Capítulo 31

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Volker

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Volker.

Abro mis ojos en el momento que mi celular comienza a sonar con insistencia, mis ojos van hasta el reloj digital en la mesa de noche. Son las nueve de la mañana.

Mis ojos van hasta el lado vacío de la cama, trago saliva con dificultad mientras mis ojos miran que ese sitio está desierto ahora a pesar de que cuando me metí en la cama estaba una castaña allí.

Miro a mi alrededor pero no hay señal alguna de ella. No está su ropa, no están sus zapatos, no hay nada de ella.

Salgo de la cama y tomo mi celular mientras respondo la llamada de uno de mis socios, tomo mi pantalón de pijama y me lo coloco mientras voy hasta el cuarto de baño en donde comienzo a nivelar el agua para darme una ducha.

—Volker —escucho una voz desde la habitación, salgo del baño y miro a Ada—, cariño, el desayuno está listo.

Deja una bandeja con comida en la mesa de centro mientras comienza a arreglar la cama que está hecha un desastre.

Camino hasta el vestidor y comienzo a preparar mi ropa.

—No desayunaré aquí —hablo sin más—, prepara el desayuno para la terraza —miro a la mujer que me ha criado desde que era un niño—, desayunaré en la terraza y dile a Foster que la quiero ahí también.

—Bien, le avisaré a Ariana que la esperas en la terraza —responde, veo como sonríe mientras saco mi ropa de hoy—, ¿quieres desayunar con ella?

Noto la emoción en la voz de Ada mientras habla y pregunta.

—No —respondo sin mirarla—, solo quiero follármela sobre la mesa mientras sirves el desayuno.

—¡Volker! —regaña, la ignoro y continúo mi camino de regreso al cuarto de baño en donde me deshago de mi ropa y me meto bajo el chorro de agua.

Lavo mi cuerpo y mi cabello y una vez que he terminado envuelvo una toalla en mi cintura. Salgo a la habitación, todo aquí ya está en orden y limpio, camino hasta la cama que ya está completamente hecha y comienzo a colocarme mi ropa después de unos minutos.

Una vez que termino de vestirme salgo a la sala de estar de la pent-house.

—Señor, buenos días —miro a uno de los incompetentes que están bajo el cargo de Ariana.

—¿Qué quieres? —pregunto sin más mientras me coloco mis lentes negros.

—Solo venía a confirmarle que todo lo que pidió ayer por la tarde ya está listo —escucho—, el yate que pidió que se preparará para navegar esta tarde ya está en el muelle, de igual manera que se hizo la reservación en el restaurante Hunt para la cena que ordenó, señor —me coloco mi reloj en mi muñeca.

—Después de la cena en el restaurante dile a todos que iré al Central Park —camino hasta el elevador—, una sola falla y considérense hombres muertos.

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