🧸 [𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟤𝟷] 🧸

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𝑃𝑎𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑...
¿¡𝑄𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑗𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑎𝑐𝑖𝑙

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Ante la huida de Mateo, Mauro fue corriendo detrás de él, con cierto miedo a que fuera a lastimarse o que le pasará algo malo, siendo su habitación el primer lugar al que fue a buscarlo, pero no lo encontró ahí, aparentemente. Así que no pudo hacer más que preocuparse, pero al momento de que iba a salir de la pieza, escuchó unos sollozos que venían desde abajo de la cama.

Por lo que se acercó hacia la cama y se agachó para poder ver si Mateo estaba ahí metido, y pasa su suerte si que lo estaba, el morocho estaba hecho bolita, temblaba como un gato asustadizo. Mientras respiraba de manera entrecortada, y eso en cierta manera hizo sentir mal al contrario, aunque sabía que el comportamiento del rizado no había sido el mejor.

—Mateo. — lo llama, acercando su mano hacia el menor, quien grita fuertemente al ver lo que quería hacer. —Ya bebé, salí de ahí. — le pide con amabilidad.

—N-no, n-no q-quiero. — Mateo se queja de inmediato, secándose un par de lágrimas en el proceso. —M-me qui-ero que-dar aqu-í. — indica, más que decidido a quedarse todo el tiempo que fuera necesario en ese lugar.

—Pero Mateo... — el peliblanco murmura cansado. —Tenes que salir de ahí, porque no es un lugar lindo para dormir. — dice, queriendo tomar nuevamente al menor, pero éste repite el mismo grito de antes.

—¡N-NO! ¡Y-YO ME QUIE-RO QUE-DAR A-AQUI! — exclama más que iracundo, golpeando con fuerza la parte de arriba de la cama, haciendo que Mauro se sienta más desesperado que antes. —V-vos ya no m-me qu-erés, po-r es-o me grit-aste. — solloza, mirando de reojo al mayor, quien está haciendo todo lo posible para no cometer un acto imprudente con el morocho.

—Mateo el hecho de que te quiera, no significa que voy a dejar que te comportes de la mala manera. — el ojiverde comenta, buscando las mejores palabras para continuar. —Y lo que hiciste con Matías en la cena y al dejar caer el plato, no me gusto para nada. — le informa, haciendo que el rostro del menor se llene de pánico.

—P-pero no fu-e m-mi intenc-ión. — el morocho se excusa, saliendo rápidamente de su escondite, para poder tener de nuevo el "favoritismo" y el "amor" total de Monzón.

—¿Entonces por qué fuiste grosero con Matías? — Monzón le consulta, pero su hijo no hace más que quedarse callado por un buen rato. —Mateo, te hice una pregunta y espero que me contestes, por favor. — indica algo impaciente, pero no dejo que el menor se diera cuenta de ello.

—Yo odio a Matías. — el menor suelta de inmediato. —Lo odio porque nos quiere separar. — dice con enojo. —Él te quiere llevar lejos de mí, y vos sos mío. — afirma, como si eso fuera algo más que verídico.

A lo que Monzón se puso de pie y tomó al más pequeño para poder sentarlo en la cama y así hablar de una manera más cómoda, que estar tirados en el suelo.

—Mateo, quiero que me prestes atención y que escuches todo lo que voy a decir. — Mauro pide, buscando un diálogo tranquilo con el menor, para así poder continuar con la charla. —Quiero que sea la primera y última vez que decís que odias a Matías y que él nos quiere separar, cuando todo es bastante diferente a eso. — habla, dispuesto a dejar las cosas más que claras. —Yo amo a Matías con todo mi corazón, alma y cuerpo. Y él me ama de la misma manera, y si ambos nos amamos por igual, significa que estamos destinados a compartir nuestras vidas juntos. — le aclara como primer punto. —Y Matias es demasiado especial para mí, y lo último que deseo, es que algo malo le pase o que se sienta triste. — le dice, pero Mateo no parece ponerle mucha atención. —Ya que él no merece sentirse de esa manera nunca más, porque hubo un tiempo donde alguien lo lastimaba mucho e hizo que se sintiera muy miserable. — le confiesa, pero el morocho sigue con su actitud desinteresada sobre el tema.

|| Paternidad... ¿¡Quién carajos dijo que era fácil!? : Litcko  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora