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Blair aún se preguntaba qué había pasado, en qué momento llegaron hasta ese punto, ese no era como otros Distritos, había de dónde escoger. Sabían que se ofrecerían voluntarios cuando escogieran a alguno de los Vencedores de mayor edad, pues no tenían ninguna posibilidad durante los Juegos. Sin embargo, nada los preparaba para eso, no podían permitir que los esposos fueran juntos, así que Johanna se adelantó para ofrecerse voluntaria y ni Ginebra ni Blair pudieron hacer nada para detenerla. Blair lloraba en silencio, Ginebra lloraba por su esposo. Por desgracia, no había familiares que fueran a despedirse de ellos.

Los Agentes de la Paz intentaron apurarlos al tren y los Vencedores los retaron a atacarlos. Los padres de Blair dieron una despedida personal para cada nuevo tributo, unos pastelillos para el viaje y un cálido abrazo. Taxón lloró al sentir ese amor de madre, anhelando el de la propia, deseando verla una última vez. Johanna recibió todos los elogios posibles, desde hacía años que la trataban como una hija más, no necesariamente por la relación que tuvieran ella y Blair. Taxón y Ginebra se tomaron de la mano y subieron al tren luego de Blair y Johanna, sonrieron a las cámaras y las puertas se cerraron tras ellos.

No se acercaron, cada uno fue a una habitación distinta y lloró todos los demonios que llevaba dentro. Blair recordaba las últimas palabras de sus padres biológicos; recordaba que sus padres, o los de Evan, más bien, le dijeron cuánto la querían y la castaña prometió volver a ellos, igual que la última vez. El pueblo, el Distrito 7, alzó la mano en señal, como había hecho el 12, el 11... le habían dado un saludo especial al 4, al 1... ¿había motivos para traicionarse?

—El Capitolio no ha reparado en gastos.

—Este es un año especial.

—Un nuevo centro de entrenamiento, apartamentos para los Tributos... y, por supuesto, una arena muy especial.

—Un paso a la vez, ¿ya tenemos indicios?

—Aún nada.

—¿La Reina del Bosque me permitiría...?

—Estás aquí— lloró mientras le acariciaba el rostro.

—Te estás equivocando.

—Gloss— apretó los ojos para tratar de contener las lágrimas que bajaban silenciosamente por sus mejillas.

—Esta es la famosa Reina del Bosque— un atractivo hombre rubio, tan alto como Gloss, de mandíbula cuadrada y ojos claros tomó la mano libre de la castaña para hacerla girar sobre sus talones.

—La flor que florece en la nieve— sonrió con picardía.

—¿Son suficientes cámaras?

—No lo creo.

—No puedo besarte, se supone que estás con él.

—Patrick, yo podría dejarlo por ti— le besó los nudillos antes de soltar tu mano.

—Entonces aquí estamos— comenzaron a caminar hacia el Edificio—. Todos nos conocemos entre nosotros y debemos formar alianzas.

—Sólo es por un tiempo.

—¿Te das cuenta que sólo saldrá uno?

—Yo apostaré por ti— Gloss le acomodó el cabello detrás de la oreja y ella le demostró ternura.

—Lo del año pasado fue un juego de niños.

—Ahora no sabemos nada.

—No se trata de confiar, se trata de sobrevivir— Blair y Gloss se tomaron de la mano y Patrick los seguía de cerca. Las cámaras y revistas harían su trabajo: ahora estaría con el otro cuando le mataran a su novio.

Del Distrito 1, los hermanos Gloss y Glimmer Cashmere, disfrutaban de ser los voluntarios más famosos de dicho Distrito. Kiara y Mags tomaban nota, el equipo ya estaba listo, todos frente a las pantallas viendo la repetición de las Cosechas. Ginebra y Taxon ofrecieron bebidas a todos, Glimmer sonreía orgullosa de la presentación, Gloss jugaba con la mano de Blair y Patrick mostraba su nerviosismo. Johanna del otro lado de su novia, acariciando su pierna. Brutus y Enobaria, igual de letales y todo mundo se removió en su lugar.

—Bueno, se limó los dientes para no ser atractiva para Snow, es medianamente inteligente— Ginebra se encogió de hombros.

—¿Creen que Wires y Beetee sean considerados para la alianza?

—No hemos hablado con Haymitch.

—Podemos eliminar al Distrito 6, sin culpa, sin dolo... que no sufran.

—Miren esos preciosos— sonrió Johanna—, ese chico de ahí...

—¿Qué tiene? — se emocionó Finnick al entrar.

—Yo lo compro.

—Annie, querida, ven— Blair se levantó para ir a recibirla.

—Dicen que eres un engreído.

—Pero es el consentido del Capitolio: encantador, inteligente, muy hábil en combate— Annie aplaudió que le dijeran todas sus cualidades.

—No debiste ofrecerte...

—No iba a permitir que fuera ella— Mags apretaba las manos de Annie.

—¿Y a quién le voy a dar baños?

—Los puedes hacer dentro de la Arena— Taxon y Mags reían.

—Prometo matarte sin dolor— y Mags lo besó.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora