Capítulo 40: campamento.

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Samantha

Estábamos viajando en el avión de camino a Los Ángeles. El camino fue largo y algo divertido. Estuvimos jugando con los chicos a beso o cachetada. Ahí pude descargarme contra Dana. Además que también descubrí cuantas ganas le traía a Fernanda. Vomite mentalmente. En fin, al final me toco darme un beso con Cole. Ahora que somos mas que amigos fue mas fácil dar el beso. Aunque algo incomodo que tus amigos te estén viendo. Bueno, mis amigos y miles de personas que también iban viajando ahí. ¡¿Quien fue el idio*a que sugirió este juego?!.

Fuiste tu, genia.

Nadie pidió tu opinión.

Exacto, pero la doy porque quiero y puedo. Ahora, ve a hacer tus ridiculeces de siempre.

Sabes, se supone que deberías hacerme sentir mejor, esto es deprimente.

Lo que sea, ¿vas a ir o no? Porque te vez muy tonta viendo a la nada.

Y ahí fue cuando me di cuenta de que estaba paradota. O en este caso sentadota con la boca abierta viendo prácticamente nada. Fernanda me comenzaba a ver raro. Yo la mire saliendo de mi trance.

-¿Que? ¿Tengo un moco?-. Pregunte alarmada mientras limpiaba mi nariz. Fernanda rió. Yo sólo seguía limpiando mi nariz.

-No, es que parecías como poseída por...-. Mira a donde estaba viendo minutos antes. -Ese asiento-. Dice y sonríe irónicamente. Si, estaba viendo un asiento ¿y que?.

-¿Enserio?-. Pregunte. Una pregunta tonta, lo se. Y me toque la frente. -¡Ay Dios mio! Me estoy volviendo loca, pronto quedare como el-. Señalo a Dana. El me fulmina con la mirada y Fernanda me codea. Yo le sonrió inocentemente.

-¡Oye!-. Me grita ella. Yo vuelvo a sonreír. Ella ríe. Pero Dana sigue serio levantando una ceja. Fernanda le hace un puchero y el vuelve a sonreír. ¡Lo que es el amor! *suspiro falso*.

En fin, volvimos a nuestros asientos ya que era hora de aterrizar y, según la azafata, no podíamos estar en el suelo mientras aterrizabamos. ¿Les mencione que estábamos sentandos jugando en el suelo? ¿No?. Pues ya lo saben. Como sea, mientras aterrizamos Fernanda se puso a ver por la ventana y a decirme todo lo que veía como si fuera una niña pequeña. Bienvenidos a mi vida. En fin, por fin bajamos y nos quedamos parados en el aeropuerto pensando a donde m*erdas ir.

-¿Y bien? ¿Donde pasamos la noche hoy?-. Pregunta Fernanda uniéndose a nosotras ya que fue la ultima en bajar. Un problema con un señor rotoplas y una puerta pequeña... larga historia.

-Puees... no queda mucho dinero y el poco que nos queda no lo gastaremos en un hotel de quinta así que, ¡por que no acampamos!-. Sugirió Dana con una sonrisa. Todos se quedaron considerándolo. Entonces decidí abrir mi enorme bocota.

-Si, claro. Vamos a acampar. Si, aquí en medio de Los Ángeles. ¿Donde pretendes acampar, chico listo? ¿En las alcantarillas?-. Comente con sarcasmo. Me cruce de brazos y levante una ceja. El imito mi acto.

-No, brujita. Por aquí debe de haber un bosque o un parque, no se, pero si tu quieres acampar en las alcantarillas hasta te compro un mapa, pequeña-. Respondió sonriendo con suficiencia. Yo lo mire mal y le saque la lengua.

-¿No le molestara a tu familia que duerma en tu casa?-. Pregunte refiriéndome a su ultimo comentario. Ahora era yo la que sonreía.

-¡Basta de pelear, chicos! Somos un grupo, dejemos esto por la paz-. No paro Fernanda. Yo sólo retrocedí cruzada de brazos. El hizo lo mismo. -¡Gracias!-. Exclamo cansada. -Ahora vamos a buscar el famoso bosque o parque, lo que sea-.

Yo asentí ahora riendome. Si, así de bipolar era. Pero bueno, vivir la vida loca me ponía de buenas. Y al parecer a todos los demás también. En fin, caminamos como 20 cuadras hasta llegar al tonto bosque que tanto mencionaba ese Margarito.

Fueron 5 cuadras.

¡Pues se sintieron como 20!.

Creo que sólo tu lo sentiste así. Es decirm tu condición no es la mejor del mundo.

¡¿Que tratas de insinuar?!.

Seré directa... una persona de 100 kilos tiene mas condición que tu. En pocas palabras ¡tu condición apesta!.

Recordare conseguirme otra conciencia.

Lo siento, querida. Creo que eso es imposible.

Lo que sea, seguiré caminando.

Y no deje hablar a mi conciencia. En fin, seguimos caminando pero ahora en busca de algún lugar donde poner el campamento. Por cierto, antes de llegar ahí habíamos parado en una especie de tienda para comprar todo lo necesario. En fin, encontramos el lugar perfecto para acampar. Era en el fondo del bosque. Había muchos arboles alrededor y hacia una sombra hermosa. Y pues ahí nos instalamos. Hicimos las tiendas y nos pusimos ahí. Cuando terminamos nos pusimos de acuerdo para ver quien dormiría en cada tienda ya que sólo eran 3.

Esto quedo así: Chandler dormiría con Gabe y Dylan. Dana con Fernanda. Y Cole conmigo. Ya se imaginaran quien nos acomodo así. Exacto, el changuito aquel nos formo. Y me refiero a Dana. Como sea, después de eso Dana prácticamente arrastro a Fernanda a su tienda. Literal. Pero antes de que Cole pudiera siquiera tocarme me fui corriendo a mi tienda. No quería ser arrastrada. Pero el me siguió. Así que me hice bolita con las sabanas. El comenzó a hacerse el que no me encontraba pero seguía ahí. Así que no iba a salir. Cayo la noche. Y todos seguían en sus tiendas. Incluso Fernanda y Dana. Que raro. En fin, no se como pero termine dormida, o acostada, por un lado de Cole. Casi abrazados. Aun mas raro. De repente escucho un ruido como de ramas crujir afuera. Como mi curiosidad es tan tontamente inmensa, pues salí con cuidado en busca del origen del ruido. Cole ni siquiera se percató de que había pasado por encima de el así que ni de que preocuparse. Seguí caminando lentamente hacía donde, creo yo, estaba el creador del sonido. Voltee hacia la tienda de Fernanda. Estaba una luz encendida. Se veía movimiento así que intente ser mas cautelosa. Pero por estar viendo hacia allá me tropecé con una maldita piedra. Caí en un ruido sordo. Pero de todo modos grite al caer. Voltee a todos lados cuando eso paso. Esperando no despertar a nadie. Entonces sentí como, rápido, alguien tapo mi boca.

Intente gritar pero eran sofocados por la estú*ida mano de QuienSabeQuienSea. Entonces me levanto de golpe y me empujo hacia donde parecía estar un camión. Ahora sentía algo afilado en mi espalda. ¡¿Que acaso este idio*a me esta secuestrando?!. No no no y no. ¡En sus sueños! Voltee a todos lados desperada. Estaba buscando algo que podría serme de utilidad. Pero nada. ¡¿Enserio?!. Are you kidding me?. Dije mentalmente. El tipo seguía arrastrándome. Voltee hacia lo de Fernanda de nuevo. Seguía habiendo movimiento. Pude ver que la puerta de ahí estaba abierta. Así que alguien había salido. Pero, ¿quien?. No pude seguir pensando ya que dimos la vuelta para dar con la puerta trasera del camión. Era como la zona de carga. Ahí me aventaron hacia adentro. Literal. Y, antes de que pudiera siquiera voltear el idio*a cerro la puerta de golpe en mis narices. O mas bien, en mi espalda. No pude ver quien era. Gruñí audiblemente. Después voltee sobre una figura familiar. Parecía que estaba desmayada. Me acerque y era... Fernanda.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora