"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades."
Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...
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—¿Vamos de fiesta? —Adele pregunta mientras recojo los platos de la mesa, nuestros padres habían ido a atender algunas llamadas.
—Creí que solo querías descansar —miro a mi hermana.
—Hace mucho tiempo que no salimos de fiesta juntas —responde—, las fiestas en Los Ángeles no son lo mismo sin mi hermana ebria y loca —río un poco junto a ella—. Anda —insiste de nuevo—, prometo que será una noche tranquila.
Elevo una ceja.
—Tú eres la perfecta definición de desastre —ríe.
—Mañana regresarás a tu aburrida rutina de ser agente en la OMPC —bebe del vino en su copa—, entrenamiento, misiones aburridas, pasar el día en la central —continúa—, y yo en unos días regresaré a los desfiles, solo quiero que seamos Dakota y Adele, las hermanas Kingston O'Brien.
Dejo los platos que tengo en mis manos en el fregadero y la miro mientras me mira también, hace un puchero.
—Mañana tengo que estar en la central —rueda los ojos.
—¿Lo ves? —pregunta—, tu vida gira en torno a la OMPC, Dakota, solo esta noche, extrañaba Miami y te extrañaba a ti.
—¿Qué clase de Kingston sería si no salgo con mi hermana a divertirme? —suelto después de unos minutos y solo celebra mientras termina su vino de un trago.
—Las chicas estarán también —avisa mientras toma mi mano y nos encamina hasta el segundo piso de la mansión, nos adentra a mi habitación y solo comienza a desordenar mi closet mientras veo como saca un vestido tras otro vestido.
—Nada aquí me gusta —habla después de unos minutos y ya cuando mi closet ha quedado hecho un desastre—, ¡cierto! —grita—, traje un regalo para ti, espera.
Sale de la habitación y solo escucho sus tenis mientras corre por el pasillo para después de unos minutos regresar de la misma manera, entra de nuevo a la habitación y lanza un vestido a la cama.
—Un regalo para mi hermana de parte de Dolce & Gabbana —miro la prenda que descansa sobre la cama para después mirarla a ella—, lo sé, de nada —ríe—. Ya, no me veas así, me lo obsequiaron en el último desfile pero creo que te quedará mejor a ti.
Guiña un ojo y sale de la habitación.
—Apresúrate —grita desde afuera—, nos vamos en una hora.
Me pongo de pie y camino, tomo el vestido y lo veo mientras lo sostengo en el aire, es de lentejuelas, corto y de tirantes, la espalda está descubierta mientras que la parte del busto es en corte V dejando la abertura hasta la mitad del abdomen, la falda es acampanada.
Entro a la ducha y me doy un baño rápido, una vez que humecto mi cuerpo solo salgo en lencería a mi habitación para comenzar a secar mi cabello con ayuda de la secadora de pelo, hago algunas pequeñas ondas con esta y una vez que mi cabello está arreglado solo comienzo a maquillarme, opto por algo sencillo, sombras, delineado, maquillaje, rímel y un labial en tono rojo que hace que mi boca resalte con intensidad.