Capítulo 66: ha pasado mucho.

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Samantha

9 años después...

-¡Lizzie, Manuel! ¡Van a llegar tarde a la escuela!-

-¿Por qué tenemos que ir?-. Se queja Lizzie.

-¡Si!-. Le sigue Manuelito. -No hemos ido en todo este tiempo-

-¿Quieren ser unos burros o qué?-. Salio en mi defensa Fernanda.

Ellos niegan rápidamente con la cabeza y yo río.

-Bien, entonces ¡vamos ya!-. Los animo y ellos corren hacia el carro.

-¡Oye!-. Me llama y yo la miro. -¡Hazme un favor!-. Me pide con cara de perrito abandonado.

-¿Cuál?-. Pregunto entre risas.

-Me hablaron y tengo que ir a trabajar ahora mismo... ¿Puedes llevarlos tu sola?-. Junta sus dos manos. -¡Por favor!-. Alarga.

-¡Está bien!-. Levanto mis dos manos mientras río. -Pero, me llevarás a comer-. La señalo.

-Me sales cara-. Mira a otro lado haciendo un puchero.

-¡Nos vemos mas tarde, Fernanda!-. Me despido riendo.

-¡Hasta luego!-. Me responde y salimos corriendo a nuestros carros.

Ya encima de los carros, nos volvemos a despedir con la mano y cada una sigue su camino.

A ver, seguro se estarán preguntando. ¿Qué es todo esto?

Pues yo les responderé eso.

Ya han pasado 9 años desde aquella vez que nos alejamos de los chicos. No hemos sabido nada de ellos desde entonces.

Aún los recuerdo

Pero en fin, el punto es, que hemos crecido. Ya tenemos 23 y 22 años. Manuel y Lizzie tienen 9 ambos. Fernanda y yo estamos trabajando.

Aún es raro decirlo

Cada una consiguió en algo que le gusta. Ella es doctora, y yo conseguí un trabajo de música donde puedo cantar en lugares y actuar en un teatro.

Y en este mismo momento, voy dejando a Manuel y a Lizzie en su escuela que no quieren ni ver.

Sacaron a sus mamás.

Después de 30 minutos manejando llegamos.

-Aquí es, niños-. Anuncio quitando el seguro de las puertas.

-¿Y mi mami?-. Pregunta Manuel algo triste.

Fernanda casi nunca falta.

-Ella tuvo que ir a trabajar de urgencia-. Me giro a verlo. -Pero me dijo que te diera un gran abrazo de su parte-

Él sonríe y ambos se bajan del carro al igual que yo.

Entonces me agacho y me pongo sobre mis rodillas. Ellos saben que significa eso así que corren hacia mi para abrazarme.

-Ya, vayan adentro antes de que me ponga a llorar, y portense bien-. Los señalo mientras los suelto.

-¡Si, mami!-

-¡Si, tía!-

-¡Bien!-. Digo fingiendo ser un militar. -¡Vaya!-

-¡Si, señora!-. Dicen al unísono con un saludo militar y salen corriendo hacia la puerta de la escuela.

Shining In The Dark. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora