🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟤𝟨] 🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙

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Después de aquella pequeña pero emotiva charla a la misma vez, Mateo trató de comportarse, porque ya le había quedado más que claro que Mauro lo veía como su hijo, y como tal tenía un lugar asegurado en el corazón de Monzón, por lo que no tenía que competir tanto con Matías por la atención del peliblanco. Aunque eso aún no le quitaba la idea de que Mauro era completamente suyo, y que en el momento menos esperado, se iría lejos de Spallatti junto con la compañía del ojiverde, quien sin lugar a dudas lo elegiría a él sobre el contrario.

A pesar de haber escuchado por parte del mismo Monzón, que no podía elegir entre ambos, porque los dos eran sumamente especiales para él. Teniendo un lugar importante en su vida, amándolos de manera diferente, pero con todo lo que su corazón y cuerpo le permitían hacerlo.

Matías por su parte también se sentía más tranquilo, debido a que los sentimientos de Monzón seguían intactos por él, pero aún así se mantenía en alerta ante cualquier cosa que ese pequeño morocho podía hacer y que pusiera en riesgo su relación con la única persona que había amado con locura en todos sus años de vida. Tanto que no podía verse sin el menor, aterrandose ante la idea de que no estuvieran por más tiempo juntos, aunque su salud mental le exigiera irse del lado del peliblanco, y que tratará de iniciar de cero por su propia cuenta, porque con Mateo cerca no iba a poder ser feliz con el contrario.

Quién a diferencia suya y la de Mateo, seguía con los ánimos hasta por las nubes, a la misma vez que pensaba en lo que podría hacer para que la relación entre su novio e hijo mejorará de manera considerable. Consiguiendo por fin que los problemas dentro de casa terminaran, y que no existiera nada más que el amor por aquellas cuatro paredes que conformaban el hogar de los tres.

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—Mateo, cariño. — Monzón llama al pequeño, quien está en el asiento trasero del coche, bastante entretenido con una pequeña pizarra borrable, la cual fue uno de los tantos regalos que le habían dado al contrario el día de ayer. —Ya vamos a llegar. — anuncia, consiguiendo que el menor deje lo que estaba haciendo.

—Pero yo no quiero Mau. — se queja, recordando que no quería hablar, ni estar con ningún extraño, habiéndose distraído demasiado con su juguete nuevo, que había sido dado por cortesía de Paulo y Rocío.

Quienes al ser maestros, estaban bastante interesados con que alguien de la edad de Mateo desarrollará una buena creatividad e imaginación, por medio de simples trazos en algo que podía borrar y utilizar las veces que quisiera. Aunque el primero era maestro de canto y música, pero aún así sabía la importancia de esa etapa, mientras que la segunda conocía perfectamente del tema, porque era maestra de educación inicial en un buen colegio del centro de la ciudad, al cual Monzón ya estaba pensando en inscribir a Mateo.

Pero antes de hacer eso, necesitaba asegurarse que todo en aquel estuviera en orden, tanto físicamente como de manera mental, para que no hubiera más inconvenientes que tratar.

|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora