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—¿Qué portada es esa? — sostuvo la revista hasta la altura de cara para enfatizar su punto

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—¿Qué portada es esa? — sostuvo la revista hasta la altura de cara para enfatizar su punto.

—Hola a ti también— Finnick la cargó de la cintura y dieron vueltas entre risas.

—Definitivamente, las portadas son lo mío.

—Pero prometo solo dejarte las portadas.

—Vamos a ser la envidia de todo Panem...

—El Dios del Mar y la Reina del Bosque.

—Bueno, primero la sesión de aquí, podemos hacer algunas fotos en la playa de aquí antes de ir a tu Distrito.

—¿Va a venir coche?

—No te vayas a morir caminando de aquí a mi casa.

—¿Ya estás viviendo...?

—Sí, ha pasado una semana, creí que ya era tiempo de volver.

—¿Y te están apoyando?

—No me dejan ni a sol ni sombra, me duele que descuiden su matrimonio por cuidarme.

—¿No te han contado?

—Sí, ejecutaron a los padres de Ginebra...

—Violaron a la novia de Taxon, entre cinco Agentes, lo hicieron ver— la tomó de la mano y masajeó su dorso—. A sus padres los convirtieron en avox, los subastaron al mejor postor; les perdimos la pista.

—¿Podría ayudar en algo?

—Seguimos buscando...

—¿Le han dicho al esposo de Kiara?

—A él y a su padre, todos unimos fuerzas para buscarlos.

—¿Y qué haremos cuando los encontremos?

—Comprarlos, no hay forma de que recuperen su libertad.

—Ayudaré con todo el dinero que pueda, seguro Snow pone una tarifa exorbitante.

—Anda, debo asearme para que los estilistas trabajen en nosotros...

—Yo creo que así te ves bien— sonrió Kiara cuando Blair abrió la puerta, ella y Claudius ya habían terminado de instalarse.

—Habérmelo dicho antes— se giró con la castaña.

—¿Sorpresa? — sonrió con nerviosismo.

—Muy bien, cada uno tendrá su propia esquina para la sesión privada antes de ir a exteriores— dijo Caludius—. ¿Dónde tomaremos la portada?

—Aquí— volteó Blair.

—Entonces aquí— dijo Finnick.

—Mi casa es tu casa, sírvete.

—Ixión, Atenas, llévenlo a darse un baño y que se vista— ordenó Kiara—. No te quiero de exhibicionista.

—Hecho— le besó la mejilla con fuerza antes de subir seguida de dos asistentes.

—¿Y yo?

—A ti te he puesto la tina en el baño de abajo— dijo Claudius al tomarla del brazo y conducirla—. Tiene sales aromáticas, espero la disfrutes, y te vistes, no quiero que aprendas a tu amiguito.

—Y pensar que es tu maniquí— se burló antes de comenzar a desvestirse.

—La señorita Clayton ha pedido que le pongamos esta lencería y la bata— dijo Mantis.

—Bien, estoy a su entera disposición— Blair asintió con la cabeza tanto a ella como a Lele.

—Creo que puedes hacerlo sola— dijo Mantis.

—¿Llevan mucho trabajando para Claudius?

—No, nos han contratado para estas sesiones en específico— dijo Lele—. Planean sacar una colección juntos y que sean ustedes dos el rostro.

—Nos ha tomado por sorpresa, pero ambos estamos gustosos— dijo Blair.

—Déjame ayudarte— dijo Mantis al comenzar a secarla, una vez lista, fue Lele quien le puso la bata.

—Sonríe— exclamó Kiara al entrar y tomarle la foto.

—A veces me caen gordos tus métodos.

—Saliste hermosa, mi amor.

—Enhorabuena— dijo Lele antes de conducirla de vuelta a la sala.

—¿No quedamos que te ibas a vestir? — se burló Blair.

—Por lo menos ciérrate la bata— siguió con la broma—. ¿Cuántos vestuarios tienes?

—Ocho, ¿y tú?

—Uy, ahora el árbol es más importante que el basto mar.

—Dime.

—Seis, sin contar el de la portada.

—Claro, la portada no cuenta.

—Si ya dejaron de tontear, quiero hacer varias tomas aquí antes de ir a exterior— dijo Kiara.

—¿Por qué me ves así?

—¿Enserio no lo has notado?

—¿El qué, Finnick?

—No tienes idea de lo que causas.

—¿A qué viene todo esto?

—Vi tus Juegos con detenimiento, creí que solo era la química con Evan, pero es algo nato.

—Él era mi novio...

—¿Lo ves? Ni siquiera debiste decirlo a Panem para que los amáramos. Por eso te ofrecieron ser modelo.

—No te entiendo.

—Tienes la voz y los medios para ser escuchada, en el Capitolio te aman. No necesitas de la Gira de la Victoria para que se fijen en ti. Los Profesionales ya te envidian, te escuchan incluso en los Distritos más marginados.

—¿Me estás proponiendo lo que creo?

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora