|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko ||

🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟩] 🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙

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—¿Si me vayas a llevar a tu casa, verdad? — Mateo le pregunta a Mauro, una vez que pudo asimilar la gran noticia que había recibido hace algunos momentos.

—Por supuesto que sí chiquito. — Monzón responde de inmediato, con una enorme sonrisa de oreja a oreja. —¿Verdad que es así Matías? — le consulta a su pareja en busca de incluirlo en la conversación.

—Si, te vas hoy mismo con nosotros, solo que tenemos que firmar unos cuantos papeles más y todo queda terminado. — Spallatti responde, queriendo tocar la espalda del morocho, quien pega un fuerte gritito al ver lo que quería hacer.

—Eu, tranquilo. — el ojiverde le pide un tanto preocupado por la reacción del más pequeño. —Que Mati no va hacerte nada malo. — indica, pero el rizado solo negó de manera frenética.

—No, no quiero que él se me acerque o que me toque. — Mateo pide desesperado. —No quiero que nadie me vuelva a separar de tu lado. — murmura, aferrándose con mucha más fuerza que antes al cuerpo de Monzón, quien solo puede sentirse culpable por todo lo que estaba escuchando.

—Nadie va hacer eso, te lo aseguro. — el peliblanco comenta, pero Palacios parecía estar demasiado empeñado en no creer en nada de lo que se le estaba diciendo.

—Si me disculpan. — la mujer que había acompañado al menor habla, interrumpiendo la escena que se estaba generando entre los contrarios. —Hay que pasar a firmar lo que hace falta, para que puedan llevarse a Mateo sin ningún contratiempo. — informa, queriendo que los mayores la acompañen. —Mateo, ¿Te podés quedar un ratito aquí? Mientras nosotros tratamos ciertos temas en privado. — pide, pero Corazzina se vuelve a negar a aceptar algo que se le estaba pidiendo.

—No. — él se niega de manera rotunda. —Si dejo que Mauro se aleje de mí otra vez, no lo voy a volver a ver jamás. — Palacios responde, con un miedo demasiado perceptible a través de su voz.

—¿Entonces? — Spallatti consulta, no habiéndose imaginado nada de esto al momento de llevarse a Mateo a casa, pero no podía juzgar al más pequeño, por estar actuando de una manera tan posesiva con su pareja.

—En ese caso, acompáñenme junto con Mateo, porque por lo visto no está dispuesto a dejarnos unos cuantos minutos a solas. — la mujer dice, no importandole mucho que el contrario estuviera presente, quien después de todo puede sentirse un poco más aliviado por lo antes escuchado.

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La firma de los papeles fue eventualmente rápida, todo estaba en perfecto orden, así que no existía ninguna traba para que Mateo pasará de llevar los apellidos Palacios Corazzina a Monzón Spallatti. Siendo ya de esa manera el hijo legal de los contrarios, quienes ya podían sentirse más tranquilos y satisfechos con que todo este largo proceso hubiera llegado por fin a su fin, teniendo de forma definitiva a Mateo con ellos.