Capítulo 53: ¡regrese!.

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Cole

Después de tanto buscar pudimos encontrar a las chicas. La verdad es que planeabamos seguirlas ese día en la guarida de Ivan, pero nos perdimos. Si, no sabíamos como volver. Pero después de dos meses, mas o menos, volvimos. Acabo de llamar su atención gritandoles. Pero no se vieron muy felices. Además de que se dieron la vuelta y caminaron hacia una tienda.

¿Qué mierdas...?

-¡Chicas!-. Vuelvo a gritar sucediendo mi mano. Ellas no siquiera se dan la vuelta.

-¿Qué les pasa?-. Pregunta Dana a mi lado.

Silencio

-¡Oh, vamos! Pasaron dos meses, superense-. Digo cansado. Es decir, ¿quién seguiría enojado después de tanto tiempo?. No entiendo que es lo que quieren.

Ellas siguieron su camino. Así que tuve una gran idea...

-¡Corre! ¡Hay que alcanzarlas!-. Exclame hacia Dana.

No fue necesario decir nada ya que al instante comienza a correr tras ellas. O, en este caso, tras Fernanda. En cambio, yo corro hacia Samantha. Ya pase la tienda donde se metió Fernanda. Pero Samantha se metió en una enseguida de esa. La puerta, si así se le puede llamar, está cerrada. Soy capaz de distinguir una sombra moviéndose adentro. Claro, una sombre cargando a una sombra pequeña.

Espera un momento...

¿Por qué mierdas está cargando una sombra pequeña?

Entonces hay como un click en mi cerebro.

Su bebé...

Lo había olvidado por completo. Samantha está embarazada. Bueno, estaba... Porque ya nació. Ahora me siento tan estúpido por no haber estado ahí para ella. ¿Cuándo mi orgullo fue mas grande que ella?.

¡Mierda!

Pateo una piedra que está a un lado de mi. Me arrodillo a lo tienda y miro hacia la puerta. Sigue habiendo movimiento ahí. Me estoy poniendo nervioso. ¿Qué tal si me rechaza, si ya no siente nada por mi o si me odia?.

¡No seas cobarde, Cole! ¡Enfrentala!

Respiro profundo. Tomo el cierre.

¡Dios, no puedo!

Tomo otra respiración profunda. Está vez me tranquilizo un poco.

Muy bien, hora de entrar, vamos, se hombre.

Me digo a mi mismo. Y con eso tomo el cierre y abro la puerta de tela. Ella está ahí. Dándome la espalda meciendo al bebé. Creo que no se ha dado cuenta de mi presencia.

Puntos a mi favor

Respiro profundo, por tercera vez en el día, y me acerco a ella. Cuando estoy lo suficientemente cerca la abrazo por la espalda de la cintura. La siento tensarse.

-¿Qué haces aquí?-. Pregunta. Su tono suena frío. Como si no quisiera verme.

Ella se voltea haciendo que la suelte y me mira. Está seria. No puedo evitar ver al hermoso bebé que trae entre sus brazos.

¡Oh, por Dios! ¡Es niña!

Sonrio mentalmente.

-Te hice una pregunta-. Empuja amargamente.

-Quiero pedirte perdón, Samantha-. Le digo mirándola directo a los ojos. Ella no dice nada. Así que me arrodillo. -Samantha, amor, perdón por lo que sea que halla hecho para que tu estuvieras así conmigo. Te amo, Samantha y si, hay veces que fui un idiota pero por eso estoy aquí... Perdón-. Termino de decir con una mirada de cachorro abandonado.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora