|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko ||

🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟥𝟨] 🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙!?

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—Vamos Mau, ya no llores más, que me vas hacer llorar a mi también. — Spallatti le pide amablemente a su pareja, quien sigue llorando igual que antes sobre su hombro.

—P-pero, p-pero... — Monzón trata de excusarse, pero aún siente que le debe demasiadas disculpas al contrario, por todos sus malos comportamientos que pudo haber tenido hasta el día de hoy.

—Ya bebé, ya te dije que no pasa nada y que vos no tenes la culpa de lo que me pasó. — comenta, dejando mimitos sobre la cabeza ajena. —Fue lo que me tocó vivir de pendejo, pero ahora estoy definitivamente mejor a como estaba antes. — indica, a lo que el ojiverde reduce de a poco su llanto. Pero no terminó siendo suficiente suficiente, para que Mateo no hiciera acto de presencia en dónde se encontraban, siendo únicamente atraído por los fuertes sollozos que salían de la boca de Mauro.

—¿Qué te pasa Mau? — es lo que el más pequeño consulta, quien solo puede ver con timidez a los mayores. —¿Te sientes mal? ¿O solo están jugando? — murmura, empezando a sentirse sumamente preocupado por lo que pueda estar pasando a su alrededor. —¿No están peleando, verdad? — pregunta ya aterrado, ante la idea de que los contrarios estuvieran discutiendo como sus papás lo hacían siempre. —¿No sé están peleando por mi culpa, verdad? — agrega, habiendo pensado que él tenía algo que ver con lo que pasaba. —Si es así, yo les pido perdón, y les prometo que no voy a volver a hacer lo que hice mal. — murmura con la voz un poco débil. —Pero ya dejen de pelear entre ustedes, por favor... — suplica con los ojos aguados y con el labio inferior temblando un poco, a lo que Mauro tiene que reprimir sus emociones rápidamente para tranquilizar a su niño.

—N-no mi amor, no est-tamos pele-eando. — le hace saber al morocho aún con la voz un poco entrecortada, pero aquel solo puede correr rápidamente hacia él para aferrarse a sus piernas.

—Yo no quiero que ustedes peleen, yo no quiero que sean iguales a mis papás. — Mateo informa bastante desesperado, por lo que termina siendo cargado por Spallatti y no por Monzón.

—Eu, ¿Qué te hace pensar eso? — Matías pregunta con cierta indignación. —Nosotros no estamos peleando y no somos iguales a ellos. — comenta más que seguro, a lo que Mateo simplemente se recuesta en su hombro y comienza a pasar sus manos por el cabello del mayor.

—Está bien, ¿Pero por qué Mau estaba llorando? — el menor inquiere, no deseando ver por más tiempo al ojiverde de aquella manera.

—No es nada Mateo, solo me sentí un poco mal por cosas malas que hice una vez, eso es todo. — Monzón contesta ya con un tono de voz normal, pero aún con muchas de llorar un poco más y sacar esa gran opresión que sentía en el pecho.

—¿Hiciste cosas malas? — Mateo le pregunta sorprendido, no creyendo que alguien como Mauro hubiera hecho cosas de ese tipo.

—Si, cosas muy malas que pudieron haber lastimado demasiado a quien más amo en el mundo. — le confiesa, mirando directamente a Spallatti, quien le pide con la mirada que deje de sentirse de aquella manera, porque él no siente ningún tipo de remordimiento hacia él.