🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟧𝟷]🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙!?

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Lidiar con un niño enfermo, puede ser una tarea muy complicada y difícil que tiene que ser realizada al pie de la letra, ya que un menor en este estado, requiere de mucha atención y cuidados.

Solo para que su condición no vaya a empeorar y que esto lo lleve a una complicada situación de salud. Algo por lo que nadie quiere pasar ni de chiste, incluyendo hasta los mismos adultos.

Así que Mauro y Matías, se habían tomado muy enserio su papel de cuidar al más pequeño, hasta que pudiera mejorar completamente. Llegando a casa de inmediato cuando la cita médica terminó, teniendo ya consigo todas las medicinas que Agustín les había recetado.

Y empezando sus cuidados con ponerle otro tipo de ropa a Mateo, una que fuera mucho más cómoda y fresca, para después darle de almorzar algo suave y blando de digerir. No habiendo probado bocado ninguno de los tres, así que mientras el morocho terminó tomando un poco de sopa de verduras, Matías y Mauro pidieron algo a domicilio.

No teniendo tantas ganas de cocinar algo complicado, ya que suficiente había hecho con la sopita que Mateo se estaba tomando muy lentamente. Aunque no fueron más de cinco los bocados que este dió, cuando dijo que no quería más, siendo suficiente para los mayores, ya que tampoco podían obligar al más pequeño a comer si no tenía apetito.

Por lo que después de un rato, el rizado se tomó una de sus tantas medicinas para luego tomar una larga siesta en el sofá, lugar que había encontrado más cómodo que el irse a recostar a su cama. Teniendo a Sativa arriba de él, debido a que la gata al ver que su pequeño dueño estaba muy mal, decidió hacerle un poco de compañía.

Y qué mejor compañía gatuna, que dormir encima de él, no cayendo al suelo por muy sorprendente que fuera. Habiendo encontrado una posición demasiado cómoda para descansar con el menor, quien no se inmutó para nada.

Estando de esa manera por un largo y extenso rato.

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—¿Seguimos dejando que Sativa esté encima de Mateo? ¿O que ella sola que se quite? — es lo que Monzón consulta.

Luego de que había pasado más de una hora, desde que el morocho se terminó durmiendo. Teniendo consigo a la linda gatita de color anaranjado, como su fiel compañera de descanso.

—Mmmm, cincuenta y cincuenta. — Spallatti responde, mientras terminaba de limpiar algunas cosas con la ayuda de Mauro. —Pero tenés que admitir que los dos se ven demasiado adorables. — comenta divertido, recibiendo la razón por parte del otro.

Quien había aprovechado muy bien el tiempo y había tomado un par de fotografías a ese par, para tenerlas de recuerdo y mostrarles a su madre cuando la viera de nuevo...

Pero luego de aquel comentario por parte de Spallatti, un fuerte quejido fue emitido por el hijo de la joven pareja, a lo que ambos fueron inmediatamente a la sala para ver qué le pasaba.

|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora