Shining In The Dark. ©

Capítulo 70: todo tiene un final.

Samantha

No tengo si quiera palabras para describir cuán asustada y angustiada me siento ahora. Es como si con cada minuto que pasa alguien me apretara mi estómago un poco mas. Y lo odio. Odio este sentimiento con todo mi ser.

-Tenemos que hacer algo...-. Susurro mirando a la nada.

Ya hace tiempo que colgamos la llamada.

-Tenemos que avisarle a Dana y Cole-. Comenta buscando algo en su teléfono. -Tenemos que encontrarnos para idear algo...-. Marca el numero que supongo es de Dana. Suena más nerviosa de lo que pretende.

Nos mantenemos en silencio mientras Dana contesta la llamada, algo que aumenta mi nerviosismo.

Entonces vuelve a poner el teléfono en el altavoz...

-¿Bueno?-. Responde Dana en la otra línea.

-Dana-. Dice Fernanda, suena bastante aterrada. -Tienes que venir, es urgente-. Casi suplica.

-¿Fernanda? ¿Estás bien?-. Pregunta, está muy preocupado.

-No... Dana, por Dios, nos llamo Ivan... Tiene a nuestros hijos-. Informa con la voz entrecortada.

Silencio.

-¿Qué?-. Suena ingenuo. Como si no creyera lo que oye.

-Si...-. Respondo ahora yo, no sé cuando ni cómo, pero inicie a morder mis uñas.

-Dios... Vamos en camino-. Informa apurado, al momento que cuelga la llamada.

Por un momento el único sonido que escuchamos es el de nuestras respiraciones dificultosas y el del teléfono que indica que la llamada ha sido terminada. No quiero moverme, no quiero hablar de eso, eso lo vuelve real.

Y no quiero eso

Por un momento pienso que si no digo nada, todo desaparecerá mágicamente y mis hijos estarán bien dentro de poco. Sostengo esa absurda esperanza hasta que alguien rompe mi silencio...

-Pensé que estaba muerto...-. Susurra Fernanda. Me toma un momento darme cuenta que está hablando conmigo, pero cuando lo hago, respondo.

-¿Quién? ¿Ivan?-. Pregunto confundida.

-Si, yo lo vi, Samantha... Lo vi-. Repite mirando hacia el frente. -Estaba su cuerpo inerte tirado en el suelo de aquel horrible lugar... Estaba muerto-. Me explica al ver que no entiendo nada.

Entonces el entendimiento cae en mi como un balde de agua fría.

Él fingió su muerte

Pero la verdadera pregunta es... ¿Por qué?

-¿Por qué haría eso?-. Pregunto, aunque sé que ella tiene la misma duda.

-No lo sé, pero no me gusta nada...-. Niega repetidas veces con la cabeza.

-Totalmente de acuerdo...-. Río nerviosamente ante mi comentario.

Hemos estado todo este tiempo platicando de cuán preocupadas estamos. Eso me hace sentir un poco mejor, aunque el ardor en mi pecho no me abandona en ningún momento. Me hace sentir bien tener a alguien con quien desahogarme, y ella ha estado siempre ahí para mi y yo para ella. Es la mejor persona que puedo tener ahora.

La espera de los chicos ha hecho que mis nervios aumenten conforme pasa el tiempo. Hasta que alguien toca la ventana haciéndome saltar en mi lugar.