria—. Tú Bela, a ducharte. Ahora.
Refutó y por un momento pensé que no le haría caso pero cuando empezó a salir del sofá pisoteando todo mi cuerpo, demasiado aturdida como para solo pararse, supe que tampoco yo tenía de otra. Cuando logró pasarme, se levantó lentamente y empezó a caminar hacia el baño. Aproveché para volver a cerrar los ojos y descansar un poco más pero, eso nunca llegó a realizarse gracias al cojín que fue lanzado a mi cara. Se estaba aprovechando de mi estado.
—¿Y tú qué crees que haces? ¡de pie! ¡vamos! —no fue hasta que estuve fuera del sofá que se notó satisfecho.
—Eres muy mandón. —dije, mientras me dirigía al otro baño.
—Ay, estos jóvenes de ahora. —fue lo último que le escuché decir.
◇◇◇
Comíamos con poco ánimo todo lo que Alexei había comprado para nosotros. Creo que no sabe la diferencia entre estar enfermo y tener resaca. Bela a mi lado intentando no dormirse antes de que la cuchara con sopa llegara a su boca. Alexei sentado frente a ambos vigilando que terminaramos con la comida.
—No tienes que estar vigilando todo. Pareces un viejo. —le dije.
—Sin este viejo, ninguno de los dos estaría hablando ahora mismo. Mal agradecidos. —escupió.
—No fue para tanto. —inició Bela.
—Ni siquiera vomitamos.
Respondimos al mismo tiempo. Nos miramos fijamente mientras sonreímos asombrados por la conexión. Pero el romántico momento fue interrumpido por Alexei.
—¿No? —cuestionó.— ¿Quieren que les traiga los dos cubos de basura que llenaron entre ambos? —nuestra sonrisa se esfumó—. ¿Por qué no celebran esa conexión? Alcohólicos.
—¿Dejaste esos cubos aquí? —le cuestionó Bela. Alexei asintió con una sonrisa arrogante—. ¡¿Por qué no los sacaste?! ¡¿sabes el mal olor que deben tener!?
—Tu casa, tus cubos, sus vómitos. No me hago cargo. —respondió tranquilamente. Se estaba vengando.
—No sabía que eras tan cruel. —le dije mientras movía la cuchara en mi plato.
—Cállate Vólkov, me hiciste salir de mi casa a las 4 de la mañana. Agradece que te hice caso. —levanté las manos en señal de rendición. Prosiguió—. Y ahora, ve a vestirte y tú, —dijo, refiriéndose a Bela—. No te vas a parar de esta mesa hasta que termines de comer.
Bela le enseñó la lengua y yo reí, me levanté de la mesa y dejé un beso en su frente para luego proceder a ir a vestirme.
◇◇◇
Luego de despedirne de Bela, Alexei y yo procedimos a irnos hasta nuestro lugar de trabajo, hoy sería un día muy fuerte. Alexei manejaba mientras yo me tomaba una pastilla para la cabeza, pues un dolor empezaba a hacer acto de presencia. Me coloqué unos lentes que había dejado en la guantera y salimos del edificio.
—Alexei —Me ignoraba totalmente—. Alexeiiiiiiii, Alexeiiii
—¡YA! Carajo, yo seré quien terminará con una migraña. —reí porque estaba realmente furioso. No le gustaba que se metieran con su hora de dormir.
—Lo siento, ¿sí? —no respondía—. Pide lo que quieras. —le dije.
—¿Lo que quiera? —cuestionó la oferta. Asentí—. Quiero un aumento, no trabajar después de las 11 de la noche,
—Oye q-
—Y, en caso de que quieras que haga algo más después de esa hora, tendrás que pagarme 100 dólares más por cada hora extra. —culminó.
Resoplé, y una sonrisa de superioridad apareció en su rostro. Sabía que me había ganado.
—Solo te aprovechas de que somos amigos. De no ser así ya te habría metido una bala en la cabeza. —dije molesto, para luego mirar a la ventana.
—Guarda tu discurso de mafioso para alguien más, ridículo. —respondió y ambos reímos.
—Alexei —lo llamé nuevamente, esta vez por mi tono de voz, no dudó en mirarme—. Necesito que me ayudes con algo.
—¿Qué necesitas? —preguntó.
—Quiero que me ayudes a preparar algo especial, para Bela. Creo que... creo que voy a dar el siguiente paso.
Me miraba fijamente, orgullo en sus ojos.
—Perfecto. No te preocupes. Te voy a ayudar a que no huya de ti, que es lo que haría si dejo esto en tus manos. Posiblemente le regalarías un kilo de cocaína para demostrar tu amor.
Golpeé débilmente su hombro.
—Esta vez, quiero hacerlo bien Alexei. Quiero hacer que valga la pena.

ESTÁS LEYENDO
Wet dreamZ [COMPLETA]
Roman pour AdolescentsBela Solovieva ha vivido una vida normal para una chica de su edad, o eso era lo que todos pensaban. A los 17 años y sin ninguna experiencia en el amor, conoce a Fredek, de quien ella creía se encontraba totalmente enamorada. Todo marchaba de maravi...