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—Mañana inician los entrenamientos.

—Coman bien, no tarden en dormir, nada de salir de sus habitaciones luego de que apague la luz.

—Si quieren entrenamientos personales, no duden en pedirlo.

—Cuidado con el potencial que muestran durante los entrenamientos allá.

—Kiara hará sesiones con cada uno para trabajar el perfil que darán.

—Blair, tenemos un problema.

—Finnick, ya iba para arriba— lo alcanzó a detener antes de que los tributos los voltearan a ver.

—Me acabo de enterar.

—Voy de salida...

—¿Por qué no me dijiste?

—¿De qué hablas?

—Snow va a ver.

—Haymitch no me dijo nada.

—Son mejores amigos, ¿cómo no te iba a decir?

—Porque ustedes tampoco me dijeron ciertas partes... deja de preocuparte, por favor, solo haces que mi tensión se agrave.

—Despídete de Johanna, te acompañaré hasta el recinto.

—No es necesario.

—No está a discusión.

—Cariño...

—Yo le pedí que te acompañara— le besó la comisura de los labios mientras la sostenía a ambos lados de la cara.

—Volveré, siempre vuelvo por ti.

—Te mataré si no lo haces.

—Yo también te amo.

Finnick la llevó de la mano hasta la Mansión de Snow, trataba de que su rostro no se rompiera, pues había ojos curiosos, había Agentes de la paz, incluso la servidumbre. Al llegar al pasillo que la llevaría a las celdas, Finnick se despidió de la Reina del Bosque. Se besaron y ella anduvo sola, sabiendo que el rubio ya estaba ahí, en efecto, lo encontró sirviendo bebida para ambos. La castaña se giró para que le desabrochara el vestido, aprovechó de ver su espalda descubierta para besarle el cuello, la espalda; ella se estremeció ante su tacto.

—Pareciera que te pusiste ese vestido para mí.

—No sabía si te gustaría.

—¿Sabes que vas a salir en camilla, verdad?

—Espero que lo hagas.

—Vas a estar bien.

Haymitch hizo algo que la sorprendió. Le acarició la mejilla antes de arrancarle el vestido de un tirón y lograr lastimarla, ella exclamó casi por inercia, quiso cubrirse al sentirse cohibida por todas esas miradas, él la jaló del brazo y la obligó a verlo. Ella se dejó caer de rodillas y le bajó el pantalón, él le dio una cachetada antes de obligarla a darle una felación. Blair comenzó a llorar cuando maniobró de forma más brusca de lo usual, él buscó su mirada y ella lo evadía, daba mayor sensación de abuso y evitaban confirmar que era actuado.

Claro que Snow se dio cuenta que Blair disfrutaba de ser penetrada así por el Vencedor de los 50 Juegos del Hambre, por lo que dio indicaciones a un par de Agentes de la Paz, quienes la golpearon con sus bastones. Los hematomas serían mucho mayores a los acostumbrados, incluso alguno sangraba. Balir Herlic gritó llamando a Haymitch con desesperación al ser jalada del cabello fuera de ahí, no quería cubrirse, sino zafarse del agarre. Su pareja en aquella ocasión sólo veía el pequeño camino de sangre que su amiga dejaba.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora