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Volvieron al 7, ofrecieron toda una fiesta, un carnaval, fue una victoria casi consecutiva con la de Blair. Fueron las dos revistas más importantes a cubrir el evento, en esa edición no haría entrevista exclusiva por mostrar la carrera de Johanna, pues era obvio que haría dietas, rutinas de ejercicio y demás, incluso comentaron que podría abrir un club de ejercicios accesible a los habitantes del Distrito, pues ahí distribuirían comida y, cuando regularan su peso, los pondrían a practicar. Claramente fue una señal de alarma porque ¿para qué querían practicar?

La rutina poco a poco se fue dando. Al principio Johanna iba a desayunar a casa de Blair, se auto invitaba a cualquier hora; muchas veces iban al bosque a ver las estrellas y volvían a la casa durante la madrugada, otras se levantaban súper temprano para ver el amanecer. Cuando menos se dieron cuenta, ya usaba una de las habitaciones de la casa de Blair, usaba el closet del pasillo para guardar sus cosas, el closet de abajo para guardar los vestuarios de las entrevistas y Giras de Victoria.

Al cabo del año, ya dormían juntas. Se esperaban para irse a la cama juntas, cenaban en compañía de los padres de Blair, de Taxon y Ginebra. Kiara llamaba en varias ocasiones para saber cómo iban y si ya estaban listos para su visita. Blair iba todas las mañanas a talar y golpear árboles con Taxon mientras Johanna le hacía compañía a Ginebra mientras hacía bocetos de los sentimientos que manifestaba aquel día.

Era terapéutico para Johanna concentrarse en algo más que en la depresión y la pérdida que la inundaba y, preguntarle a diario su sentir, cómo describiría esos sentimientos. Blair contaba a Taxon que agradecía tener a Johanna en su vida, porque era la luz que necesitaba, pues se sentía en paz ahora que era su novia. No sabía si seguir con el trato con los hermanos Cashmere, los necesitaban, pero temía dañar a su novia.

—Si te causa conflicto, ahí está la respuesta.

—Sabemos que nos ven, no puedo sólo ir a su cámara sin levantar sospechas. Él también lo hace para que no ataquen a Patrick.

—Patrick se pasea por el Capitolio.

—Porque es hijo de élite, pero tú y yo sabemos que, en cuanto se sepa de su relación homosexual, no sólo van a acribillar a Gloss, lo que le harán a Patrick será poco.

—No le harán eso a Johanna.

—Aun puedo guardar algo de inocencia.

—Salió victoriosa de la Arena, ya no queda nada de eso.

—¿Me prometes que nada malo le va a pasar?

—¿No cejarás?

—Quiero vengar a mi hermana; nada será suficiente, sé que nada me devolverá a Elena y nada me dará paz, pero no quiero que quede impune.

Taxón abrazó a su amiga, volvieron a casa con sus respectivas parejas, listos para la siguiente Cosecha. Blair abrazaba a su novia. Se levantaron temprano, Blair se puso sus acostumbrados vestidos con colores del bosque, mientras la Reina Roja sólo vistió de negro con su corona ensangrentada, la cual ya olía a podrido, pero ella se negó a lavarla, porque eso imponía poder. Nada más llegar al Capitolio, los Patrocinadores ya buscaban a la Reina Roja para crear buenas apuestas, alianzas, y ella los declinaba directamente, pues eran Taxon, Ginebra y Kiara.

—¿Irás con los hermanos Cashmere?

—Sí, tenemos negocios juntos— le acarició la mejilla y ella suspiró.

—Aquí te espero.

—No te molestes, nada más vea resultados y los manejaré de lejos.

—No estoy de acuerdo en que sigas en contacto con ellos.

—Es probable que deba hacer otra sesión como la que viste.

—¿Le puedes decir a Finnick que venga?

—Claro— asintió con la cabeza, aunque su rostro mostraba un poco de duda.

No iban a tener contacto alguno con los tributos, ya que para eso iban Taxon y Ginebra, pero Johanna quería conocer al Capitolio desde la perspectiva de los Vencedores. Entró en el pent house del 12, Effie no estaba ahí, seguro ella supervisaba la transformación de los tributos, pero la castaña no buscaba a ninguno de ellos, pues sólo iba a ver si Haymitch estaba mediamente sobrio. En cuanto la vio salir del elevador con una canasta de botellas del buen licor que siempre le regalaba, se la quitó para dejarla en un lugar seguro, la tomó con ferocidad ahí sobre la mesa. Eso la sorprendió porque se veía un poco más recuperado que en el 12, pero esa vez fue más delicado.

—Vienes con alguna noticia.

—No, sólo vine por ti.

—No debiste venir.

—Quiero que cuides de Johanna mientras salgo del palco.

—¿Y me pagas con sexo?

—Y licor, a pesar de que Effie me odie más.

—No puede odiarte más que a nuestros tributos, comen con las manos y lamen el plato.

—No han tenido una comida decente en toda su vida.

—Explícale eso a alguien que creció en el Capitolio.

—Yo no sé si odiarla más— torció los ojos—. Nos vemos más tarde, procura ir sobrio.

—Me beberé esto cuando mueran mis tributos.

—Me invitas— lo besó y salió de ahí.

En el elevador, comenzó a acomodarse el vestido y a alisar su cabello. Llevaba los tacones en la mano para no hacer ruido, porque llegaron muy temprano y, en la junta, avisaron que pondrían a dormir a muchos para recuperar fuerzas. Lo que le comunicó Finnick en algún momento, es que los hombres de Snow tomaban fotos de los tributos para saber a quién harían ganar. Entró a su departamento, Ginebra dejó una nota que irían a supervisar a Pliny Arausio y Zoraya Zahir.

Iba a llamar a Johanna por si quería ordenar comida, pero escuchó ruidos en la alcoba. Se quitó las joyas, las dejó en la mesa y caminó al encuentro de Johanna. Abrió la puerta y vio a su novia retorciéndose, con la cara deshecha dadas las sensaciones que jamás había experimentado, con las piernas alrededor del pelirrojo y con las pupilas dilatadas por el placer. Blair giró un poco la cabeza, tratando de asimilar que Johanna estaba teniendo sexo con Finnick. Sonrió al saber que lo disfrutaba, mas le conflictuaba. Finnick fue el que reparó en ella y la castaña solo negó antes de salir.

El Rey del Mar, no la llamó y no le dijo a Johanna que fueron descubiertos, quizá en el fondo sabía que para eso lo buscaría, ya lo hablaría con alguno de los dos y con el que quisiera hacerlo. Blair se sorprendió a sí misma yendo al primer piso, no pedir permiso ni fijarse si ahí estaba Patrick o si Glimmer llevó alguna manceba. Gloss la vio y ella se colgó a su cuello y la mordió en el labio, ella gimió y él la cargó para que enredara las piernas alrededor de su cintura. La llevó a la cama y la dejó caer.

—Snow quiere que hagamos otra subasta de tu cuerpo.

—¿Iremos los mismos?

—Estará mi hermana, pero habrá más hombres y todos sobre ti.

—¿Snow hizo algún pedido?

—Taxon convenció a los Vigilantes que no usemos las pistolas.

—Bien— sopesaba sus posibilidades. No estaba en el catálogo, sino que el Presidente Snow la obligaría a participar de él, para torturarla, mientras no llevara a Johanna.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora