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Así es como hemos podido sanar. Primero era un recordatorio de la rebelión, era un precio que cada Distrito debía pagar, pero creo que ya ha evolucionado. Creo que es un punto que nos une a todos.

Este es tu tercer año como organizador, ¿qué define tu sello personal?

A pesar de sentirse cohibida entre los mentores y tributos, la pelinegra se sintió indignada con el trato que le dio Blair. La castaña permanecía de rostro duro, ya era regla entre los Vencedores del 7 que no mostraran sus verdaderas emociones en el lugar, rodeados de ojos curiosos, de cámaras, de mucha gente no grata, como los del 2, eso no había cambiado nunca. Blair vio por encima del hombro a Enobaria y esta hizo lo propio, ambas se respetaban, se odiaban porque así lo dictaba el Capitolio, pero en el fondo, la Vencedora del 2 encontró la forma de disculparse con la Vencedora del 7.

—Te la vas a comer viva y la necesito para Los Juegos.

—Ojalá que de buena pelea o su numerito en La Cosecha habrá sido en vano.

—Créeme, esta es la buena.

—Necesito mejores contendientes en el Salón de la Fama.

—Vamos, chicos, eso no existe— llamó Ginebra, pero Haymitch y Blair seguían en su mundo.

—¿Nos vamos? Tu novio te está buscando— Taxon se burló y la castaña le dio un puñetazo a modo de broma. Caminó un par de pasos, Gloss ya le extendía la mano.

—Si es tan buena como parece, es el empujón que esperábamos.

—Puedes hacerlo tú también.

—Ya di el pulso al sistema, ya puse a los Distritos de mi parte, sólo necesitamos chispa.

—Si es la chispa que buscabas, traerá más problema de los que necesitas— dijo Glimmer.

—¿Haremos una fiesta? — sonrió Johanna.

—Deberíamos— Glimmer le retiró el cabello del hombro y le dio un beso.

—¡Oye! Las manos donde pueda verlas— exclamaron Taxon y Blair a la par.

—No le digas a Snow tu punto débil— Glimmer le sostuvo el mentón y Blair acortó la distancia entre ambas, antes de las Vencedoras reír—. Aquí no, cariño, espera a que estemos a solas— la nalgueó cuando volvió a pararse junto al hermano de su interlocutora—. ¿Apostamos?

—La Reina Roja no es parte de la apuesta— dijo Finnick al llegar junto a Annie y Mags.

—En este balcón no hay bebidas a la altura...

—Mags, apenas empieza la noche— fingió regañarla Taxon.

—Oh, vamos, niño, ni tus padres estaban planeados cuando yo bebía lo mejor de lo mejor— le palmeó el rostro.

—¿Alguien dijo "bebidas"? — Haymitch llegó con una bandeja con champaña para todos, sabían que él preferiría algo más fuerte, pero el bar abriría hasta empezados los Juegos, en una semana.

—¿No pudiste traerte la botella? — sonrió Blair.

—Luego te la acabas— se burló Chaff.

—Los odio— espetó luego de darle un sorbo a su copa.

—Oye, encanto, la señora Murdoch quiere...

—¿Cuántos?

—Tú y yo.

—¿Desde cuándo estás en el catálogo?

—Desde que pides que compren a todos los avox con los que te encuentras— la tomó de la muñeca.

—Me lastimas.

—¿Enserio? Creí que estabas acostumbrada luego de varias sesiones.

—Mi muñeca y tus dedos están blancos.

—No me digas lo obvio.

—Si me sueltas, te conseguiré la botella más fuerte del bar— fue casi instantáneo.

—Ser mentor es agotador.

—¿Hay algo que no te resulte agotador?

—No uses ese tono conmigo, no eres tan seductora como piensas— a lo que todos rieron, incluidos ellos, a carcajadas.

¿Ahora que viste los nuevos tributos, qué piensas? ¿Hay alguna sorpresa este año?

Es difícil saberlo sólo por la cosecha... pero es una mezcla interesante. Cuando hay un voluntario de un distrito exterior... es algo que no puedo ignorar.

—Aún los deben estar preparando.

—Ya casi salen— dijo Kiara, luego volteó con su esposo—. Caballero, lo sigo.

—Vaya, no se pierda, no quiero que se mezcle con esta gentuza.

—Esos dos no dejan de ser melosos— habló Johanna casi con asco.

—Oh, como si ustedes no lo fueran— dijo Finnick tomando la mano de su amiga.

Ya era de noche, las trompetas sonaban, se afinaban los últimos detalles. Los patrocinadores ya estaban ansiosos de ver a los nuevos Tributos. Nada extravagante, todos demostraban de mejor modo los oficios de cada Distrito. Se veía tan monótono como cada año, hasta que Caesar hizo llamar la atención de todos con la visión que tenía del fondo, del último carruaje. Fue unánime la exclamación de todos los ahí congregados. Los tributos iban en llamas. Encantaron a todos, obviamente habría demasiada atención, quizá más de la necesaria.

—Bienvenidos, bienvenidos. Tributos, sean bienvenidos. Celebramos su coraje, su sacrificio, y les deseamos Felices Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de su lado.

—¿Ese fue el gran discurso? — se quejó Johanna.

—Opacaron y ganaron la primera contienda— dijo Gloss aplaudiendo.

—Sin resentimientos, ¿no? — se burló Ginebra. Todos bajaron a ver sus respectivos tributos.

En dos semanas, 23 de ustedes habrán muerto, sólo uno sobrevivirá. ¿Quién será? Depende de la atención que pongan los próximos 4 días. En especial en lo que les voy a decir: no peleen con otros tributos, tendrán tiempo para eso en la arena. Hay 4 ejercicios obligatorios, el resto será entrenamiento individual. Mi consejo es no ignorar la habilidad de supervivencia, todos quieren empuñar una espada, pero la mayoría morirá de causas naturales. Diez por ciento por infecciones, veinte por ciento por deshidratación; la exposición mata tan fácil como un cuchillo.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora