Capítulo 56: somos como detectives.

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Fernanda

-¿Cómo?-. Exclama Dana sorprendido. Yo asiento. Lágrimas cayendo de nuevo.

-Está muerta, Dana... Está muerta...-. Repito, cierro los ojos mientras niego.

-Shh, tranquila, ven aquí-. Dice y estira sus brazos hacia mi.

Yo me acerco a el. Entonces me abraza. Me da un cálido abrazo. Yo recargo mi cabeza en su pecho y comienzo a llorar a moco tendido. Las lágrimas salen sin piedad y pequeños sollozos se hacen presenten en poco tiempo. El me abraza con mas fuerza.

Samantha está muerta... Y de la peor forma posible.

Su hija... Se quedará huérfana.

Los sollozos se hicieron Maia fuertes. No puedo dejar de llorar. Es tan devastador. ¿Nunca han sentido que pierden a su mejor amigo? Pues yo la acabo de perder enserio.

Es el peor sentimiento que un humano pueda experimentar. Me separo de Dana sabiendo que mis ojos deben estar rojos e hinchados. Entonces, con la mirada en el suelo, me eencamino hacia mi tienda. Dejando a Dana probablemente confundido.

Samantha está muerta...

Sorbo por mi nariz y sigo caminando hacia la tienda. Entro y me encierro ahí. Ahí están los dos bebés. Manuelito... Y Lizzie, la hija de Samantha. No lo puedo soportar. No puedo soportar verla ahí y saber que no tiene ni idea que no tiene madre.

Y tengo bien presente el doble sentido de mis palabras...

Tomo a Manuel con una mano y a Lizzie en otra. Los miro. Una de ellos es huérfana. Lágrimas pican mis ojos de nuevo y un nudo se instala en mi garganta. Los miro y sonrío. No se siente correcto sonreír cuando una situación así esta presente.

Estaba viendo a la nada, prácticamente, cuando Lizzie comienza a llorar. Rápidamente dejo a Manuel en su cuna improvisada y comienzo a mecer a Lizzie. Algo se estruja en mi pecho.

Ella es huérfana ahora...

Ella sigue llorando. No se que hacer. Tal vez extraña a su mamá.

¡Mierda!

De repente escucho unos gritos. Apenas audibles por el llanto de Lizzie. Entonces dejo ahora a la niña en su cuna al lado de Manuel y asomo mi cabeza por la ventana para ver quien mierdas es. Es Dana tocando... ¿La ventana?.

Que normal eres, Dana, deberían darte un premio.

-¡Fernanda!-. Grita mientras toca. Yo abro la ventana con aire cansado y lo miro.

Y ustedes se preguntaran... ¿Por qué hay una ventana si es una tienda?. Bueno, pues agréguenlo a los misterios de la vida.

-¿Qué pasa?-. Pregunto. Me sorprende cuán ronca esta mi voz ahora.

-Debes salir, no puedes seguir ahí encerrada-. Dice y se sienta enfrente de la ventana.

-¿Por qué no? Estoy muy a gusto aquí-. Digo. El sonríe y yo trato, pero se que ha salido mas como una mueca. -No voy a salir, Dana-. Digo después de un silencio.

-Fernanda...-. Me dice. En su tono suena como si fuera una advertencia.

-No, Dana-. Lo interrumpo. -No estoy bien, entiéndeme. Además, debes ir y decirle a Cole lo ocurrido-. Explico rápidamente.

Él me mira expectante. Hay un brillo de preocupación en sus ojos. Yo le doy una sonrisa de boca cerrada y me alejo de la ventana. Me pongo de espaldas a la pared y puedo escuchar como él suspira.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora