Capítulo 54: empezaremos de nuevo.

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Fernanda

Doy la vuelta y siento como un brazo se envuelve en mi cintura. Si, después de todo el reencuentro ya había caído la noche. Entonces Dana y yo decidimos dormir juntos. Así que si, ese brazo es de él. De hecho se siente muy bien volver a dormir junto a él. Tenerlo cerca. Me encanta, lo amo. Me dolió enserio cuando tomé la decisión de dejarlo. Pero todo eso acabo ya.

Siento una mano sacudirme. No quiero levantarme así que gruño de frustración. La mano es insistente. Cada vez me mueve con mas fuerza. ¡Ah, mierda!.

-Cinco minutitos mas-. Pido con tono somnoliento. Escucho una risa ronca.

-Tienes que levantarte ya, son mas de las 10 de la mañana-. Dice la voz, que es Dana. Sigue moviéndome con su mano.

¡Dios, amo dormir!

-¡Vamos, por favor!-. Exclamo cubriendo mi rostro con mi mano.

-¡Fernanda!-. Me regaña. Yo vuelvo a gruñir.

-¡Bien! Me voy a levantar-. Exclamo y me levanto a regañadientes. -Ya ¿Feliz?-. Pregunto cruzándome de brazos.
-Mucho, de hecho-. Comenta y sonríe.

Mierda, no sonrías, me matas.

-Sabes, no debes despertarme nunca, es la ley-. Digo de broma mientras me levanto.

-¿Oh, enserio? ¿Y cuál es mi castigo?-. Pregunta con voz ronca. Demasiado cerca de mi, por cierto.

Espacio personal.

-¿Enserio quieres saber?-. Pregunto tratando de ocultar una sonrisa.

-Sip-. Responde encogiéndose de hombros.

-Bien, como guste, señorito-. Digo fingiendo una reverencia de princesa.

Entonces lo rodeo. Quedando él de espaldas a mi. Puedo ver su perfil. Y puedo ver como su ceño se frunce. Enserio trato de contener mi risa. Pero así me es imposible.

Esto será divertido...

Antes de que se pudiera voltear siquiera yo me arrojo a su espalda. Por instinto, mas que nada, él entrelaza sus brazos con mis rodillas. Yo envuelvo mis manos en su cuello, con miedo a caer.

-Me vas a matar de asfixia, no vas a caer-. Dice tomando mis manos y poniéndolas en sus hombros.

-¡Ups! Lo siento-. Digo con voz de bebé. Él ríe y yo lo acompaño.

-¿A dónde quiere ir, señorita?-. Pregunta con un tono extraño. Yo rio.

-Fuera de aquí, a despertar a los demás-. Respondo dándole un golpe como si fuera un caballo. -¡Arre!-. Exclamo exageradamente.

-¡Hey!-. Se queja. Le doy otro golpe.

-¡Los caballos no hablan! Ahora, ve-. Exclamo señalando la salida.

Escucho un bufido de su parte, pero avanza. Yo comienzo a darle unos golpes, de todos modos. De repente paramos. Entonces me comienzo a bajar. Pero, antes de que toque el suelo, Dana sale corriendo con mitad de mi cuerpo colgando.

¿Qué mierdas...?

-¡Dana!-. Grito en su carrera. Pero él no para. -¡Mierda, Dana!-. Gritos nuevo.

Él no para hasta llegar a la orilla de un lago. Ahí me bajo y lo miro con el ceño fruncido.

-¿Qué?-. Pregunta cuando siente mi mirada confundida.

-¿¡Qué esta mal contigo?!-. Exclamo exageradamente. Enserio me asusto el condenado.

-Lo siento, necesito decirte algo. Es de vida o muerte-. Dice y me toma de las manos.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora