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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙.
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La noche pareció ser más que eterna para Matías y Mauro, quienes seguían despiertos a pesar de que se sintieran más que cansados, por toda la actividad que habían tenido en el día. Monzón se encontraba recostado del lado contrario al que se estaba Matías, quien veía hacia el techo, con la mirada perdida en alguna esquina, mientras pensaba con detalle en todo lo que había ocurrido.
De cómo se había convertido en padre de un día para otro, y si en verdad podía llegar hacer una figura paterna ejemplar para el morocho, aunque esté lo odiara más que cualquier otra persona en el mundo. Pero no deseaba resentirse con el pequeño, porque sabía que nada de esto era su culpa, sino que todo el daño que le habían causado, el cual lo estaba jodiendo como nunca antes lo había hecho, tal como a él le pasó.
En esas épocas dónde desconfiaba de todos y su único refugio seguro era su madre, quien siempre estuvo ahí cuando más lo necesitaba, siempre a su lado para cuidarlo y murmurarle al oído que todo estaba bien y que nadie más les iba a volver hacer daño a ambos. Aunque principalmente, que nadie la iba a lastimar de nuevo, porque esta vez no se dejaría lastimar por nadie, siendo ese el mayor miedo de Matías, ya que no deseaba escuchar los gritos de su madre otra vez, mientras le pedía clemencia a su padre o alguien más para que la dejara en paz.
El morocho siempre odio escuchar gritar de dolor a su madre, aunque cada vez que sucedía eso, se escondía debajo de la cama, mientras se tapaba los oídos con fuerza y trataba de despejar su mente, solo con aquella canción de cuna que su madre le cantaba cuando se iba a dormir, en busca de un sueño perfecto que le hiciera olvidar todo lo que había presenciado.
Una canción que podría significar un pequeño momento de paz luego de pasar por una dura tormenta, después de que ella hubiera sido golpeada hasta el cansancio.
Y que en vez de quedarse en alguna esquina quejándose y llorando, se iba rápidamente a la habitación de Matías, para cerciorarse de que esté estuviera bien y consolarlo si se encontraba llorando, aunque su imagen no fuera para nada tranquilizadora, aunque su calor corporal y su voz si que lo eran. Siendo más que suficiente para que se olvidara del mal rato que estaba pasando, mientras sentía el mínimo consuelo al ver que su madre seguía con vida, y que el salvaje que tenía por padre no la había matado.
Porque de haber sido así, él no hubiera tenido a nadie a quien amar con todo el corazón o poder confesarle todos los miedos que sentía, sin dejar de hablar de esa sensación de seguridad que solo ella era capaz de darle. Cuando sus inseguridades opacaban sus pensamientos y le hacían desear la muerte misma para poder sentirse libre, tranquilo y sin miedo alguno.
En un lugar donde la violencia no fuera el pan de cada dia, y que en vez de eso se pudiera respirar y sentir mucha paz.
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La joven pareja estaban a nada de quedarse dormidos, hasta que escucharon un potente grito proveniente de la pieza de Mateo, que fue capaz de levantarlos en un santiamén, hasta Matías se sentía preocupado por lo que había escuchado. A pesar de que los gritos lo pusieran demasiado nervioso, y los cuales provocaban que su mente se confundiera y que lo regresarán a esos momentos de su vida que definitivamente quería borrar de su cabeza.
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|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko ||
Fanfiction𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑... ¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙!? ╰ ✶ Solo será por una semana o más quizás, decía... ✶ ╯ ╰ ✶ Solo se quedará con nosotros mientras las cosas en su casa mejoren o se le encuentre algún mejor luga...