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—Esta esperanza también parece sueño— susurró sobre sus labios.

—Prometo no soltarte jamás.

—¿Hablas enserio?

—Sí, reina del bosque.

—Te amo, Evan Flint— suspiró, feliz por primera vez en mucho tiempo. Evan la abrazó con fuerza, deseando que ese momento fuera eterno—. Fue mucho soñar por un día— se secó las lágrimas silenciosas—. Quedan otras dos parejas...

—Y yo— murmuró Sandy a sus espaldas.

—Sandy, no, cariño, somos aliados— se apuró Blair.

—Me preocupé al no verlos, escuché los cañonazos y creí que algo les había pasado— sollozó Sandy.

—Somos aliados— reiteró Blair con firmeza tomándola con firmeza—. Nuestro hierro no será el que acabe con tu vida.

—¿Lo dices enserio?

—Yo jamás rompo una promesa— pero su voz se rompió, no imaginaba cómo lograrían eso.

Le estaba agarrando cariño a la muchacha y sería muy difícil cumplir esa promesa. Evan la abrazó con fuerza, entonces la joven se permitió llorar con amargura, Sandy también lloraba, pero de forma silenciosa, casi dándole espacio a la feliz pareja, como eran conocidos en los Distritos, sabían que habían comenzado con las entrevistas de los familiares de los tributos que aún estaban en la competencia. Volvieron a la cueva y disfrutaron del banquete, todo lo que les quedaba, porque planeaban de forma implícita terminar los Juegos cuando antes.

Antes de volver a salir de la cueva, un paracaídas cayó afuera, Evan lo abrió y lo extendió a sus acompañantes, era pan del 10. Sandy volvió a quebrar en llanto, no había nota, pero sabía cuánto significaba. Para ese punto de los Juegos, los obsequios eran extremadamente caros. El regalo lo firmaban los mentores de ambos Distritos, solo los alentaban a seguir adelante. Caminaron un momento, se encontraron con una muda de piel de serpiente, Evan la guardó, Blair sonrió ante aquel gesto porque sabía lo que significaba.

—¿Tenemos un plan?

—No.

—Yo digo que vayamos a la Cornucopia— dijo Sandy.

—Los Profesionales están ahí— atinó la feliz pareja.

—Siempre se apoderan de la Cornucopia— se burló Blair—. Ya hasta aburre el cliché.

—¿Y si nos topamos a los del 9? — se preocupó Sandy.

—Abrimos fuego— se volvió a burlar.

—Hablo enserio— se quejó Sandy—. Ustedes tienen las hachas, los del 1 tienen espadas y yo no sirvo mucho con un cuchillo, una piedra y una espita.

—Te sorprenderías— dijo Evan—, aunque, si lo prefieres, te puedo conseguir un tridente.

—¿Quieres probarlo? — murmuraron a sus espaldas.

Rápidamente se giraron y fue Evan quien lanzó el cuchillo a la carótida del chico, la chica se lanzó sobre Blair, quien la frenó de un puñetazo a la mandíbula, la cual tronó. Antes de que Evan pudiera ayudarla, los del 1 los emboscaron. Sandy y Evan se vieron envueltos en el conflicto. Blair quiso girarse a ayudar a Sandy, fue jalada del cabello y cayó de espaldas con fuerza, se puso a horcajadas sobre su estómago para tratar de inmovilizarla, comenzó a ahorcarla y la castaña la aturdió de otro puñetazo, en eso Evan la apuñaló por la espalda.

Blair se la quitó de encima, la dejó en su agonía y se fue sobre la chica que acribillaba a golpes a su amiga. Ya había quitado de en medio al 9, entre las dos golpeaban a la chica del 1, Blair intentaba alejarse solo un poco para alcanzar a tomar su hacha, pero la chica no la dejaba, se notaba que en su Distrito estaban mejor capacitados para esta clase de hazañas. Odiaba que en las peleas de mujeres siempre se viera involucrado el cabello. Cuando por fin logró derribarla, cayendo con ella al suelo, sus ojos vieron cómo el hacha de su compañero impactó de lleno en el estómago de Sandy.

—¡No! No, no, no, no— sollozó al tomarla de la cabeza, poco le importaba mancharse de su sangre—. Sandy, mi amor, quédate conmigo...

La del 1 seguía dando batalla, le pateó la espina dorsal y sufrió un espasmo a raíz de eso. Dejó a su amiga un momento y le quitó el cuchillo de la cintura. Se giró y le hizo un corte en la mejilla con lo que retrocedió. Entonces se levantó y la pateó en el pecho sacándole el aire en el proceso. Le dio otro puñetazo al rostro, por fin cayó al suelo, comenzó a patearle las costillas hasta escuchar que se rompieron, entonces comenzó dar puñaladas en el cuello para no oír los zumbidos a causa del dolor. Nada importaba más que vengar la muerte de su amiga, si hubiese aguantado un poco más, Sandy le estaría ayudando a derribar al del 1.

No escuchó los cañonazos, en su mente solo estaba el rostro de su amiga, Evan la tomó por la espalda y alejó del cadáver, no le presentó problema que pataleara y gritoneara. Cuando se sentaron lejos, Blair siguió llorando en los brazos de su pareja, Evan solo le masajeaba la espalda, no sabía qué decir, ya que el panorama no pintaba bien, aun seguían dentro de los Juegos. Se levantó secándose lágrimas y mocos con el dorso de su mano. Se acercó al cuerpo y quitó el hacha con facilidad. Vació el ungüento, sabía que no serviría de nada, pero cubriría la herida en gran medida, así su familia podría disponer del cuerpo.

—Blair...

—¡Todo esto es tu culpa!

—¡Perdón por fallar en su protección!

—¡Le hicimos una promesa!

—¡Tú lo hiciste!

—Creí que éramos un equipo— susurró.

—Vienen los aerodeslizadores— le dijo al jalar con fuerza para quitarla de ahí.

—Saludos, finalistas de los Sexagesimo Novenos Juegos del Hambre. La última modificación de las normas se ha revocado. Después de examinar con más detenimiento el reglamento, se ha llegado a la conclusión de que sólo puede permitirse un ganador. Buena suerte y que la suerte esté siempre de su lado.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora