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—La entrevista fue un éxito— sonrió Ginebra cuando salieron del departamento—

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—La entrevista fue un éxito— sonrió Ginebra cuando salieron del departamento—. Sugiero que vayan a dormir cuanto antes.

—¿Un último consejo? — inquirió él luego de terminar su cena.

—Sobrevivan— dijo Blair un poco desinteresada—. Hagan que los Juegos duren lo suficiente para atraer a los patrocinadores, les llegarán los paracaídas necesarios, no desperdiciaré dinero valioso en mandarles comida si alrededor hay algo para que cacen.

—¿Siempre eres así?

—¿Tienes alguna estrategia? — le tendió su copa de vino.

—Ya lo conversé con Taxon.

—Felicidades— le sonrió a la castaña.

—¿Tan poco te importan tus tributos?

—Fueron escogidos para morir, de una urna, debieron entrenar una semana todo lo que no hicieron en su corta vida, deben ganar algo que es casi imposible. No depende de mí que sobrevivas.

—Por supuesto que sí.

—¿Quién va a entrar a la arena, tú o yo?

—Eres nuestra mentora, algo debes hacer.

—Sí, conseguir a los patrocinadores, ustedes deben hacer el resto.

—No basta, apenas y pasaste tiempo con nosotros.

—Ya lo hablaste con Taxon, Ginebra y Kiara se encargan de la imagen, yo con los patrocinadores y el dinero; dijiste que tenías una estrategia, ponla en práctica— Blair se levantó—. Ahora vayan todos a la cama.

—Sí, mamá— se burló Kiara para tratar de templar los ánimos.

—No debiste hablarle así.

—Taxon...

—Sé que estás molesta, frustrada, pero ellos no tienen la culpa.

—Lo sé, lo lamento.

***

—Iremos nosotros, tú quédate aquí— dijo Finnick.

—¿Qué tan factible es que no le hagan nada a la avox?

—No hay certeza de nada.

—Vayan con cuidado— forzó una sonrisa.

—Haymitch y Chaff vienen para acá.

—No necesito compañía.

—Taxon irá con los patrocinadores, solo observa la pantalla.

—Me tratas como una niña.

—Eres la Reina del Bosque, ahora obedece y quédate aquí— le besó la frente y todos fueron a sus posiciones.

—Me aseguraré que Taxon no regrese pronto— dijo Mags yéndose por la otra puerta.

—Y nos quedamos solos, bombón.

—¿Trajiste el mejor vodka de todo Panem?

—No puede haber fiesta si uno de estos— abrió la botella y se la empinó, al despegar sus labios de la boquilla, se derramó un poco encima, se limpió la boca con el dorso de la sudadera antes de tenderlo a la castaña.

—¿Me lo acabo?

—Esas son las grandes ligas, chiquilla.

—¿Cuánto le tengo que bajar a la botella si mi chica sobrevive al baño de sangre?

—Un cuarto, seguro te desmayas.

—Trato— le extendió la mano.

—Trato— la estrechó.

Cesar inundó el lugar con su molesta voz, era la tercera vez que lo escuchaba y sabía que tendría que hacerlo hasta que se retirara o se muriera. Haymitch y Chaff se reían de la rabieta que hacía la castaña. Vieron a los tributos subir, empezar la cuenta regresiva y el gong que daban inicio a los Juegos del Hambre. Claro que los profesionales corrieron por armas, los del 12, los del 9 y uno del 5 cayeron casi al instante. Joanna corrió en dirección contraria al baño de sangre, uno del 2 le lanzó el hacha y ella alcanzó a agacharse lo suficiente para solo sufrir un pequeño corte en el hombro, Blair creyó que, si no se atendía pronto, necesitaría sutura y no sobreviviría lo suficiente. La tributo siguió su carrera, apenas se agachó para tomar el arma y no mirar atrás.

—¡Sobrevivió!

—Solo se fue.

—¡Sobrevivió!

—Tú no, pero anda, mocosa— destapó la botella, Blair vio a ambos hombres antes de comenzar a beber a prisa.

—Ya, ya, ya, ya, solo lo acordado— Chaff se la quitó.

—Está muy fuerte— sentía su garganta arder y su cabeza dolía como nunca antes, hizo una mueca de dolor y asco, Haymitch sacó dinero y se lo tendió a su amigo—. ¿O sea que apostaron?

—¿Te sorprende?

—La verdad no— se carcajeó, se levantó del malvavisco para dirigirse a la barra y se dio de bruces, lo cual provocó más carcajadas entre los tres—. ¿Quién me empujó?

—Te caíste sola.

—Me empujaron.

—Tú te caíste.

—Yo los vi.

—Estabas de espaldas.

—¿Qué haces en el piso?

—¡Taxon, me aventaron!

—Se bebió el vodka sola.

—Ven, voy a bañarte.

—No quiero.

—No te pregunté.

—No me obligarás.

—¿Quieres probarme?

La castaña se arrastró hasta el malvavisco y se aferró a él mientras su mentor la tomaba de los tobillos para llevársela a los baños. Blair gritaba que no la doblegaría mientras Chaff y Haymitch se deshacían en carcajadas, se les acababa el aire, se les salían las lágrimas y les dolía el estómago. Taxón arrastraba a su amiga, quien arrastraba el malvavisco. Los otros dos mentores deseaban tener una cámara a la mano para guardar eso para la posteridad, claro que todos se reirían de eso incluso en años venideros. Incluso en la sala de baños se escuchaba a la joven renegando mientras seguía las órdenes de su amigo.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora