Capítulo 36: ¿otro hijo?.

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Samantha

Cole por fin me saco de esa posilga a la que llaman habitación. Salimos y, para exagerar, comencé a abrazar las cosas que estaban afuera y casi beso el suelo. Literal. Pero no. Cole me miro divertido. El muy maldito se estaba riendo de mi. Nota mental: encerrar a Cole en una habitación con olor a estiércol de cerdo por 5 largas horas. Después de hacer mi nota mental se abalance sobre el. Cuando llegue con el me le tire encima. Pero no pude siquiera moverle un cabello gracias a mis hermosos brazos de espagueti. En fin, le di la vuelta y comencé a golpearle la espalda. Pero nada. Enserio que soy débil. Es eso o el chico hizo ejercicio en mi ausencia. Cualquiera que sea el caso no es justo.

-No es justo, se supone que te debe de doler. ¡Sufre!-. Comente. El se volteo quedando de frente así que aproveche para golpear su pecho.

-Wow, la pequeña tiene sed de sangre-. Bromeo. Yo levante una ceja y me cruce de brazos. -¡Oh vamos! No puedes seguir enojada por encerrarte-.

-Me las Cobraré pero antes tenemos que ir con Fernanda y el otro a ver que se traen-. Le dije tomando camino hacia la habitación de Fernanda.

Pero después se me prendió el foco y pare en seco. Retrocedí hacia Cole. -¡Tengo una idea! Cargame-. Le dije alzando los brazos. Cole me miro confundido. -Ese es tu castigo, tendrás que cargarme cuando y donde yo quiera... pero en tu espalda. Ahora, vamos-. Le dije haciéndole una seña para que se volteara.

Cole suspiro destinado y se volteo. Yo, muy feliz, me subí a su espalda. Y, ahora si, fuimos hacia la habitación de Fernanda. Al llegar me baje de la espalda de Cole. Por cierto, creo que le quedara marca por los santos aruñones que le di. ¿Que? Tenia miedo de caer. En fin, comencé a tocar la puerta ya que estaba cerrada. ¿Por que estaba cerrada?. El misterio de la vida.

Dana

Fernanda y yo estábamos pasándola bien cuando oímos que casi tumban la puerta. Es decir, la estaban golpeando como si su vida dependiera de ello. ¡¿Quien toca con tanta urgencia?! Es decir, ni que nos estuvieran invadiendo los zombis. Bueno, si ese es el caso perdonare a quien sea que este tocando así.

¡Vamos! Deja de hacerte cuentos de hadas, princeso y mejor ve a ver quien es.

¿Princeso? Que bajo has caído, conciencia.

Lo que sea, ¿vas a ir o no? Porque si no vas la persona tumbara la puerta y yo te diré 'te lo dije'.

¡Que mala eres! Y yo que quería hacer las paces.

¡Luego! Ahora, ¡ve!.

Entonces me levante y fui hacia la puerta. Ya ahí, abrí de mala gana. Estaba Samantha paradota ahí. ¡Agh! Sabia que no valía la pena levantarme. Digo, ¿para esto me levanto?. ¿Para ver a este espagueti andante golpeando MI puerta?. Que estrés.

-¿Que quieres?-. Pregunte de mala gana. Atrás pude visualizar a Cole. A ese si me da gusto verlo.

-Ver a mi amiga, abusador. Ahora, a un lado-. Respondió. Me empujo a un lado para pasar. Pero aun así me volví a poner en su camino.

-No, no vas pasar-. Dije cruzado de brazos. Ella me miro mal.

-Claro que voy a pasar. Porque quiero y puedo-. Respondió dándome un empujón final. La loca de los tamales se dirigió a Fernanda.

Voltee hacia mis espaldas y vi a Cole riéndose de mi. Lo mire y negué con la cabeza. Después Sonreí. El se acerco a mi aun riéndose.

-Creo que tenemos que darles su espacio, ¿no crees?-. Me dijo cuando se termino de burlar de mi. Yo le pegue en el hombro.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora