Capítulo 67: reencuentro.

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Samantha

-No quiero oírlo, Fernanda-. La interrumpo antes de que siga y me voy de ahí negando.

-¡Pero Samantha! ¡No he terminado!-. Me alcanza tomándome del brazo.

-No, no puedo-. La miro haciendo una mueca.

-Sabes que algún día tendrás que enfrentarlo, es ahora o nunca-. Me mira como regañándome.

De repente, Dana aparece por un lado de ella y comienza a fastidiarme con su horrible voz.

-Él está viviendo conmigo, Samantha-

Agh

*~*~*~*~*~*~

Después de mucho tiempo, decidí que sería buena idea enfrentar a Cole y arreglar todo... Y así paso.

Fernanda y yo nos fuimos en mi carro después de ir a dejar el de ella en nuestra casa. También decidimos llevar a los niños porque, aunque no son sus papás, merecen conocerlos.

Estoy tan nerviosa. No sé como va a reaccionar. Creo que voy a acabarme mi dedo si sigo así.

-Llegamos-. Anuncia Fernanda cuando estamos enfrente de una casa bastante grande, por cierto.

-¿Estás segura?-. Pregunto nerviosa.

-Si-. Responde mirando su teléfono. -Esta es la dirección que dijo Dana-

-Nunca me dijiste que pasó allá adentro-. Comento recordando.

Ella sonríe.

-Te contaré cuando hayas hablado con Cole-. Me mira y aparca el carro.

-¿Por qué?-. Hago berrinche.

-Deja de chillar y ve-. Me empuja y me hace chocar con la puerta del carro.

-Primero tienes que abrir la puerta, sabes-. Digo sobandome la frente.

-¡Samantha!-. Me regaña.

-¡Ya voy!-. Ruedo los ojos y bajo después de respirar profundo.

Toco la puerta.

Otra vez

Otra vez

Otra...

-¿Samantha?-. Hay mucha sorpresa en su tono.

-Hola-. Saludo mirando a todos lados menos a él.

-¿Qué haces aquí? ¿Por qué? ¿Cómo? Yo...-

-Nos encontramos a Dana-. Lo miro ahora si.

-¿Dana?-

-Era maestro de Lizzie y Manuel-

-¿En serio?-. Está aún mas sorprendido.

-Si, ¿te sorprende?-

-Sólo...-. Se rasca la nuca. -Dios... No esperaba verte-. Susurra casi para él mismo.

-Tampoco esperaba verte...-. Lo miro.

-Dejáme abrazarte, por favor...-. Pide, o casi ruega, tan tierno que no puedo decir no.

Rodeo su cintura con fuerza y recargo mi cabeza en su pecho y él me abraza igual.

-Te extrañe-. Susurra en mi oído.

Y... Me pongo a llorar.

Lo extrañe tanto. No me había dado cuenta hasta que estoy así, abrazada a él.

No sé cuanto tiempo duramos así. Pero no es hasta que escucho el sonido de un claxon que me doy cuenta de que Fernanda y los niños están ahí aún.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora