58

29 4 0
                                    

La lluvia cesó de pronto, parecía que nunca hubiera llovido. El mutismo daba miedo a cualquiera que lo escuchara, porque un cuchillo podría hacer sangrar la tensión en los tributos, en los vigilantes, en los patrocinadores, mentores y el resto de Panem que observaba. Katniss vigilaba la Cornucopia. Los paquetes llevaban los números de los distritos. Ahora no podrían recibir regalos de los patrocinadores, hasta nuevo aviso. Pero Blair y compañía sabían que no llegarían más lejos los juegos. Katniss iba a llegar cuando vio a la pelirroja del 5 tomar la bolsa y correr lejos antes de que empezara la carnicería con los demás tributos.

Volvió a entornar la vista a la mesa y corrió viendo a ambos lados para asegurar cualquier flanco. Tomó la bolsa y, al llegar al otro lado, Clove la derribó con un cuchillo a la cabeza, el impacto fue menor. Katniss sacó una flecha y Clove la esquivó, disparó la segunda y tampoco llenó. Clove la derribó y forcejearon en el suelo. Sacó un enorme cuchilo con el que intentó rebabnarle el cuello a la del Distrito 12. Puso la hoja en el cuello y su pie en la muñeca.

—¿Dónde está el enamorado? Entiendo, ibas a salvarlo, ¿no? Ay... que tierna. Lástima que no salvaste a tu amiguita. Esa niñita, ¿cómo se llamaba? ¿Rue? Sí, la matamos. Y ahora te mataremos.

—Se nota que la entrenó Enobaria— Chaff dijo con asco.

—En el 2 les gusta jugar con su comida— dijo Johanna—. Qué inepta.

Y la última vencedora del 7 tuvo razón, un enorme hombre musculoso la levantó con una sola mano—. ¿La asesinaron?

—No.

—¡Te escuché!

—¡Cato! ¡Cato!

—Dijiste su nombre, ¡dijiste su nombre! — la azotó reiteradas veces contra la Cornucopia.

—Apostaré por él— dijo Blair asustada de verlo destrozar a la niña, entrenada o no, se veía diminuta a lado de él.

—Sólo esta vez, 12, por Rue— corrió en dirección opuesta a Katniss.

—Haymitch— llamó al mentor.

—¿Ves? Por eso somos amigos— sonrió Chaff palmeando la espalda de su amigo.

—¿Es verdad? — se anunció Finnick luego de una hora.

—¿De qué hablas?

—¿Destrozó a la del 2?

—Sabes lo que significa.

—Si gana Tresh, lo van a castigar por ayudar a Katniss, al Capitolio no le gustó que le mandaran el pan a Katniss.

—Pero ya lo habían pagado, hicieron una colecta.

—¿Qué decías antes de dar tus entrevistas?

—Yo voy a derrotar a Snow.

—Bien, pues es la hora de hacerlo.

Katniss y Peta se sorprendieron del enorme avance que significaron sus heridas casi invisibles ahora. Mientras bajaban por el río, se ponían al tanto de los demás sobrevivientes: Cato no iría a terreno no explorado, Tresh era una amenaza y la chica del 5 podría estar en cualquier lado. Se separaron para cazar y recolectar cuando se escuchó el cañonazo, Katniss corrió desesperada llamando a gritos a Peeta. Se encontraron y ella lloraba del alivio y susto mezclados. Johanna y Blair se agarraron de la mano, sería algo que ellas dos harían si fueran juntas a los juegos.

Encontraron a la chica, tomó de las bayas envenenadas. Peeta no se dio cuenta que lo seguía, era de esperarse, la chica era escurridiza. Fueron a darle el pésame a los mentores del 5, casi nunca llevaban tan lejos. Katniss le quitó las bayas de la mano para usarlas como cebo para Cato. Ginebra hablaba con su esposo, no le daba buena espina, era lo primero que les enseñaban en el entrenamiento. Taxón la frenó, le dijo que no siguiera por ahí porque iban a llegar los meseros con más bebidas y alimentos.

Los 69 juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora