Blair acababa de cumplir sus 18 años, significaba que sería el último año en que su nombre estaría en la urna de cristal, ya no podría contar con el "beneficio" de que su nombre se repitiera algunas veces más. ¿Qué podría salir mal? Ahora debe empre...
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No hubo tanto tiempo para charlas, pues al terminar de pegar las alas en el rostro, fue a asegurarse que no se cayeran las de Evan. Al volver, le puso un palazo literalmente en forma de árbol: la parte inferior parecía el tronco, al ser café y ceñido al cuerpo, sus brazos tenían las mangas extravagantes, como infladas, con algunas mariposas incrustadas a lo largo del follaje del árbol. Caminó sola, en cuanto se cruzó con Evan, le aplaudió lo guapo que se veía. Llevaban exactamente el mismo traje, pero él tenía las mangas infladas en los antebrazos.
—¿Cumpliendo con la norma? — rió Evan al tomarla de la mano y hacerla girar para apreciarla mejor.
—Obvio, debemos ser árboles de vez en cuando, ¿no?
—Te vez hermosa.
—Y tú no te quedas atrás
—Guárdenlo para las cámaras— susurró Kiara al aparecer junto a sus mentores.
—Lo hacen muy bien— sonrió Finnick en cuanto se acercó.
—Piérdete, Odair— bromeó Ginebra antes de abrazarlo.
—Solo nos vemos una vez al año, hay que disfrutarlo— dijo Finnick.
—¿Te parece un trío en nuestro piso? — se burló Taxon.
—Finnick Odair, pero eso ya lo saben— le extendió su mano a cada uno—. El desfile está por empezar y es cuando podemos ver mejor a los tributos, saber a qué se enfrentan los de casa.
—¿Vino Mags contigo? — se interesó Ginebra.
—Ya sabes.
—Los vemos cuando terminen— dijo Ginebra—. No se pongan nerviosos, ya pasó la parte difícil.
Empieza la música de apertura. No cuesta oírla, la ponen a todo volumen por las avenidas del Capitolio. Unas puertas correderas se abren a las calles llenas de gente. El desfile dura alrededor de veinte minutos y termina en el Círculo de la Ciudad, donde los recibirán, tocarán el himno y los escoltarán hasta el Centro de Entrenamiento, el edificio que será su prisión hasta que empiecen los juegos. Como ya es costumbre, los caballos del 1 son blancos como la nieve, son uno de los profesionales, así que siempre son aclamados, los favoritos de todo Panem, el Distrito con más vencedores en su lista. Cuando llegó el turno de los tributos del 7, ellos ya habían subido al carro.
