Seguimos caminando hasta llegar a las escaleras. La dirección estaba en el segundo piso, y nosotras estábamos en el tercero. Bajamos por las escaleras con un paso apresurado y al llegar a los dos últimos escalones brincamos tomadas de la mano. Teníamos que girar por la esquina de un salón para llegar allá. Yo seguí caminando sin darme cuenta de que Fernanda no me estaba siguiendo.
-¡Samantha!-. Me tomo del brazo y me jalo de regreso de la vuelta.- ¿Y si no vamos?-. Me dijo muy asustada pero decidida.
-¡¿Que?!-. Me sorprendí al oír la idea pero no me sonaba mal.
-si, nadie nos ve. Podemos... ya sabes... hacernos la pinta-. Fernanda parecía muy segura de su decisión así que no tuve mas remedio que pensarlo.
Pensé por un rato y lo decidí...- De acuerdo. ¿Que hay que hacer?-.
Fernanda me llevo cerca de las escaleras que daban hacia el primer piso.- ¿Ves eso?-. Señalo a tres maestros que estaban cerca de la puerta.
-si, lo veo-. Dije con nuestro tono típico de espías.
-bien, pues hay que distraerlos y apartarlos de la puerta-. Las dos nos miramos usando nuestra comunicación telepática, que sin decir ni una palabra sabíamos que hacer.
-tu quedate aquí y espera a que te de la señal-. Le dije mientras bajaba un poco las escaleras.
-¡Ok!-. Las dos nos reímos al mismo tiempo.
Yo baje usando mi "actuación experta" y finji una caída. En realidad sólo aproveche que estaban volteando hacia otro lado y me tire al piso. Cuando estaba en el piso di un tremendo grito de dolor que llamo la atención de los maestros. Ellos corrieron hacia mi y me levantaron.
-¿Estas bien?-. Dijo una maestra que creo que era nueva.
-s.. si-. Les dije finjiendo dolor.
-ven, te llevaremos al hospital. Espera aquí-.
Los maestros se fueron para avisar que saldríamos. Aproveche ese momento para hacerle la señal a Fernanda. Las dos salimos corriendo por la puerta delantera. ¡Habiamos salido de la escuela! ¡Y entre clases!. Corrimos lejos para que no nos vieran afuera de ahí. Fernanda parecía sentir la adrenalina. Y yo también de hecho. Brincamos, saltamos y corrimos sin rumbo por toda la calle felices. A la mitad de nuestro camino sin rumbo nos topamos con un callejón... de esos sin salida como en las películas. En el callejón estaban dos tipos. Uno alto de cabello negro, ojos cafés y tes blanca y otro mas bajo de cabello negro también, ojos cafés mas claro y tes blanca igual. Los dos parecían haber robado algo así que le dije a Fernanda en voz baja que teníamos que irnos. Los tipos parecieron escucharnos.
-¡Alto! Niñas, ¡¿Que hacen ahí?!-.
Al oír esas voces sentí como me palpitaba el corazón mas rápido y me faltaba la respiración. Creo que Fernanda se dio cuenta de eso así que me sugirió que corrieramos. Las dos corrimos tomadas de la mano para no separarnos. Corrimos de nuevo sin rumbo pero ahora no había felicidad. Voltee para atrás y... ¡No puede ser! Nos están siguiendo. Mi instinto fue correr mas rápido pero jamas solté la mano de Fernanda. ¡Teniamos miedo! ¡Era horrible!. Mientras corríamos, en mi mente, me estaba arrepintiendo de haber salido de la escuela... ¡Seguro nada de esto de hubiera pasado! Pero eramos niñas, no sabíamos lo que hacíamos.
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Shining In The Dark. ©
AdventureSoy Samantha, vivo con mi mamá en una aburrida casa con un aburrida vida y voy a una aburrida escuela. Tengo 13 años. Lo bueno de todo esto es mi mejor amiga, Fernanda ella vive con su mamá igual. Ella tiene 12 años. Y esta igual de aburrida que yo...