Los Distritos 10, 9 y 8 fue lo mismo. La misma rutina. Johanna se negaba a dirigirle la palabra a su Mentora, no importaba lo que dijeran Kiara, Taxon o Ginebra. Pronto llegaron al 6 y 5, mediamente cedió al ver que Blair no daría su brazo a torcer. Kiara le dijo que podría pesar meses sin hablar con ella, ser ignorada no le afectaba. La estilista le habló de cómo ese era su mejor mecanismo de defensa. Johanna intentó acercarse y fue Blair la que se alejó, ahora la castigaba.
—Reina del Bosque.
—Rey del Mar— se colgó de su cuello y escondió su rostro.
—¿Te quedas conmigo?
—¿Dónde más?
—¿Has hablado con ella?
—Está molesta conmigo.
—Busca un vestido de espalda descubierta, lleva esos moretones con orgullo y ciérrale la boca a Snow.
—Me preocupa más Johanna que él.
—Tú no te suicidaste, ¿por qué ella sí?
—Quizá reflejo mis inseguridades en ella.
—O te importa demasiado— se sostuvieron la mirada—. Por eso la escogió, por eso le causó más daño que a Helena, porque sabe, al igual que todos, lo que tú te has negado a admitir.
—Finnick.
—Negarlo no hará que desaparezca.
—Aceptarlo la pondría en riesgo.
—¿Y no puede con eso? Blair, sobrevivió a la Arena, a su primera prueba, y está fuera del Catálogo, no por eso queda desamparada.
—No quiero hacerle daño.
—Demuéstraselo.
Los ojos de la castaña se cristalizaron y el pelirrojo le besó la frente y asintió con la cabeza. Finnick tenía razón, era tan amada en los Distritos, casi tanto como él, si iba a hacer una declaración de guerra, debía hacerlo por todo lo alto. Buscó entre sus valijas un buen vestido que no opacara a Johanna, porque seguía siendo su momento. Declinó la ayuda de Kiara, debía hacerlo por sí misma y dejar que la estilista se concentrara en entero a Johanna. Unos huaraches de plataforma, vestido azul y verde cual acuarelas, cabello suelto y bien acomodado, con maquillaje discreto. Se vio en el espejo y sonrió satisfecha.
—Hola.
—¿Qué haces aquí? — Blair se negaba a verla a los ojos—. Si vienes a disculparte, no estás empezando bien— la castaña titubeó un momento—. Es mejor que te vayas, Kiara...
No pudo continuar, Blair empujó la puerta, la tomó de ambas mejillas y selló sus labios con los de ella. La castaña se negaba a soltarla, Johanna dejó de forcejear, se dejó llevar por las sensaciones, las cosquillas en el estómago, lágrimas bajaban por sus mejillas. Blair las limpió con sus pulgares y la apretó contra sí por la cintura, así que la novata envolvió su cuello y profundizó ese beso. Blair cerró la mano alrededor de la tela del vestido, en verdad era mucho lo que esa joven le provocaba.
—Gracias— murmuró sobre sus labios, le dio un pequeño beso antes de apreciar su rostro.
—¿Era tan difícil? — ambas rieron.
—¿Es eso un sí?
—No me lo has pedido aún.
—Entonces serás mi novia, no fue pregunta.
—Puedo vivir con eso— la volvió a besar y, esta vez, mordió su labio, a lo que Blair la retiró.
—No juegues así conmigo, tenemos una cena a la cual asistir.
—Trato— le besó la comisura de los labios.
Blair le escogió el vestido, las joyas, los zapatos y llamó a Kiara para supervisar la obra de arte en que debía convertirla. Johanna rio al ver que el vestido color mar reflejaba la alianza forjada por la castaña, le gustaba cómo se veía. Blair la tomó de la mano y la hizo girar sobre su propio eje. Kiara sonrió al ver que por fin lo habían admitido. Les dio un momento a solas, en lo que Johanna volvía a tomar asiento y Blair le daba consejos de que todo estaría bien. Tratarían de mantenerlo en privado todo lo posible, porque ponía a la nueva vencedora en el ojo público, bajo el escudriño de Snow, porque todo se sabía en el Capitolio. Nada aseguraba que podría protegerla, pero haría todo lo posible.
¡El beso más esperado por toda Latinoamérica unida!
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Los 69 juegos del hambre
FanfictionBlair acababa de cumplir sus 18 años, significaba que sería el último año en que su nombre estaría en la urna de cristal, ya no podría contar con el "beneficio" de que su nombre se repitiera algunas veces más. ¿Qué podría salir mal? Ahora debe empre...