🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟧𝟫]🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙!?

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Mauro suspiro de manera pesada y nerviosa después de cerrar la puerta, para después irse a buscar rápidamente a Matías, debido a que aquel no había terminado para nada bien. Y ya se encontraba demasiado jodido como para que su viejo viniera a sumar una calamidad más en su vida.

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Eu, Matías. — Monzón pronuncia dulcemente el nombre de Spallatti, quien se encontraba hecho bolita en el sofá. Mientras sollozaba y balbuceaba palabras sin mucho sentido, aparentemente. —Mati. — dijo, acercando lentamente una de sus manos hacia el rostro del contrario, pero este solo se quejó asustado.

—N-no, n-no me toqu-es. — Matias pidió más que nervioso, mordiendo sus dedos fuertemente hasta sentir un poco de sangre entre sus dientes.

Mati, por favor no me tengas, que no te voy hacer nada. — Monzón trata de calmar al mayor, pero este no confiaba en nadie.

El regreso, regreso para hacernos daño de nuevo. Y yo ya no quiero que nos haga nada, no quiero, no quiero. — Matías murmuró, empezando a tener pequeños espasmos musculares que solo volvieron mucho más errática su respiración.

Y no les va hacer daño, él jamás te volverá a poner una mano encima a tu madre. — el ojiverde comenta preocupado, consiguiendo que algo hiciera click dentro de Matías, y no de la mejor manera posible.

—Mi vieja, t-tengo que ir a su casa, porque no la puedo dejar sola. No debo dejarla sola, porque él la puede encontrar y ella no se va a poder defender. — Matias declara, mientras abandonaba su posición para ponerse de pie y caminar hacia la puerta con mucha velocidad, pero se termina deteniendo de imprevisto. —Yo no puedo salir, él sigue afuera, él sigue estando afuera y no puedo salir, no puedo. — deliro en el momento exacto en que iba a tocar la perilla de la puerta para salir de la casa.

Matias. — Mauro llamó al otro más preocupado que antes, debido a que nunca había visto a Spallatti de esta manera. —Matias mi amor, por favor cálmate. — pide, mientras se acercaba lentamente al otro para llevarlo nuevamente a la sala.

¿Cómo me pedís que me calme si regreso? — Matías preguntó ante las palabras de Monzón, pasando de estar asustado a molesto con el otro. —Es que vos no entendés nada, a vos nunca te pegaron, a vos nunca te hicieron daño, nunca lo hicieron. — declara con una nueva encrucijada en el pecho.

—Tienes razón, yo nunca pase por nada de lo que vos sufriste. Pero no pienso permitir que te hagas daño por culpa de él, ¿Entiendes? — Mauro habla en un intento desesperado de negociar con el morocho. —Yo quiero cuidarte Matías, te quiero ayudar para que todo lo malo que sientas se vaya de una buena vez.

—¡NO! ¡VOS NO ME PODÉS CUIDAR DE ÉL! ¡NADIE PUEDE HACERLO! — Spallatti grita sin un motivo aparente, amenazando al otro con írsele encima. A lo que Monzón tuvo que guardar su distancia con Matías para que no le hiciera daño, porque se estaba poniendo bastante violento.

Si puedo hacerlo, si te puedo cuidar, pero tenés que dejar que te ayude, que me acerque a vos para hacerte sentir seguro. — Monzón intenta nuevamente hacer entrar en razón a Matías, pero este se encontraba demasiado confundido consigo mismo. —Matias por favor, deja que te ayude, que te estás poniendo cada vez peor. — dice, consiguiendo que el mayor se largue a llorar de manera desconsolada.

|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora